Para la Premio Nóbel de Paz, Rigoberta Menchú Tum, sostuvo que el acceso a las nuevas tecnologías es cada vez más injusto, aspecto que afecta a las minorías étnicas: “Es un fenómeno universal que afecta de una manera especial a los pueblos indígenas. Esta realidad muestra la brecha entre la población excluida, sin acceso a la inversión, a la tecnología y al conocimiento”

Se adelantó en la ciudad canadiense de Ottawa el 2º Foro Nacional Anual que Conecta a los Canadienses Indígenas, evento organizado por el Equipo del Foro Nacional, el Programa de Cooperación entre Pueblos Indígenas de la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional y el Instituto para la Conectividad en las Américas (ICA).

En el marco del 2º Foro, que contó con la participación de Instituciones internacionales y de comunidades indígenas tanto del contienente americano como del mundo entero, tuvo como propósito, por un lado, conocer más de acerca las experiencias de las comunidades indígenas canadienses, por otro lado, ratificar el “Plan de Acción para la Conectividad y el Trabajo en Redes con Indígenas”.

Otro importante tema de discusión en el Foro fue la identificación y difusión de las mejores prácticas en el empleo de las TICs (nuevas tecnologías de la información y la comunicación) para fomentar el desarrollo de los pueblos indígenas en las Américas.

Para la Premio Nóbel de Paz, Rigoberta Menchú Tum, una de las más importantes participantes del evento, una de las grandes problemáticas que hoy enfrentan los pueblos indígenas radica en el limitado acceso que tienen las comunidades a las nuevas tecnologías “un fenómeno universal que muestra la brecha entre la población excluida, sin acceso a la inversión, a la tecnología y al conocimiento, en contradicción con quienes disponen de éstos recursos esenciales para una vida digna”

Por la importancia de este tema para los pueblos indígenas de Colombia, Actualidad Étnica presenta el texto leído por Rigoberta Menchú en el Seminario Internacional sobre Pueblos Indígenas y Conectividad.

La “brecha digital” y las nuevas oportunidades

El proceso de globalización, la concentración del capital, la disminución de la capacidad económica y de gestión del estado, así como el impacto de las tecnologías de información y comunicaciones, definen el contexto actual.

Esta realidad muestra la brecha entre la población excluida, sin acceso a la inversión, a la tecnología y al conocimiento, y quienes disponen de estos recursos esenciales para una vida digna. El número de personas que cuentan con acceso a Internet hoy es de 400 millones, y para el 2005 llegarán a 1000 millones.

La injusticia de estos procesos es un fenómeno universal que afecta de una manera especial a los pueblos indígenas. A pesar de compartir las limitaciones derivadas de las condiciones de pobreza y desigualdad con otros sectores de la sociedad, ellos viven en condiciones de mayor aislamiento geográfico o territorial, donde son mayores las carencias de infraestructura (caminos), servicios (electricidad, teléfono, computadoras, etc.), y les afectan otras limitaciones estructurales, tales como el acceso a una educación con pertinencia cultural, y la negación sistemática de los valores derivados de su cosmovisión.

Sin embargo, no es menos cierto que una tecnología que hasta hace pocos años fue de acceso exclusivo para los sistemas de inteligencia militar, al haberse abierto a usos civiles y científicos, ha sido el propio mercado el que la ha puesto al alcance de millones de personas de los más diversos orígenes en todas las latitudes del planeta. Pegue

Con las limitaciones señaladas, Internet es una Red de Redes que ha democratizado la información y la comunicación a niveles sin precedentes, permitiendo un nivel casi universal de conectividad que explica el surgimiento de fenómenos sociales de dimensión mundial, como el que hoy expresa por esta vía el rechazo de los pueblos del mundo a la guerra, a la muerte de miles de afganos o iraquíes causada por el uso de armas de destrucción masiva y a la destrucción del sistema político multilateral de convivencia pacífica.

Si “la información es poder”, la comunicación lo es también. Si hasta ahora el acceso diferencial a la información ha sido una forma de controlar y mantener el poder, hoy que se encuentra disponible –prácticamente sin, o a muy bajo costo- una información inimaginable hasta hace tan sólo unos años, ese poder ha pasado a ser mucho más relativo.

Y ni qué decir, si hablamos no sólo de la capacidad de acceso a la información, sino de la posibilidad de dar y recibir información, es decir, de comunicarse, individual y colectivamente, de intercambiar experiencias, de emitir opiniones, de discutir y concertar posiciones, ..., en síntesis, de ser sujetos activos de procesos de comunicación que llevan a la construcción de nuevos actores sociales y nuevas plataformas de acción ciudadana que rebasan, con mucho, la capacidad de impedirlo, tutelarlo o cooptarlo por parte del Estado y las expresiones convencionales del poder.

Es evidente que una proporción abrumadora de la información que circula por los medios electrónicos utiliza el inglés, convirtiéndolo en una lingua franca, a un extremo tal que escribirlo y entenderlo determina en gran medida la amplitud y riqueza de la información que se pueda compartir. Sin embargo, otro rasgo importante de estas nuevas tecnologías, es que los diversos actores pueden reafirmar sus respectivas identidades o concurrir a la construcción de otras nuevas y más amplias, fundadas en un diálogo intercultural mucho más horizontal, ya que la palabra escrita hoy puede ir acompañada –con medios relativamente accesibles- de sonido e imagen, lo que amplía significativamente las posibilidades de una comunicación más completa.

Así lo han entendido muchos pueblos y organizaciones indígenas, que en los últimos años han desarrollado un sinnúmero de experiencias de comunicación y constituido múltiples redes que han permitido respaldar la articulación creciente y el protagonismo del movimiento indígena en los niveles internacional, regional y nacional.

Deseo compartir con ustedes la experiencia de la Iniciativa Indígena por la Paz en su programa de “Diálogos Indígenas”, con el cual hemos logrado intercontectar, con el apoyo logístico del Portal del Desarrollo, hasta 18 países en 8 videoconferencias en las que –en los últimos dos años- hemos tratado diversos temas de interés de nuestra agenda internacional, tales como la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible y nuestra reciente Cumbre de Mujeres Indígenas de América. En dichos eventos hemos logrado convocar –a un bajísimo costo- a centenares de participantes, no sólo indígenas sino también invitados de instituciones públicas, académicas, no gubernamentales, organismos internacionales y otras que comparten con nosotros su interés y preocupación por los asuntos tratados, para participar de unos intercambios que, de otra manera, su costo los hubiera hecho impensables.

Si bien, esta experiencia no ha logrado desplegar todo su potencial por razones de nuestro todavía débil desarrollo institucional y tecnológico, así como la carencia de los recursos que nos permitan dar continuidad a este programa, los logros alcanzados hasta el presente constituyen un poderoso aliciente para persistir en el esfuerzo y buscar los apoyos que hagan posible su institucionalización como un instrumento permanente de información, análisis, discusión y formación de los consensos que nos permitan acudir a los foros internacionales con posiciones más elaboradas y alimentar nuestras luchas nacionales, aprendiendo de las experiencias de todos los pueblos de la región.

Ello implica, en el plano tecnológico, complementar la realización de los eventos -cuyo resultado en sí mismo es ya un producto muy importante- con la administración de una página web que permita alimentar el trabajo preparatorio y el seguimiento posterior de cada una de las videoconferencias; lo que conlleva un enorme esfuerzo por ampliar la capacidad de acceso de nuestras organizaciones a estas tecnologías y asegurar una base logística que le dé estabilidad y permanencia a la programación convenida.

Sin embargo, el reto principal de este programa es poder forjar una agenda temática viva y con identidad, que recoja los asuntos de verdadero interés en que nuestros pueblos y nuestras organizaciones tienen empeñadas sus luchas y avances cotidianos. Para ello, debemos dotarnos de un marco organizativo mínimo que garantice una convocatoria local verdaderamente amplia y representativa, de la que ningún actor relevante esté excluido, lo que redundará en la ampliación y democratización de la participación de nuestras organizaciones en los asuntos de la agenda internacional. Ello deberá contemplar un apoyo en capacitación en los casos que así lo requieran.

Por otro lado, quisiera dejar planteada la necesidad de utilizar los recursos de las nuevas tecnologías de información y comunicación en la ampliación y mejoramiento de nuestros sistemas de educación. La experiencia del Consejo Nacional de Educación Maya y la Academia de Lenguas Mayas en Guatemala y las resoluciones de su reciente tercer Congreso, nos convocan a extremar nuestros esfuerzos para llevar educación con identidad a todos los rincones de nuestra geografía, para lo que el auxilio de estos recursos puede resultar invalorable.

Hoy que muchas de nuestras organizaciones están construyendo experiencias singulares en esta materia, quisiera pensar en la posibilidad de constituir una amplia red de intercambio y comunicación que permita una mejor conceptualización y definición de políticas de educación indígena e intercultural.

Adicionalmente, quisiera mencionar el hecho de que conquistas tan importantes como la constitución del Foro Permanente en las Naciones Unidas podrían beneficiarse de estas experiencias para concretar un trabajo de verdadero relacionamiento y consulta masiva permanente entre los pueblos y organizaciones indígenas del mundo.

Antes de concluir, deseo agradecer a las organizaciones indígenas canadienses que han tenido la lucidez de volver a convocarnos para discutir este importante tema, por permitirnos aprender de su experiencia y de los nuevos horizontes que se están proponiendo alcanzar. Agradecer también al gobierno canadiense, que ha ganado un liderazgo inobjetable en esta materia, instándole a ampliar sus esfuerzos de cooperación para hacer que nuestros pueblos y organizaciones superen la “brecha digital”, haciendo que la globalización represente una opción de reafirmación de nuestra propia agenda y de fortalecimiento de nuestras identidades culturales y no la vía del desarraigo y la homogeneización.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar