Mariana es una joven universitaria de 27 años que desde hace tres se radicó en Tunja con el fin de cursar sus estudios profesionales. Su padre nació en Tumaco, Nariño, y su madre en Barrancabermeja, Santander. Allí la pareja se conoció hace 29 años, donde fijaron su residencia desde ese momento. Mariana al igual que sus padres, es de raza negra, una situación que no le incomodaba hasta el momento en el que pisó la capital boyacense.

"Me he sentido muy incómoda. Por la calle me gritan ‘negra', ‘chocolate', ‘pedazo de carbón', ‘cabeza de crispeta'... Y sin contar las miradas de desprecio cuando se sientan junto a mí en el bus. No puedo decir que todo el mundo es así, pero es frecuente este tipo de reacciones que lo hacen sentir a uno como un bicho raro", afirma Mariana, para quien la ilusión de vivir en una ciudad diferente a su natal Barrancabermeja, se le convirtió en un serio ‘dolor de cabeza'.

El psicólogo social y comunitario Freddy Hernando Cristancho Rincón, señala que Colombia es un país diverso que no rechaza al otro, en este caso por su color de piel. Sin embargo, diferente piensa Magnolia Prada, investigadora del Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes, quien destaca que muchos casos discriminatorios no salen a la luz pública debido a la falta de denuncia. "Es muy difícil determinar que una situación tenga de fondo un sentimiento racista", señala la investigadora.

Johana Luz Acosta Romero, es una joven que en el año 2004, junto a su hermana, le fue negada la entrada a una discoteca de Cartagena debido a su color de piel. Esta situación le resultó humillante y vergonzosa frente a las demás personas que se encontraban en el lugar.
La joven instauró una acción de tutela ante el Juzgado Octavo Civil de Cartagena, el cual falló a su favor, acogiéndose al artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 que indica claramente que "Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición".


Una realidad heredada

Mariana ha aprendido a convivir con señalamientos y acciones despectivas, por el hecho de ser de raza negra, el 11% de la población Colombiana de acuerdo con el Censo del Dane en el año 2005. Sin embargo es algo que le gustaría cambiar.

Según informe del Observatorio de Discriminación Racial de los Andes, los Departamentos con mayor número de afrodescendientes son Bolívar, Antioquia y Valle del Cauca. Del mismo modo, destaca a la raza negra como la minoría étnica más numerosa entre la población desplazada en Colombia.

Juan de Dios Mosquera, director de las comunidades afrocolombianas "Cimarron", explica que el racismo tiene origen hace quinientos años en América, cuando los Europeos declaran a los africanos e indígenas como animales. De esta manera, surge la mentalidad de inferioridad de la raza negra frente a la blanca y mestiza. Así se genera el etnoracismo, una ideología impuesta al aceptar esa inferioridad.

"El racismo es una herencia que la sociedad tiene. Es algo que se refuerza con el desarrollo de los capitalinos. El modelo social de Colombia no reconoce la presencia de la gente afro en altos cargos. Esto pasa porque ni los mismos afros han aprendido a ejercer su soberanía para conquistar el escenario democrático y, por ende, el lugar que corresponde", afirma Juan de Dios, al tiempo que agrega que es necesario integrar a la educación nacional, la etnoeducación y los estudios afrocolombianos como parte sustancial del currículo para generar nueva mentalidad y conciencia que permita la identificación.

"Nadie puede apreciar y reconocer lo que no conoce. Así se evitarían los prejuicios y el racismo", puntualiza.


Lo que dice el psicólogo

Freddy Hernando Cristancho explica que la escuela y la familia están llamadas a construir estereotipos en los niños que no riñan con las condiciones físicas, sociales o morales. Tampoco a un determinado color, credo, dialecto, forma de vestir o a diversas costumbres que se posean.

"No aludir a la apariencia física para emitir un concepto de belleza. Necesitamos derrumbar el pasado histórico que pueda existir aún. Grave error el que cometemos al excluir de nuestro contexto cultural a aquellos que han escrito la historia y presente de nuestra cultura", concluye el psicólogo social y comunitario.

 

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