Agencia Adital 

 

Si en el plano de la confrontación armada con las organizaciones guerrilleras, el Plan Colombia no ha sido exitoso en desestructurar lo que consideran ser el "narcoterrorismo", al menos en lo concerniente a la disminución de la producción de insumos para la droga, los gobiernos de Colombia y de Estados Unidos pueden celebrar. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC), el área plantada con hojas de coca llegó a los niveles más bajos de los últimos 14 años en los principales países productores de los Andes - Bolivia, Colombia y Perú.

 

Según Cristina Albertín, directora para América Latina y el Caribe del UNODC, existen actualmente 153.800 hectáreas plantadas con coca en estos países, 20% menos del área registrada hace cinco años. La reducción más impresionante está siendo contabilizada en Colombia, que presenta declinación en la siembra de coca por tres años consecutivos, totalizando un 47% de hectáreas exterminadas de los cultivos de coca desde 2000. Solamente de 2002 al 2003, año al cual los datos del informe se refieren, la disminución alcanzó el 16%.

 


Estos números son alcanzados principalmente mediante el uso intensivo de fumigaciones con el veneno glifosato, motivo de protesta de países vecinos por las zonas pulverizadas como Ecuador, que temen los efectos todavía no investigados del tóxico, que encuentra resistencia solamente de la soja transgénica, proyectada especialmente para este herbicida-plaguicida por la transnacional Monsanto.


La agencia de la ONU destaca, sin embargo, otra medida preferible que, según ésta, viene siendo eficaz y más adoptada en Perú y en Bolivia, pero aún poco aplicado en Colombia, que prefiere fumigar campos y campesinos. "Nosotros necesitamos convencer a los plantadores de coca (y no solamente forzarlos) a abandonar la actividad ilícita comprometiéndolos en alternativas sustentables de obtención de medios de vida".


Sin embargo, lo que la ONU llama "actividad ilícita" se trata de cultivo alimentario y medicinal de las poblaciones andinas desde hace cientos de años. También existen denuncias de que las substituciones del cultivo de coca se han mostrado desventajosas para los agricultores, pues no existe el mínimo seguimiento ni incentivo para la salida de productos muchas veces inadecuados al ambiente andino, como la naranja.


Guerra ecológica


El más nuevo argumento de Uribe para conseguir apoyo internacional para combatir a las organizaciones guerrilleras que actúan en Colombia, que no reciben el reconocimiento oficial de oposición, es el de que los actores armados con supuestos vínculos con el narcotráfico son antiecológicos. "Si no frenamos el narcotráfico, la droga puede destruir la cuenca amazónica en una o dos generaciones", afirmó ayer, día 22, el mandatario colombiano durante la apertura de la 1ª Rueda de Negocios Brasil-Colombia, en presencia del presidente brasilero, Luiz Inácio Lula da Silva.


Uribe, que pretende aprobar una ley permitiendo su reelección, dijo al periódico brasilero Folha de São Paulo, que las relaciones del país que dirige con Brasil deben estrecharse tanto en el ámbito de los negocios entre el Mercosur y la Comunidad Andina, como en las cuestiones que involucren la frontera amazónica, como el ejemplo del compartir de datos del Sistema de Vigilancia de la Amazonía y la adopción por el gobierno brasilero autorizando el descenso inmediato de aeronaves sospechosas de narcotráfico.


Además, en la entrevista, Uribe niega que acciones tomadas por su gobierno, como el Estatuto Antiterrorista, implique más violaciones de los derechos humanos por parte del Estado, aunque las organizaciones colombianas e internacionales que actúan en este sector en el país, adviertan y provean evidencias en contrario. El mandatario colombiano se muestra confiado en que Estados Unidos renueve el convenio de apoyo financiero y técnico al Plan Colombia, que está por terminar pronto, para que la resolución del problema "no quede a mitad de camino".


Caso contrario, él declara que Colombia posee condiciones de resolver internamente sus propios problemas, hecho que solamente la prensa internacional, que intenta "legitimar" a las organizaciones guerrilleras, parece no visualizar. "La verdad es que, cada vez que Colombia da un paso contra el terrorismo, ha surgido mucha crítica. Cuando los gobiernos anteriores eran criticados por enfrentar al terrorismo, ellos detenían su acción. La diferencia es que, en este gobierno, existe la decisión total de avanzar contra el terrorismo aunque existan críticas injustas internacionales", declaró Uribe al diario brasilero.

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