Dos eventos de trascendencia para los pueblos indígenas transcurrieron en el Senado de la República en la semana que culmina: el debate de fumigaciones en parques naturales y la discusión en segundo debate del proyecto de conservación de páramos. Actualidad Étnica conversó con el senador indígena Gerardo Antonio Jumí Tapias sobre ambas temáticas.

 

Comencemos por el tema de fumigaciones de los parques naturales, uno de los temas que más polémica ha despertado en las últimas semanas y que ha movilizado a muchos sectores de la sociedad colombiana. ¿Cuáles fueron los resultados de la discusión?

 

Muy positivos para todos los colombianos, porque es bueno aclarar que en el tema de fumigaciones de los parques naturales no sólo está en juego los intereses de los pueblos indígenas, también el de toda una sociedad que en su conjunto aún no ha caído en la cuenta del patrimonio que representan los parques y su importancia para la preservación de los recursos naturales. El debate, incluso, estuvo acorde con la discusión mundial, porque el fondo de la discusión radica en poner en cuestión unos modelos de desarrollo que amenazan la seguridad de todos los pueblos. Cabe recordar que precisamente esta semana la ONU lanzó una voz de alerta sobre el acelerado y despiadado deterioro de los ecosistemas.

 

¿Quedó claro en el debate que se favorece unos intereses muy particulares, relacionados con una política antidrogas, que van en detrimento de la soberanía y de los recursos?

 

Eso depende de las miradas. Para los funcionarios del gobierno evidentemente las fumigaciones siguen siendo una prioridad y sus consecuencias sobre el medio ambiente y sobre las poblaciones que habitan dichas zonas se siguen minimizando. No obstante, en el debate quedaron claras varias cosas, que, además, apuntan a cuestionar la misma política de fumigaciones: primero, que hay vicios en el desarrollo en la política, toda vez que se siguen careciendo de estudios de impacto ambiental y existe una ausencia de equipos especializados que hagan un monitoreo de las distintas fases en las fumigaciones; segundo, quedó claro que la política de fumigaciones es ineficaz y dañina; tercero, que en el caso de una posible fumigación en los parques naturales, se amenaza aspectos como las fuentes de agua de las ciudades, de las industrias y de la generación eléctrica. Es que son 17 parques, de los cuales dependen los recursos hídricos de 40 ciudades y sus entornos regionales; Para los pueblos indígenas, hay que recordar que existen traslapados en estos parques más de 60 Resguardos Indígenas y territorios de Comunidades Negras y campesinos.

 

¿Qué pueblos indígenas estarían amenazados en el caso de fumigar los parques?

 

El cuadro sería el siguiente, incluyendo a otros grupos poblacionales:

 

  • Sierra Nevada: Kogui, Wiwa, Arhuacos, Kankuamo, Chimila y Wayuú
  • Motilón Barí.
  • Nudo de Paramillo: Emberá Katíos, Zenú, Tule – Cuna.
  • Orquídeas: Emberá Dovidá, Katíos y comunidades Negras.
  • Tatamá: Emberá, comunidades Negras y campesinas.
  • Farallones y Munchique: Eperara Siapidara y comunidades Negras.
  • Puracé: Yanaconas, Coconucos, Páez.
  • Nevado del Huila: Páez, Totoró, Guambiano, campesinos de Huila y Tolima.
  • Las Hermosas: Páez, Pijao, campesinos del Valle del Cauca y del Tolima.
  • Los Nevados: Campesinos cafeteros.
  • Los Picachos: Campesinos del Huila y del Caquetá.
  • Sumapaz: Campesinos del Tolima y de Cundinamarca.
  • Chingaza: Campesinos de Cundinamarca y del Distrito.
  • Cocuy: Uwa y campesinos de Boyacá, Santander, Arauca y Casanare.

 

 

 

¿Cómo valora usted la intención de fumigar los parques?

 

Las fumigaciones, en términos generales, las considero como ineficaces, porque llevamos 20 años fumigando y los cultivos no se han reducido, negándonos la posibilidad de controlar el problema, que nadie lo niega, de otras formas; lesivas, porque son venenos combinados (glifosato + cosmoflux + poea) que no sólo matan plantas, sino también a los animales y a las personas, sin que tengamos mecanismos para monitorear y evaluar los efectos; tercero, son ilegales e ilegítimos para los pueblos indígenas, vulnerando aspectos tan elementales pero tan fundamentales como la consulta previa. Creo que detrás de las fumigaciones hay otros intereses, otros objetivos relacionados con el desarrollo de megaproyectos. En tal sentido, valdría la pena recordar algunos datos que lanza el investigador y experto Hernán Darío Correa, quien nos recuerda que Colombia es el único país el mundo de los 32 que tienen cultivos de uso ilícito, que las aplican forzados por las potencias extranjeras, a pesar de las fumigaciones, los precios de las drogas se mantienen estables y se reportan fumigaciones del doble del área cultivada (250 mil ha. en dos años) y dicen que sólo se ha reducido el 30% de las hectáreas cultivadas (de 115 mil a 90 mil).

 

Pasemos al tema del proyecto de ley de conservación de páramos. Fue aprobado en segundo debate y en buena parte recoge toda esta discusión de las fumigaciones. Siendo un proyecto tan polémico, que iría en contravía de algunas políticas del gobierno en materia petrolera, minera y de desarrollo de megaproyectos, ¿no es extraño que una iniciativa de esta naturaleza sea aprobada?

 

Desde que me comisionaron ser ponente del proyecto, tengo claro que el mismo despierta mucha resistencia. Pero más allá de ello, creo que para el interés de los colombianos y de los grupos étnicos es fundamental dar la pelea a fondo. En el proyecto hablamos de proteger las fuentes de agua que garantizarán la vida de todos en pocos años. En el proyecto hablamos de proteger ecosistemas como el Choco biogeográfico y la amazonía. Es que pensemos lo siguiente, en relación con las fumigaciones: si se fumiga la parte alta del amazonas; esas fumigaciones son veneno para el ecosistema, y ese veneno va a transformar un equilibro que va a repercutir en toda la región amazónica. Estamos hablando del principal pulmón del mundo. Si no protegemos ese pulmón, ¿qué protegemos?

 

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