Actualidad Étnica habló con Luis Evelis Andrade Casama, Presidente de la Organización Indígena de Colombia, ONIC, acerca de la participación de los indígenas en la actual contienda electoral. Andrade, manifestó su preocupación por la inclusión de algunos indígenas en las listas uribistas y la incoherencia de éstos con las reivindicaciones y la causa indígena.

 

A pocos días de celebrarse los comicios electorales, ¿qué balance hace de la gestión de los actuales congresistas indígenas?

 

Creo que en este periodo hubo un buen intento de articulación entre indígenas, organizaciones y congresistas, sin embargo eso no fue suficiente para construir propuestas conjuntas que lograran una mayor incidencia en el congreso. Es necesario incrementar nivel de información e integración entre los equipos de trabajo de ellos y el nuestro.

 

Se han hecho algunos esfuerzos para posicionar leyes, como la ley que propuso el senador Jesús Piñacué, en relación al tema de jurisdicción especial y el trabajo de Gerardo Jumí en la ley referente al uso de los páramos. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas de los congresistas indígenas no tuvieron eco y no fueron aprobadas. Por ejemplo, la propuesta de ordenamiento territorial, que fue lo que más trabajamos en conjunto no se logró.

 

Pero hay que entender que el problema no es de los congresistas, sino de voluntad política del senado, pues allí todo se define por mayorías. Por eso es muy difícil que cinco congresistas indígenas, que además no siempre trabajan unidos, entre cien legisladores, obtengan logros políticos y legislativos para sus comunidades.

 

De todas maneras es importante anotar que los congresistas indígenas, cada uno en su nivel, han acompañado los procesos de denuncia y visibilización de los pueblos indígenas. La tarea que nos queda al final de este proceso, es muy importante: debemos sentarnos con los congresistas y definir unos mecanismos de trabajo para incidir en el congreso, ese es un reto y un desafío que los pueblos indígenas, organizaciones y congresistas debemos asumir.

 

¿De cara a las elecciones del próximo 12 de marzo qué posibilidades ve para los pueblos indígenas?

 

Veo con mucha preocupación la posibilidad de ampliar esa participación porque el mundo indígena en Colombia no está articulado bajo una propuesta que genere un proceso unidad, de convergencia. Hay muchos candidatos, y eso lo que hace es dispersar las fuerzas, incluso al interior de los indígenas, que no somos un caudal electoral significativo en términos numéricos. La gran oferta de candidatos también genera un problema en la opinión pública y en los electores que piensan apoyar una propuesta indígena.

 

Varios candidatos indígenas tienen avales de partidos como Cambio Radical o el Polo Democrático Alternativo. Así mismo, movimientos políticos como la ASI y AICO, apoyan candidatos indígenas y no indígenas en sus listas. ¿Cuál es su opinión al respecto?

 

Los indígenas no están participando en listas indígenas y en listas de grupos que sean más consecuentes y solidarios con nuestra causa. Por el contrario hemos visto una cantidad de dirigentes indígenas apoyando partidos uribistas. Eso es respetable, pero muy cuestionable,  porque no es coherente con los principios que los indígenas dicen defender.

 

Siempre hemos manifestado la preocupación porque los dirigentes y los candidatos indígenas actúen en coherencia con las reivindicaciones del movimiento indígena. Entonces, no entendemos que algunos compañeros apoyen a candidatos que van en contravía de nuestros derechos, por lo tanto nuestros congresos y juntas directivas tendrán que hacer una evaluación de los indígenas en el ámbito electoral.

 

Lo que en el 91, se presentó como un espacio para la apertura y la participación, se está convirtiendo en un motivo de debilitamiento de los indígenas. Por la circunscripción especial van a quedar los que más votos logren, y tal vez por la ley de arrastre y de acuerdo a las cifras repartidoras, algunos indígenas queden en otras listas. Incluso pueden quedar indígenas en otros partidos que han actuado en contravía de nuestros principios, en ese caso no sabemos cómo van a hacer para dejar de ser uribistas y no seguir la ley de partido y votar como bancada.

 

La idea de la participación de los indígenas en el congreso es decir aquí estamos, requerimos mayor participación y respeto de nuestros derechos. En ese sentido las decisiones para reafirmar los derechos de los pueblos, no debiera estar dado por mayorías, porque puede que la mayoría esté equivocada. Qué le interesa al gobierno: firmar el TLC sin consulta, entregar los territorios indígenas, firmar un proceso de paz sin verdad, justicia y reparación, avalado por un congreso que se sustenta en el concepto de la democracia. En ese orden de ideas creemos que debemos cualificar y coordinar nuestra presencia en distintos escenarios, buscar aliados en el congreso y en el orden nacional.

 

Por otra parte, nosotros deberíamos fortalecer un partido de base indígena, como la ASI o la AICO, pero un partido en donde haya cabida para los no indígenas, pero aquellos que comulguen con una democracia inclusiva, la construcción de un país desde los procesos de participación. En fin, el hecho de que un partido de base indígena no implica que sea sólo de indígena.

 

¿Cree que en medio de la contienda electoral y de la búsqueda de votos para acceder a una curul, se vulnera el carácter identitario de la participación política indígena?

 

La búsqueda de espacios de poder y de representación si puede conllevar a la pérdida de identidad, en el sentido de que se rompe con los principios de cultura, autonomía, defensa de los derechos propios. En aras de llegar allá, se hace cualquier negociación. Por ejemplo, mientras el presidente Uribe nos ha respondido en todas las manifestaciones y movilizaciones con la fuerza, y en los procesos de diálogo y concertación, con indiferencia, algunos compañeros indígenas se suman a su partido. Respetamos esa decisión, pero no la compartimos.

 

Los candidatos a los que usted hace referencia, señalan si participan en movimientos pequeños, no logarían la votación necesaria y se perdería la oportunidad de participar en el congreso. Unirse a estos partidos, sostienen, les garantizaría superar el umbral

 

Lo que debieran pensar es en ser más atrevidos, arrojados y creativos; desarrollar con otros sectores sociales que comparten la realidad de los pueblos indígenas, una fuerza política distinta y no tener que meterse a los partidos porque van a salvar una curul. Quizás eso les permite llegar como individuos, pero no garantiza que la voz del colectivo se exprese. Ese argumento se cae por su propio peso. Es un poco ilusorio.

 

Igualmente argumentan que de esta manera se abren otros espacios, se hace visible a los pueblos indígenas, y que más allá de su filiación a partidos de derecha o izquierda, tienen una cosmovisión que van a defender

 

La realidad política colombiana ha demostrado siempre lo contrario. Nunca se ha permeado el poder, menos a la derecha. La derecha ha permeado y cooptado la dirigencia de distintos sectores, y cuando no lo copta, la elimina, como en el caso de la unión patriótica. Aquí los indígenas no van a ser eliminados, pero si van a ser sometidos a los intereses de quienes impongan las mayorías. Ojala esta vez los ciudadanos le den un rumbo distinto al país, en términos electorales.

 

¿Subyace en esta situación un fraccionamiento en el movimiento indígena, que no permite que se consolide un sólo partido, una propuesta conjunta?

 

Esta situación nos plantea un análisis y una autocrítica al interior del movimiento indígena. ¿Qué es ser indígena?, ¿qué es ser parte de un movimiento y de una organización indígena?, son las preguntas que nos debemos hacer. No entiende que en los procesos organizativos, algunos indígenas sean tan críticos y radicales en la defensa de nuestros derechos, y luego cuando se trata de buscar espacios de poder y escalamiento político, esgriman argumentos como los que usted expresa. La intención de las fuerzas del poder ha sido precisamente debilitar el movimiento indígena, y eso no sólo nos pasa a nosotros, sino también a otros sectores.

 

¿Considera que la implementación de la reforma política en las próximas elecciones, afectará la participación de los grupos étnicos?

 

La reforma no es sino una estrategia para sacar a todos los partidos alternativos del escenario político, y se hace para evitar que todas las fuerzas alternativas pequeñas lleguen al congreso y legislen en dirección distinta al status quo. El escenario que se abrió con la constitución del  91, ahora se quiere cerrar. Con el pretexto de que hay que fortalecer los partidos, lo que se hace es recomponer los partidos tradicionales.

 

¿Cuál es su postura frente a la utilización de símbolos y la recurrencia ritos y costumbres por parte de candidatos indígenas y no indígenas en el proceso electoral?

 

Lo simbólico es muy importante en todo proceso. Infortunadamente falta, que desde la perspectiva organizada, coherente y articulada de los pueblos indígenas, se use más lo simbólico. Lo están utilizando más los políticos no indígenas, algunos de una manera muy respetuosa de la causa indígena. Pero otro no lo hacen así. En esos casos, se usa lo simbólico como un instrumento para poder legitimar su propuesta, aunque no tenga nada que ver con lo que defienden los indígenas. Ocurre como con las marcas internacionales que utilizan y registran los nombres indígenas pero otros se benefician con eso. En términos de reafirmar los propio es válido,  y en eso sentido los símbolos que Evo Morales uso en su campaña reafirmaron los intereses de un pueblo y generaron un gobierno distinto, incluyente.

 

¿A propósito de Evo Morales, qué destaca de las pasadas elecciones en Bolivia?

 

Nos enseña que los indígenas debemos darle una nueva dirección a la forma de hacer política. Es necesario definir una plataforma con relación al estado que queremos y el sueño que tenemos de los pueblos indígenas en 15 o 20 años y trabajar bajo esa perspectiva. Ojala hubiese un solo partido de los pueblos indígenas, y que dando nuestros debates internos, pudiéramos estar en escenarios como el congreso. Ojala que ese partido de base indígena pudiera recoger a otros, y en un momento dado, sumarnos a otras propuestas políticas, como lo hizo el MAS en Bolivia. Si embargo, ese proceso no se hizo de la noche a la mañana; se hizo sobre la base de una acción articulada de un pueblo. Bolivia se convierte en un referente de cómo construir proceso orientado a llegar a los espacios de poder desde lo indígena.

 

¿Qué mensaje daría a los futuros congresistas indígenas?

 

Que no se olviden que son indígenas. Que los indígenas tenemos unas causas y unas luchas que hay que defenderlas, y estemos donde estemos, hay que ser coherentes con ella. Coherencia, articulación, unidad, consulta, eso es lo que esperamos de los congresistas indígenas. Ojala logren mantener esa actitud de dignidad, de defensa de lo nuestro, de la soberanía del pueblo colombiano, del estado social de derecho. Esperamos que no se conviertan en unos legitimadores de la exclusión, del sacrificio del pueblo colombiano.

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