Con el fin de afrontar el efecto negativo que generan las multinacionales con la manipulación genética de semillas, el cabildo de Miranda Cauca junto al Tejido Económico Ambiental y el Programa de salud de la ACIN, realizaron el Primer Encuentro de Semillas con el objetivo de seguir recuperando las semillas nativas y fortalecer la conciencia sobre la producción sin químicos.

encuentro-semillas-350x250-tcacinEl encuentro de "semillas y saberes" se llevó acabo el pasado 11 de abril en la vereda El Cabildo, en el norte del Cauca y contó con la participación de comunidades indígenas Nasa, campesinos de la región y representantes afro del corregimiento de Padilla, Cauca.

Un representante del Tejido Económico Ambiental de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, Acin, explica que la manipulación de las semillas que realizan las multinacionales es un gran riesgo porque al introducir genes a las semillas nativas, causa problemas filogenéticos que tienen que ver con la malformación al nacimiento de la semilla y pueden afectar a la persona que al consume.

"En el caso del maíz hay más de 450 variedades, más del 40% están siendo manejadas genéticamente a través de las empresas Monsanto, Bayer, Dupont y entre otras, que están privatizando las semillas para que nosotros dependamos de las semillas de ellos. Esto implica que perdamos toda la esencia de las semillas nativas o propias", enfatiza el miembro del Tejido Económico Ambiental, que apoya alternativas de producción comunitarias a través del Tull -huerta- en la zona norte.

En el encuentro se exhibió una gran variedad de semillas de uso alimenticio y medicinal. La cuota gastronómica estuvo a cargo de las promotoras de salud, que elaboran con las semillas, torta de banano, colada de papa cidra, natilla de chachafruto, envuelto de yuca, entre otros.
Coca que da vida

La planta sagrada también fue protagonista del encuentro, con ella se hicieron alimentos como cocada, pan, tortas y otros derivados de la coca, además, se socializaron algunos productos medicinales basados en ella.
La "mata que mata", como la llaman en propaganda de la Dirección de Estupefacientes, demostró la multiplicidad de usos que tiene. Esta planta sagrada es utilizada desde la época milenaria, los mayores la usan por costumbre como bambe, gastronómicamente ofrece variedades de alimentos como la harina de coca y hasta el arroz con coca.

"En este momento estamos haciendo la exhibición de la cocada elaborada a base de coca y un poco de panela. La forma de hacer la cocada es muy fácil; tostar la hoja de coca en una olla, revolcarla constantemente hasta que se ‘desharine' fácilmente, poner a derretir la panela y cuando esté bien derretida, se mezcla la harina de coca y se deja hervir un rato revolviendo permanentemente. Luego se echa sobre una batea para que se seque y finalmente, se corta por pedazos y queda lista para degustar. Verás que no mata, da energía y lo mismo para uso espiritual. La mata no mata, son las personas que le han dado mal uso iniciando desde la estigmatización del gobierno Nacional", fueron las palabras de una de las participantes del evento que hizo la exhibición llamada la Coca que da vida.

Saberes afro

El encuentro no fue sólo de las comunidades indígenas, hombres y mujeres de la comunidad afro participaron activamente. Con al alegría y el dinamismo que los caracteriza, exhibieron variedades del plátano, la caña, la yuca, el aguacate, el cacao y entre otras.

El saber afro no se hizo sentir sólo con las semillas, a ritmo de Currulao y Guasa, llamaron la atención de los comuneros indígenas y campesinos, que escucharon atentamente el sonido de la tambora y la interpretación del grupo de música afrocolombiana.

Oración al Niño Dios, fue uno de los primeros temas en sonar acompañado de las danzas típicas. Aunque durante la presentación se fue el servicio eléctrico no hubo interrupción porque ellos utilizan instrumentos que retumban sin necesidad de la energía para amplificar el sonido, como la tambora, hecha con madera de la región.
Los participantes afro provenían, en su mayoría de Padilla, Cauca. Uno de ellos contó que a pesar de que sus tierras son utilizadas por las grandes empresas para el monocultivo de la caña dulce y la producción de agrocombustibles, ellos siembran maíz, soya, millo, plátano, yuca, maracuyá y otra diversidad de productos más.

Antes de sembrar consultan con los mayores para que desde su sabiduría digan en qué tiempo de luna se siembra cada producto y para un mejor rendimiento utilizan el abono orgánico, consientes de que están nutriendo no sólo a las matas, sino también fertilizando la madre tierra. Cuando ya está lista la cosecha, sacan la mayor parte para la alimentación y el resto para la venta, ya sea en Puerto Tejada o en Villarrica.

"Para cosechar como Dios manda hay que hacer buen uso de las fases de la luna para que dé buena cosecha así como la necesitamos. A mi me deja mucha experiencia no sólo lo de semillas y la forma de truque, también las sabidurías o experiencias compartidas por ustedes (indígenas), eso me eriza la piel. También recuerdo la resistencia de los mayores: que no haya plata, pero que haya comida. Esto se hace con el trueque, por eso debemos seguir fortaleciéndolo y hacer encuentros en otros lugares. Fue mucho lo que nosotros recibimos que lo que dimos", manifestó uno de los padillences.

Intercambio y unidad

El encuentro abrió el espacio para que cada delegación diera a conocer sus experiencias, uno de los participantes fue Joaquín Viluche, líder indígena que conoce ampliamente sobre las fases de la luna. El Tejido de Comunicación de ACIN también tuvo su espacio para hacer un videoforo con uno de los documentales de la Minga Social y Comunitaria, en esta ocasión presentaron Minga, el Camino de la Palabra, realizado por Telesur.

Al iniciar la reflexión, la mayoría de los participantes coincidieron en que acciones como la Minga, son los verdaderos tratados "desde los pueblos para los pueblos" que hay que fortalecer para evitar que las transnacionales como Monsanto, Bayer y Dupont, sigan patentando las semillas que son el símbolo de la soberanía alimentaria de los pueblos.

Igualmente, concluyeron que el encuentro entre afros, indígenas y campesinos deja muchas expectativas para seguir tejiendo lazos de unidad, con el propósito de "seguir resistiendo ante el modelo económico capitalista que desplaza los cultivos de pancoger".

"Con el intercambio de las semillas que fomentará la siembra de productos sanos en nuestras parcelas es cómo podemos enriquecer la producción para seguir intercambiando productos de diferentes climas y nutrir mucho más la alimentación haciendo que la salud sea sana como las semillas. También debemos hacer la resistencia contra el plan de muerte, que a través del hambre, robándonos nuestras semillas y patentando todo para llenar el bolsillo de unos cuantos, nos quiere acabar", manifestó un indígena nasa.

Este indígena, también hizo referencia a que en Colombia no hay un gobierno que representa los intereses de los inversionistas, por eso se empeña para que el Plan Colombia de resultados, con el objetivo de desplazar a los pueblos que resisten, convertidos en mercancías para la economía global y entregar sus tierras y vidas a las transnacionales firmando leyes de despojo sin consultar con el pueblo.

Recuperar semillas nativas, tarea de todos

"El concepto de que solos no podemos lo tienen claro los indígenas, también los afros porque lo expresaron aquí y para dar continuidad a esto, el próximo 25 de abril realizaremos el siguiente encuentro en la comunidad de Padilla, tierra de los afrocolombianos y afrocolombianas, en conjunto con las comunidades indígenas del cabildo de Miranda". Como el propósito es que estas iniciativas se amplíen, en el congreso del CRIC a fínales de este mes, la semillas también tendrá su espacio para el intercambio, porque la Minga no es sólo político organizativo, está también la soberanía alimentaria. Y a mediados de este año, las semillas caucanas se desplazarán para el departamento de Nariño y viceversa", agregó, Gonzalo Rivera, coordinador del Tejido Económico Ambiental de la ACIN.

Está claro entonces que para continuar con la resistencia, el trueque y las semillas propias son muy importantes para no dejarse desplazar y defender el territorio, porque sin tierra y sin cultivos es difícil la resistencia. Por muy reducida que sea la tierra debe de tener la huerta casera o sea el Tull, donde se siembre toda clase de comida y las plantas medicinales como son la hierba alegre, el amansa macho, la hierba buena, la coca, el diente de caballo, variedades de maíz; el blanquillo, corintillo y entre otras que se conservaban los mayores.

Es tarea de todas y todos seguir rescatando la vivencia de los abuelos, de cómo sembraban las semillas cómo la conservaban y cómo la transformaban para el mismo consumo, porque esto lo están desvalorizando y ya no se consume, están dependiendo de los productos de afuera. Recuperar las semillas para la vida, así como se libera la madre tierra para establecer cultivos limpios que permitan una resistencia y una vida sana, es el deber de toda persona, familia, comunidad y organización.

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