La caña de azúcar y la palma africana o aceitera son los principales cultivos dirigidos a agrocombustibles en Colombia. Si a ellos le sumamos la forestación, hablamos de monocultivos que ocupan la mayor parte del territorio cultivable del país, y su expansión a costa del uso intensivo de plaguicidas y el desplazamiento de comunidades locales está atada históricamente a los intereses políticos y económicos más reaccionarios de este país.

Así lo explicó Hildebrando Vélez, integrante de la organización CENSAT-Agua Viva y referente de la federación ambientalista mundial amigos de la Tierra Internacional al dar un contexto a los treinta integrantes de la Misión de Verificación sobre Agrocombustibles en Colombia que recorrerán cinco regiones territoriales colombianas en los próximos días.

Señaló que si bien en una primera instancia el fomento a los agrocombustibles se fundó en el alto precio del petróleo y a la aparente inexistencia de alternativas energéticas, en Colombia existen posibilidades inexploradas de producción energética renovable y sustentable.

El activista colombiano también describió la estrecha ligazón entre las empresas dedicadas al agrocombustibles y las estructuras de poder político y paramilitar, narrando el caso de la participación del actual presidente Álvaro Uribe en la liquidación de una empresa años atrás, la cual hoy se encuentra dedicada de lleno a los agrocombustibles.

Hildebrando formará parte asimismo de una delegación de Amigos de la Tierra Internacional hacia Honduras que rechazará el golpe de Estado y reclamará el retorno urgente e incondicional de las autoridades legítimas a Tegucigalpa.

Hildebrando Vélez explica el contexto de la expansión de los cultivos de agrocombustibles en Colombia. Escuche la entrevista completa: Clic acá
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