En el marco final del Decenio de los Pueblos Indígenas, mujeres indígenas de Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, EEUU, El Salvador, Guatemala, Holanda, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam y Venezuela se reunieron en torno al IV Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, realizado del 4 al 7 de Abril de 2004 en Lima, Perú, con el propósito de sentar las bases para fortalecer el Enlace Continental, promoviendo un rol activo de las mujeres indígenas y visibilizando sus avances para una participación sólida y articulada en el hemisferio.

 

Durante estos cuatro días, las nativas de América discutieron, debatieron y analizaron el contexto y el entorno en el que viven, su incidencia o exclusión,  y llegaron a la siguiente declaración:

 

1. Reafirmamos que somos mujeres indígenas de herencia milenaria que seguimos luchando junto a nuestros pueblos por lograr su libre determinación. Asumimos que la globalización es una amenaza para nuestros pueblos originarios. Hoy por hoy nuestros pueblos se han levantado para luchar por sus derechos históricos despojados sistemáticamente; esta lucha nos ha acercado para sumar nuestras inconformidades y para construir una agenda común como mujeres indígenas a través de un enlace fortalecido, incluyente, respetuoso y tolerante con la misma diversidad y diferencia que tenemos al interior de nuestros pueblos.

 

2. Reconocemos el aporte de las hermanas mayores que sufrieron la discriminación de los mismos hermanos indígenas cuando reivindicaban el reconocimiento de un espacio para las mujeres indígenas. De igual forma, revisamos algunas costumbres que dañan y entristecen nuestros corazones, para discutir con madurez, y ejercer el derecho de cambiarlas. Ellas como nosotras sufrieron la violencia institucionalizada de los Estados Nación en nuestro continente, por la exclusión estructural de los pueblos indígenas.

 

3. Adoptamos las resoluciones de la “Cumbre de las Mujeres Indígenas de las Américas”, el “Foro de Mujeres Indígenas de Asia”, y de todos los países que están realizando reuniones preparatorias antes de la III Sesión del Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de la ONU. De igual forma, establecemos las alianzas estratégicas con los movimientos sociales que luchan por el cuidado de los recursos naturales, la biodiversidad y la vida misma, los movimientos de democratización de los Estados Nación y los organismos internacionales solidarios con nuestras aspiraciones.

 

4. Ratificamos nuestro compromiso por lograr la “unidad en la diversidad”, abriendo y fortaleciendo los espacios logrados para mujeres jóvenes y niñas, para la renovación de los liderazgos, tomando en cuenta que ellas son el futuro de nuestros pueblos originarios.

 

5. Ratificamos nuestro compromiso para retomar los valores y conocimiento de nuestros pueblos, las enseñanzas y la recuperación de nuestros alimentos, cantos, religiosidad, medicina, actitudes y modos de concebir la vida, que son los valores que nos diferencian del resto de las sociedades nacionales, comprometiéndonos a tomar en nuestras manos la instauración de instituciones propias que fortalezcan nuestros saberes y valores.

 

6. Reconocemos que existe un avance en los marcos jurídicos internacionales  como el Convenio 169 de la OIT, el Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas y la Relatoría Especial sobre los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas,  pero que aún no se ve ni se siente la voluntad de los Estados Nación, ya que estos espacios internacionales no están dotados de suficientes recursos, ni condiciones materiales para cumplir con estos compromisos.

 

7. Estamos preocupadas por los graves problemas de violación de los derechos humanos y de las libertades individuales fundamentales; por la creciente militarización de nuestros territorios; por el desplazamiento y arrinconamiento interno que sufren nuestras comunidades ante la implantación de megaproyectos; por los conflictos armados; por la intolerancia religiosa y política; por el saqueo de nuestros recursos naturales, conocimientos y saberes; por la enajenación de nuestras semillas para dar paso a bancos de germoplasma y a la proliferación de transgénicos que nos producen diversas enfermedades y alteraciones genéticas.

 

Y por tales motivos, sentaron su posición:

 

1. Rechazamos la ausencia de políticas nacionales sobre la generación de empleo y de desarrollo socioeconómico para los pueblos indígenas, que como consecuencia ocasiona migraciones masivas desde los pueblos indígenas hacia el extranjero, convirtiendo al inmigrante ilegal en víctima de persecución por parte de las autoridades de cualquier Estado Nación.

 

2. Repudiamos las leyes de privatización y explotación indiscriminada de los recursos naturales, como el agua, porque afectan la supervivencia de los pueblos indígenas, violan los derechos humanos y colectivos, y afectan irreversiblemente los recursos naturales que ofrece la biodiversidad.

 

3. Desconocemos la firma de los tratados internacionales que los gobiernos realizan para implementar acuerdos comerciales como el Plan Puebla, Plan de Panamá, Plan Colombia, NAFTA, ALCA, Plan Cocalero, Pacto Andino y Amazónico y Corredor Biológico Mesoamericano, porque afectan los intereses y derechos de los pueblos indígenas y el desarrollo económico nacional.  

 

4. Rechazamos rotundamente la implementación de megaproyectos que saquean nuestros territorios, conocimientos, saberes y recursos naturales.

 

5. Rechazamos la militarización de nuestros territorios en cada Estado Nación porque va acompañada de la persecución de nuestros lideres y autoridades indígenas; también rechazamos la discriminación que se recrudece hacia nosotras las mujeres indígenas por nuestra triple condición de ser mujeres, indígenas y pobres.

 

7. Denunciamos la impunidad y la corrupción de los gobiernos que no procuran, ni promueven, ni garantizan el respeto de nuestros derechos y libertades fundamentales al no aplicar la justicia y reconocer las leyes, los pactos y acuerdos nacionales e internacionales.

 

8. Denunciamos la actitud racista y discriminatoria de los funcionarios de los Estados Nación de nuestra América porque siguen violando sistemática y reiteradamente nuestros derechos y libertades fundamentales. Es necesaria la erradicación total del racismo porque es una de las causas de la exclusión de miles de mujeres y de la violación de nuestros derechos fundamentales, como los derechos a la salud y a la educación.

 

9. Proponemos a todas las mujeres del mundo retomar nuestras leyes naturales y milenarias y ejercerlas en los hechos, de igual forma realizar campañas por la recuperación de nuestros sitios sagrados, nuestros símbolos y la protección de nuestros animales sagrados.

 

10. Animamos a los Estados Nación para que adopten la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU y la Declaración Americana de Derechos de Pueblos Indígenas de la OEA, por ser éstas normas mínimas para nuestra permanencia y vigencia.

 

11. Proponemos y exigimos a los Estados Nación que incluyan la participación de los pueblos indígenas en las decisiones políticas sobre la implementación de los megaproyectos, para que se les informe, consulte y que se respeten esas consultas. Advertimos el peligro latente de la agudización de los conflictos sociales.

 

12. Planteamos a los Estados Nación que la Educación Bilingüe Intercultural  (EBI) se convierta en una política de Estado que abarque los niveles inicial, primario, secundario y superior, y que incluya tanto a indígenas y no indígenas, para aprender a respetar las diferencias - género, etnia, raza, clase social, etc.- y las autonomías de cada pueblo originario.

 

13. Proponemos y reiteramos a los gobiernos de nuestros países programas de compensación social, ambiental y cultural por los daños causados al medio ambiente, base de nuestra supervivencia.

 

14. Recomendamos a la OIT:

La implementación urgente de medidas de vigilancia con relación al Convenio 169, creando un espacio de interlocución directa entre la OIT y los pueblos y mujeres indígenas, para monitorear y vigilar su cumplimiento; Un sistema de participación directa de los pueblos indígenas de acuerdo a su status jurídico, para presentar sus demandas directamente a la OIT y no a través de sindicatos o gremios.

 

15. Proponemos que la ONU haga una evaluación seria y responsable, en coordinación con los pueblos originarios, del Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, considerando dedicar un decenio más, y que se realice una Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas.

 

16. Exhortamos a los Estados Nación de nuestra América para que garanticen mecanismos de consulta en nuestros pueblos indígenas, reconociendo a sus autoridades y representantes, y promoviendo procesos de consulta a las bases sobre los temas que nos convocan, como el proyecto de Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la OEA y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU; también les exhortamos a que insten a otros Estados para la pronta adopción de estas declaraciones.

 

17. Exigimos a los Estados Nación tomar en cuenta a los pueblos indígenas que viven en zonas rurales y en grandes ciudades, dotándolos de servicios sociales básicos; exigimos que estos servicios sean implementados desde la perspectiva y visión de la cultura y saberes de los pueblos indígenas.

 

18. Recomendamos a los organismos de la ONU que brinden mayor atención en sus políticas y acciones para mejorar las condiciones de salud, educación, economía y participación política de las mujeres y jóvenes indígenas.

 

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