Fue un encuentro de total fraternidad el que se realizó el pasado martes 12 de julio de 2005 entre mujeres de la Conferencia Nacional Afrocolombiana, la Fundación para la Formación de Líderes Afrocolombianos (AFROLIDER), el periódico Actualidad Étnica y la Fundación Hemera. Este  encuentro nos permitió aprender de nuestras mutuas experiencias, conocer nuestros campos de trabajo y visibilizar formas de contribuir a un mejor flujo de la información de los procesos del pueblo afrocolombiano, y muy especialmente de sus organizaciones de mujeres.

 

El objetivo de la reunión buscó también estrechar lazos de apoyo, solidaridad y cooperación. Fue un espacio de reconocimiento mutuo donde conocimos los sujetos que encarnan las acciones de la CNA en lo cotidiano, en los ríos, y conocimos la utilidad que para algunas de sus integrantes ha venido teniendo el Periódico “que nos encargamos de enviar a nuestros amigos siempre”, dijo Maura Nasly, de Afrolider.

 

Con las liderazas compartimos algunos de los temas que nos preocupan, tales como: el impacto social y económico de las fumigaciones en los territorios colectivos, del conflicto armado y de los llamados megaproyectos en sus municipios, que en lugar de generarles riquezas y bienestar están aumentando sus niveles de marginalidad y destruyendo sus proyectos propios de desarrollo económico.

 

Hablamos del tema de los pesticidas. Cuenta una de las líderes de la Asociación de Mujeres Afrodescendientes por la Vida del Río Tapaje- Municipio del Charco Nariño, que el panorama del Río Tapaje es bastante desolador: el problema inició con las fumigaciones de glifosato en el año 2004 que destruyó todas las huertas caseras, acabó con varias especies consideradas en vía de extinción e impidió que las personas que se dedicaban a la recolección del oro siguieran desarrollando esta actividad porque los químicos vertidos indiscriminadamente sobre el río afectaban gravemente la salud de la población.

 

Esta situación las obligó a buscar nuevas formas de ganarse la vida y así nació el proyecto “Mujeres Artesanas” por medio del cual estas mujeres crearon una microempresa en la que elaboraban artesanías como escobas de ramo, marimbas y otros instrumentos musicale. Pero, la escasez de la madera impidió que siguieran desarrollando esta labor; afortunadamente contaron con el apoyo de la Alcaldía de Tapaje que las ayudó a reconstruir sus huertas y emplearse nuevamente. Sin embargo la dicha tardó poco en desvanecerse porque las fumigaciones indiscriminadas de enero de 2005 volvieron matar sus sueños y acabaron con la esperanza de sacar adelante su proceso, que beneficia a más de 2.000 de 29 corregimientos.

 

Han sido muchas las denuncias que estas comunidades han interpuesto ante las autoridades pero aún no han recibido respuesta, pero siguen tocando puertas con la ilusión de que alguna entidad escuche sus quejas y las apoye.

 

Tapaje no es el único Municipio que ha sufrido los estragos de estas indiscriminadas fumigaciones.  La Representante de la Asociación Municipal de Mujeres ASOM BALSA del Cauca, expuso su preocupación por el aumento de estas fumigaciones que han afectado la economía de su municipio, Buenos Aires, cuya actividad principal es la agricultura y la extracción del oro.  Allí, las fumigaciones han hecho que la gente abandone sus lugares de trabajo en el campo, se incorporen a las milicias armadas o se desplacen a otros municipios.

 

Como si fuera poco, el desarrollo del proyecto de embalse del río Cauca también ha afectado a los habitantes ribereños, pues algunas fincas desaparecerán y algunas personas que se dedicaban a la extracción del oro a la orilla del río no podrán seguir haciéndolo, ya que las maquinarias utilizadas para dicha represa no les permiten trabajar. Esta situación es preocupante porque los niveles de desempleo, hambre y pobreza  han aumento, “todo es con maquinarias y ni siquiera se utiliza a la gente del pueblo para que ejecute algún trabajo que genere ingresos a sus familias”.

 

Otro megaproyecto que tiene en crisis a estas comunidades es el que está encaminado a aumentar el caudal del Río Oveja, que atiene como fin producir más energía cuando en las veredas de Buenos Aires ni siquiera cuentan con energía.  Lo peor de todo esto es que para la ejecución de estos proyectos se requiere la Consulta Previa a las comunidades afectadas y según las mujeres “esto no se ha realizado en ninguna de las obras que ya están en proceso de ejecución”.

 

Son muchos los problemas que afectan a estas mujeres pobladoras ancestrales de los ríos del Cauca y Valle del Cauca. La continua violación de DDHH por parte de los actores del conflicto armado, ensombrece sus rostros cuando la recuerdan. Comportamientos absurdos de estos personajes con las mujeres las mantienen en la angustia de no saber qué pasará con ellas, con sus hijos y esposos.  “Las mujeres de Tapaje y Buenos Aires, somos víctimas de violaciones y son muchos los jóvenes desaparecidos en el río Tapaje...  Incluso logramos rescatar a 47 jóvenes que estaban al servicio de las AUC y reincorporarlos a nuestras comunidades.

 

Estas mujeres, marcadas desde que nacen  con el estigma de la discriminación por su piel oscura son un verdadero ejemplo de lucha y trabajo solidario, de apego a sus tierras y a su identidad. “Queremos vivir en Tapaje, porque amamos nuestro territorio”, dice una de ellas, pero la tristeza desdibuja su rostro al recordar el sinnúmero de desapariciones y desplazamientos que han tenido que soportar, en su lucha por tan sólo una oportunidad de vivir con dignidad en las tierras que les dejaron los abuelos.

 

El Proceso de Comunidades Negras- PCN – les ha dado todo su apoyo para denunciar y solucionar algunas de sus problemas, sin embargo, están esperando que se concreten las ayudas solicitadas. Es evidente que estas comunidades necesitan herramientas que les permitan defenderse y sacar adelante sus proyectos de vida. Ellas no piden riquezas, sólo necesitan garantías de seguridad y de vida, para poder construir un futuro en sus tierras sin que sean derrumbados sus sueños. 

 

Y para ello también es importante el actual CENSO. Según ellas, “los resultados no fueron tan positivos... La formulación de algunas preguntas no era la adecuada, algunas personas no entendían el cuestionario, o no se identificaban con las opciones suministradas, todas las personas no fueron censadas con el mismo formato de preguntas, unas respondieron un cuestionario más largo que el que respondieron otras personas, algunas personas manifiestan que no fueron encuestadas, y en el peor de los casos hubo municipios como el de Buenos Aires Cauca donde el equipo que debía codificar los datos no tenía señal, además estaban preestablecidos para ingresar los datos de 5 personas, por lo tanto al ingresar el sexto miembro de la familia los datos se borraban y tocaba volver a iniciar el proceso de encuesta”... “En ningún momento me preguntaron por su identidad étnica y al parecer eso ocurrió con varias personas, situación verdaderamente preocupante porque el rasgo étnico debe quedar claramente expresado en estas encuestas que busca saber cuántos somos y cómo somos, qué necesidades tenemos para ver cómo las solucionan.

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