“YO QUIERO BAILAR”

 

Por Karmen Ramírez Boscán

Especial para Actualidad Étnica

Maicao -  La Guajira,  julio 21 de 2005

 

Jierru (Mujer)

La vida está aquí, plena, entre mujeres

Mi hermana, la mañana.

Mi mujer, la tarde,

Mi madre, la noche.

Mi abuela, el sueño.

Su festejo, el sueño.

Su festejo, como las casimbas,

En breve y profundo.

Vitto Apûshana

Premio de Poesía Casa de las Américas - 2000

 

La Yonna, nuestro baile tradicional, está envuelto por un misterioso halo de poder que nos permite engrandecer los valores femeninos al mismo tiempo que se conceden privilegios a las mujeres Wayúu, que en otras circunstancias serían difícilmente reconocidos.

 

La primera vez que una Wayúu baila yonna es cuando se encuentra preparada para enfrentar la vida.  Las niñas, al llegar a la pubertad, se ven desafiadas no solo a los cambios físicos sino también mentales y deben asumir las responsabilidades espirituales durante un encierro tradicional, en el cual se nos prepara para batallar nuestra existencia en el universo.

 

El tiempo del Sutapaulu o encierro, es establecido en la actualidad por la madre, pero anteriormente, después de ser rasurada totalmente, la niña que entraba al rancho salía tres y hasta cinco años mas tarde, convertida en una hermosa majayura, con largos y brillantes cabellos, totalmente instruida no solo en los oficios en los que ha sido educada para  sostenerse en la vida, sino también dispuesta para los trabajos que le permitirán desempeñarse con total libertad en las labores domésticas, familiares y conyugales.

 

Durante este periodo de aislamiento las Wayúu aprendemos a hilar y a tejer chinchorros, mochilas hamacas, y algunos accesorios.  Estas labores y responsabilidades son transmitidas por nuestra madre, o por nuestra abuela y tías, siempre por línea materna y son ellas quienes nos hacen regalos especiales para que obtengamos la destreza particular de cualquier walekerü o araña tejedora. Una kanaspi o pulsera elaborada con hilos multicolores y finos palitos, simboliza que la mujer que la lleva puesta es muy ágil para estas labores y no sufrirá nunca de flojera.

 

Cuando se acerca la fecha de salir del extraordinario recogimiento nuestras tías nos enseñan también a ayonjestain o bailar para que podamos demostrar en la ceremonia de celebración, que una mujer con pasos entrecruzados y firmes, puede dominar cualquier instinto de los hombres.  Se nos compran telas muy vistosas con colores muy vivos para elaborar mantas que serán acompañadas de hermosos y lujosos accesorios, los cuales deben ser nuevos para atraer la buena suerte y colocados en el cuello, las muñecas y los tobillos. Además, también se nos prepara con baños y ungüentos que nos harán lucir bellas, seguras, enérgicas y poderosas.

 

La salida del encierro es entonces un acontecimiento familiar y hasta podríamos mencionar que es una gran festividad comunitaria en la que una nueva majayura es presentada ante la sociedad Wayúu para que pueda ser pretendida en matrimonio. Y es cuando se ofrece una gran fiesta para muchos invitados, mujeres y hombres de otras rancherías y clanes que comerán, beberán y bailarán a ritmo de kasha o tambor durante toda la noche.

Al salir a bailar, se forma un gran circulo con los invitados y dueños de la ranchería, el hombre que quiere bailar, comienza retando a las mujeres gritándoles “Jutzaaaaa……”,  mientras el público grita “jari…jari…jari….” Entre tanto la mujer que acepte el reto, empezará a perseguir al hombre entrecruzando los pies con paso lento pero firme.  El hombre debe moverse siempre bailando hacia atrás sin levantar los pies del piso, pero al mismo tiempo debe demostrar que aunque esta en desventaja es todo un varón.  La mujer por el contrario,  manifiesta su poder femenino, demuestra su pureza, su control y sensualidad,  además demuestra con vanidad el linaje al que pertenece, e inicia la interpretación de los pasos mas elementales como: samutkuya: Paso del gallinazo,  mushalekuaya: Paso del Caricia, jayumulerkuaya: Paso de la mosca, karaykuaya: Paso del alcaravan, chocokuaya: Paso del trompo,  jeyukuaya: Paso de la hormiga; para su ejecución se necesita que el parejo sea un muchacho pequeño para que cuando se caiga lo levanten y carguen así como la hormiga carga un terrón, petkuaya: Paso de la perdiz, anuwanakuaya: Paso del rey del gallinazo, wainpiruaikuaya: Paso del pauralata, wawachikuaya: Paso de la torta.

 

La yonna posee una connotación sagrada y también es bailada en ceremonias muy especiales como las de matrimonio, o las de algunos velorios, de igual forma cuando algún sueño lo indique o cuando nuestros muertos lo demanden, cuando haya necesidad de invocar a Juyá en el infinito, que es el ministro de las lluvias, o para alimentar una lania o contra con el objeto de fortalecer su poder de protección frente a los espíritus sinvergüenzas. 



[1][*] Ayonnjestain es una palabra en wayúunaiki, la lengua tradicional del Pueblo Wayúu que habita en <<La Guajira> Colombiana>, y que significa “Yo quiero bailar”.

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