Somos mujeres afrocolombianas pertenecientes a varios procesos organizativos, que venimos de un camino formativo y reflexivo en cada una de nuestras regiones.

 

Somos madres, hermanas, hijas, compañeras, somos líderes que desde siempre hemos construido al lado de nuestras familias un proyecto de vida autónomo para nuestro pueblo. Venimos de regiones apartadas: unas del Cauca, otras de Nariño y otras actualmente vivimos en Bogotá, ciudad a donde llegamos huyendo de la guerra, otras nacimos en esta ciudad donde hemos construido un proyecto de vida basado en nuestra identidad como afrodescendientes.

 

Las del Cauca pertenecemos a la Asociación Municipal de Mujeres de Buenos Aires, un proceso donde confluimos alrededor de 144 mujeres de diferentes veredas, en nuestros pueblos somos agricultoras, mineras, colchoneras, hacemos vino y pescamos.  Las de Nariño pertenecemos a la Asociación “Mujeres por la Vida”, somos alrededor de 2427 mujeres que resistimos en medio del conflicto y los avatares de la guerra, que insistimos en que es posible construir un municipio de paz, un municipio sin violencia, un municipio sin cultivos de uso ilícito. Y las de Bogotá pertenecemos al Proceso de Comunidades Negras, a la Organización de Mujeres Afrocolombianas “ORMUAFRO” y a la organización “Etnia Verde”.

 

Con el apoyo del Servicio Mundial de Iglesias hemos recorrido un corto pero sustancioso camino que nos sirvió para encontrarnos, aprender y compartir. Lo mas importante es que en los talleres logramos conversar y construir, construir y aprender, aprender y entregar… Los talleres locales terminaron con un encuentro de representantes de esas organizaciones aquí en Bogotá. Durante largas horas analizamos nuestra situación y elaboramos, con base en reflexiones de vida, nuestra propuesta para ser escuchadas por nuestras organizaciones, las organizaciones de nuestros compañeros y por todas aquellas instituciones y personas que nos quieren ayudar a construir, a fortalecernos y a permanecer.

 

En nuestros pueblos todas las mujeres trabajamos a la par de nuestros compañeros: muchas somos agricultoras, otras sacamos oro, otras hacemos artesanías, otras cantamos y bailamos, otras profesoras, madres comunitarias, enfermeras, parteras… todas juntas cultivadoras de sueños y alegrías, todas juntas parteras de la vida; todas juntas compartiendo sentimientos de impotencia, compartiendo nuestra cotidianidad y los problemas del diario vivir, todas llorando los dolores comunes y los particulares pero también sonriendo y disfrutando las alegrías y esperanzas.

 

Estos talleres han posibilitado conocernos como mujeres, como pertenecientes al pueblo negro, los talleres han sido una llave que abrió la puerta a horizontes que no imaginábamos y posibilitó la recuperación de la memoria, la capacidad de autorreflexión sobre nosotras mismas, recobramos el sentido de pertenencia y proyectaron nuestro accionar hacia un futuro pensando en una continuidad en el tiempo. Y así entre todas logramos construir, no sólo conocimiento sino también afectos y solidaridad, logramos pensar en la situación política, económica, social y militar que se vive en nuestros territorios, y entre palabra y palabra, entre juego y juego, entre canto y canto, entre mirada y mirada nos reconocimos, exploramos nuestras capacidades para continuar liderando procesos dentro de nuestras organizaciones.

 

El sentido de pensar nuestro pasado y nuestro futuro, de marcar el rumbo de nuestro accionar ha sido un volver a nacer como sujetas a la vida social, ha sido aprender a mirar con nuevos ojos, con nuevas mentes. Decimos volver a nacer porque uno no ha nacido si siempre piensa con pensamientos prestados, escritos por otras y otros, dichos por otros y otras.

 

Avalamos desde nuestro quehacer diario la lucha histórica del pueblo negro enmarcada en los siguientes derechos:

 

Reanimación de la Identidad étnica histórica y cultural de las Comunidades Negras.

 

La defensa del territorio ancestral y el aprovechamiento tradicional de los recursos naturales.

 

La defensa de una opción de desarrollo que tenga en cuenta las prácticas tradicionales de producción y en sí el conjunto de saberes ancestralmente transmitidos de generación en generación.

 

La participación autónoma de las Comunidades Negras en la toma de decisiones que las afecten directa e indirectamente.

 

Somos parte de la lucha del pueblo negro del mundo y aportamos desde las particularidades de las Comunidades Negras a la lucha por la aplicación de los Derechos Humanos y por la construcción de un mundo más justo.

 

¿De Dónde Venimos?

 

Las del Cauca: La Asociación Municipal de mujeres del Municipio de Buenos Aires –ASOM- surge como respuesta al proceso organizativo de varios grupos a nivel veredal que desde 1.991 intentan construir un espacio de integración, coordinación, reflexión y construcción colectiva. El 20 de abril de 1.997 se realiza un encuentro entre estos grupos con el propósito de consolidar sus sueños de unidad. La conclusión mas importante de ese encuentro y posterior proceso tiene que ver con el consenso entre sus participantes sobre la necesidad de constituir, fortalecer y consolidar un espacio en el cual quepan todos sus sueños por un futuro mejor.

 

Motivadas por la falta de políticas públicas que reconozcan y faciliten el aporte político, económico y cultural que realiza la mujer afrocolombiana en el municipio, departamento y en el país, evidenciamos que nuestro grave problema radica en las insostenibles prácticas de producción, la falta de espacios de capacitación y formación y la grave situación de conflicto armado y sus consecuencias, que afectan de manera directa y sensible a las mujeres afrodescendientes causando violaciones a los derechos humanos, desplazamiento forzado y ponen en riesgo los derechos del pueblo afrocolombiano y de las mujeres que de el hacemos parte, que en general han ocasionado desintegración familiar y por tanto la afectación a nuestra integridad étnica y cultural. Preocupa de manera particular el acrecentamiento de cultivos de uso ilícito en la zona que contribuyen al deterioro de nuestras condiciones de vida. 

 

Estas, en general, son las razones que nos han motivado a consolidarnos bajo una visión propia, propiciando un modelo de desarrollo acorde a nuestras aspiraciones buscando sobrevivir y resistir de manera pacífica.

 

Las de Nariño: Venimos del municipio del Charco, compuesto por 42 corregimientos, en 29 de ellos hace presencia nuestra organización “Asociación de Mujeres Afrodescendientes por la Vida”. Esta organización nace por la necesidad de defender nuestro territorio y arrebatarle a la violencia y a los grupos armados al margen de la ley a nuestros jóvenes. Nos aqueja de manera particular la problemática de los cultivos de uso ilícito y la devastadora política del gobierno de Álvaro Uribe, que se empeña en fumigar de manera indiscriminada los cultivos que desde tiempos históricos hacemos los hombres y mujeres negras para nuestro sustento.

 

Nuestra organización se ha convertido en una alternativa de autonomía que ha permitido mantener y recuperar nuestras formas propias, ello por encima de los paisas, del gobierno de Uribe, de la cooperación que irrespeta nuestras formas de ver el mundo. Nuestra fortaleza radica en nuestra estructura organizativa viva, estable, seria y responsable y de compromiso basado en el empeño de la palabra de mujer. 

 

Nuestras líneas de acción consisten en el rescate de las prácticas ancestrales de nuestro linaje de matronas; trabajamos en alternativas de producción con frutas tropicales, plantas medicinales, ornamentales y verduras; tenemos un gran interés en el manejo sostenible de nuestro medio ambiente y trabajamos de manera puntual en la gestión integral de residuos sólidos.   

 

En Bogotá: Muchas de las mujeres que llegamos a esta ciudad a causa del conflicto armado interno y de la situación socioeconómica por la que atraviesan nuestros territorios, hemos llegado a habitar en los cordones de miseria con condiciones de saneamiento básico críticas, continuamente enfrentamos circunstancias bastante complejas porque no es reconocido nuestro aporte a la construcción de la base económica de esta ciudad y del país. En esta ciudad nos enfrentamos a diversos problemas tales como el desempleo, analfabetismo, violencia familiar, necesidades básicas insatisfechas, el abuso sexual, el ultraje, y el desplazamiento por la violencia y la discriminación racial y de género–sexo. No obstante esta situación, hemos logrado reunirnos con base en una historia que nos une y nos identifica como mujeres pertenecientes al pueblo negro. A partir de allí hemos conformado organizaciones que buscan alternativas productivas y de visibilización que despierten la solidaridad de otras luchas para con las nuestras.

 

El Proceso de Comunidades Negras se ha empeñado en acompañar a las personas desplazadas que llegan a esta ciudad, de igual manera lucha por hacer incidencia y cabildeo a las políticas públicas destinadas al pueblo afrocolombiano y visibilizar y denunciar las constantes violaciones en las regiones. ORMUAFRO tienen su ámbito de acción en la localidad Ciudad Bolívar y ha logrado establecerse como una organización interlocutora para la aplicación de políticas distritales para las mujeres afrodescedientes.  Etnia Verde por su parte está conformada por jóvenes profesionales especializados en disciplinas técnicas que buscan acompañar y legitimar el discurso de las comunidades referido a otra forma de visualizar el desarrollo y las implicaciones de los megaproyectos y la intromisión de formas extrañas a las tradicionales.

 

Nuestras Propuestas: somos parte de un proceso organizativo de Comunidades negras llamada Conferencia Nacional Afrocolombiana –CNA- y como tal insistimos en seguir fortaleciendo nuestros esfuerzos de lucha en la unidad. En tal sentido hacemos las siguientes recomendaciones:

 

Instamos al Estado a crear espacios de elaboración y concertación de una política pública diferenciada para las mujeres afrocolombianas que sea pertinente y oportuna.

 

Instamos a las agencias de cooperación internacional a desarrollar una cooperación que tenga en cuenta las visiones propias y diferenciadas de las mujeres afrocolombianas, para lo cual es necesario diagnosticar sobre el terreno nuestras fortalezas y necesidades, respetando las formas de gobierno propias.

 

En todo el camino recorrido, si algo nos queda, si algo hemos aprendido, es una enseñanza que nos comprometemos a replicar entre nuestros hijos e hijas: LA SOLIDARIDAD, ES LA ÚNICA GARANTÍA QUE TENEMOS LOS PUEBLOS HISTÓRICAMENTE DOMINADOS PARA TRANSPORTARNOS MAS ALLÁ DE LOS LÍMITES GEOGRÁFICOS, FÍSICOS, HUMANOS Y HASTA DE PENSAMIENTO QUE NOS HAN IMPUESTO A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS.

  

Consulte el comunicado de la CNA

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