Ø       En la última década las mujeres empleadas han aumentado de un 37% a un 50%, siendo la principal fuente de empleo la microempresa y el autoempleo. Las mujeres reciben ingresos que representan el 25% de lo que ganan los hombres en las mismas tareas.

Ø       La participación de los poderes del estado fluctúa entre el 1% y el 30% en los cargos de ministras y secretarias, y el porcentaje de mujeres electas a los parlamentos está entre el 3.6% y 27.6%.  En los países latinoamericanos menos de un 5% de las alcaldías están en manos de mujeres.

Ø       Durante la última década se registró entre un 9.5% y un 30% como tasas de violencia contra la mujer por un compañero íntimo. Según registros del Departamento Nacional de Estadísticas DANE, Colombia tiene 46.039.144 habitantes, de los cuales el 51% son mujeres (23.275.014), y de este porcentaje sólo 544.568, el 0.2% pertenecen a grupos indígenas y afrocolombianos.

 

Fuente: Estadísticas Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, y DANE Colombia.

 

Hace catorce años, el 25 de noviembre fue declarado como el Día Internacional para la No Violencia hacia las Mujeres, pues en esa misma fecha las activistas políticas de República Dominicana Minerva y María Teresa Mirabal fueron asesinadas por la Policía Secreta del dictador Rafael Leonidas Trujillo. En 1991, el Centro de Liderazgo Global de las Mujeres, CGWL, inició la campaña internacional “16 Días de Activismo Contra la Violencia hacia las Mujeres”, desde entonces las organizaciones sociales, redes de mujeres, gobiernos, parlamentarios, legisladores y medios de comunicación de América Latina y el Caribe dedican este tiempo para clamar al mundo por el respeto de los derechos humanos de del sexo femenino. En Colombia, la Ruta Pacífica de la Mujeres marcharán, a partir de hoy, a las tierras del Chocó en donde existen los más altos índices de violencia contra la mujer, expresados, por ejemplo en el desplazamiento y el desarraigo. Actualidad Étnica presenta un especial sobre este tema, en esta importante fecha para las indígenas, gitanas, afro, campesinas, todas y cada una de las mujeres de América Latina y el mundo.

 

El lapso de 16 días, propuesto por el Centro de Liderazgo Global de las Mujeres no fue definido de manera arbitraria, para ello se tuvo en cuenta que durante estos días se realizan en el mundo numerosas actividades de grupos sociales, que sirven de apoyo y coyuntura para que el Día de la No Violencia hacia las Mujeres no pase inadvertido, además en estas actividades organizaciones de mujeres disponen de espacios para difundir y promover los derechos humanos femeninos.  Por ejemplo, en el 1° de diciembre, día internacional del VIH/Sida, se llevarán a cabo en todo el mundo talleres, conferencias, movilizaciones, pronunciamientos, reportajes periodísticos y actividades artísticas para hacer visible la violencia contra las mujeres y el costo humano que esta patología conlleva. Otras actividades que son aprovechadas para dar realce a la lucha por los derechos de la mujer son el 6 de diciembre, aniversario de la Masacre de Montreal, cuando un hombre disparó a catorce universitarias feministas y el 10 de diciembre, día en el que se conmemora  la firma, en 1948, de la Declaración Universal de los Derechos humanos.

 

En el 2005 la campaña de los 16 Días tendrá como eje central el lema "Por la salud de las mujeres. Por la salud del mundo: ¡No más violencia!". Numerosas organizaciones femeninas se vincularán a la celebración: La Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual y otras agrupaciones nacionales han convocado a una marcha nocturna el jueves 24 de noviembre, para  manifestar públicamente la decisión de no tolerar ninguna forma de violencia sexista. En México se realizará el III Encuentro de mujeres indígenas.

 

En Brasil las organizaciones Agenda en Género, y Ciudadanía y Desarrollo, llamarán la atención de la sociedad sobre la violencia contra las mujeres y la falta de respeto frente a los derechos humanos.  Además de presentar la exposición fotográfica “16 miradas sobre la violencia contra las mujeres” en Brasilia.

 

Las mujeres en Colombia trazarán la Ruta

 

La Ruta del Pacífica realizará una marcha desde todos los municipios de Chocó hacia su capital Quibdó. Seguramente, la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia hacia las Mujeres es la oportunidad para denunciar los casos de violaciones de los derechos humanos de la mujer, y también se convierte en una evidencia del rol que la mujer se ha ido forjando en la resolución de conflictos, cuya importancia ha sido consignada en la resolución 1235, expedida por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2000. En dicha resolución se insta a los estados para la inclusión de las mujeres, como actores sociales en los procesos de negociación de paz, al igual que en la prevención del conflicto y el posconflicto.

 

Amnistía Internacional,  en su Página Web destaca la falta de medidas efectivas por parte de los Estados para incluir a las mujeres en la resolución de conflictos y para protegerlas en los mismos. Cita demás un fragmento del informe que Kofy Annan entregó al Consejo de Seguridad durante la Cumbre del Milenio, celebrada en septiembre de 2005, en el que afirma: “La comunidad internacional no ha sido capaz de prevenir los actos de violencia contra las mujeres durante los conflictos armados”.

 

En este orden de ideas, tres mil mujeres chocoanas se movilizarán hacia Quibdó, la capital de su departamento llevando como consigna varios lemas como: “Por la desmilitarización del territorio y la vida civil” y “Contra el miedo y la indiferencia”. La movilización programada por La Ruta Pacífica de las Mujeres, quiere presentar una vez más su propuesta política feminista para resolver, de manera pacífica el conflicto armado en Colombia y para hacer que las mujeres afrochocoanas no sean botín de guerra.

 

La marcha de las tres mil mujeres hacia Quibdó, también pretende denunciar públicamente la violación sistemática a los derechos humanos que los habitantes de las cuencas de Jiguamiandó y Curvadó sufren por parte de paramilitares y el despojo violento de sus territorios ancestrales, para ubicar en ellos cultivos de palma africana, otro problema que hace más cruda la crisis que enfrenta el departamento del Chocó. 

 

El desplazamiento de las mujeres afrochocoanas, no sólo involucra mujeres de esta etnia, sino que, según Consuelo Reyes, funcionaria de la Dirección de Etnias del Ministerio del Interior,  también congrega mujeres de las diferentes comunidades indígenas existentes en el Chocó colombiano, que iniciarán a movilizarse el 24 de noviembre desde sus sitios de residencia para llegar el 25 a la capital chocoana.

 

De igual manera, la jefe de prensa de UNIFEM en Colombia, Arantza Lirizgoltia, afirma que antes de la movilización de las mujeres chocoanas e indígenas, esta dependencia de la ONU realizó un proceso previo de sensibilización, donde se presentaron videos y documentos relacionados con la violencia dirigida hacia las mujeres, además de posibilidades de cabildeo ante el Congreso de la República. De otra parte, afirmó Lirizgoltia, que la UNIFEM financió la elaboración de un documento a manera de plegable, con el que las marchantes podrán divulgar a su paso las metas planteadas para esta actividad y para la lucha por la defensa de sus derechos.

 

Sin duda alguna, todas las actividades que se realicen en Colombia para conmemorar el Día Internacional de la No Violencia hacia las Mujeres, representa gran importancia para la lucha que el género ha sostenido durante toda la historia, sin embargo, esta marcha de tres mil mujeres en el Chocó resulta significativa, no sólo por su dimensión, sino por las características específicas de violencia, desplazamiento y miseria que experimenta esta región del país.

 

Mujeres en el desplazamiento en el Chocó

 

Según el Sistema Único de Registro de Acción Social, antes Red de Solidaridad Social, desde 1996 hasta el 30 de septiembre de 2005, del departamento del Chocó se han desplazado 20.195 familias (90.432 personas), y ha recibido 13.754  (61.006 personas). Lo más impresionante es que el 80% de estos hogares desplazados tienen jefatura femenina. Así mismo, cada vez es más estricta la restricción a la libre circulación de alimentos, medicamentos y combustible.  Y según la ONU, durante el primer semestre de 2004, ciento ochenta mil habitantes permanecieron confinados en la cuenca del río Atrato, de estos veinte mil son indígenas y los restantes pertenecen a las comunidades negras.

 

La situación de violencia para las mujeres chocoanas se agrava en el marco del conflicto armado y de la crisis humanitaria, una muestra de ello es la violación de una menor de edad por parte de paramilitares en el Carmen del Darien; como también lo es la violencia física y sexual ejercida sobre una enfermera por un Infante de la Base de la Marina ubicada en Bahía Solano, después del ataque la mujer golpeada brutalmente quedó cuadrapléjica. Sin mencionar detalladamente que en Quibdó, en el año 2004 se realizaron 294 dictámenes de violencia intrafamiliar, de los cuales 26 fueron contra niñas y 218 contra mujeres adultas, lo que representa el 83% de los análisis realizados.

 

“La Madre Naturaleza también es Mujer”

 

Ana Rocío Tiquidimas, indígena Huitoto de la etnia Muro del Amazonas, es Diseñadora Industrial de la Universidad Nacional de Colombia, afirma que existen varias formas de violencia contra las mujeres indígenas, que de igual manera están contempladas en todas las convenciones, legislaciones y tratados existentes sobre el tema de violencia hacia las mujeres, sin importar su raza o su condición. Sin embargo, resalta dos como las más recurrentes, siendo estas la discriminación que sufren las indígenas en el ámbito profesional y la violencia hacia la Madre Naturaleza.

 

La mujer indígena en su hogar es la fuerza, -dice- es quien siempre está iluminando el camino que el hombre debe emprender para logar las metas comunes; es ese vínculo indispensable entre la especie humana y su origen. Sin embargo, cuando la mujer indígena sale de su comunidad se encuentra que incluso los mismos dirigentes hombres de las organizaciones indígenas, no la consideran como un actor fundamental ni importante en la lucha de sus pueblos.  Esta situación la ejemplifica de la siguiente manera: “Cuando Emperatriz Caguache fue la presidenta de la Organización Para los Indígenas de la Amazonía Colombiana, OPIAC, los otros dirigentes indígenas se oponían por no considerarla capacitada para desempeñar este cargo por ser mujer, sin embargo, fue una de las mejores gestiones que se experimentaron en al OPIAC”. De otra parte, también afirma que en el ámbito profesional, la consecución de becas para estudiar en el exterior no resulta asequible para las mujeres indígenas.

 

La otra forma de violencia hacia las mujeres, y quizá la que más atención requiere, es según Ana Rocío Tiquidimas, la realizada hacia la Madre Naturaleza, que también es mujer, para utilizar sus palabras, porque todas las agresiones contra ella, inexorablemente deterioran la especie humana y ponen en peligro su existencia en el planeta.  De otra parte, considera que Ella, la Madre Naturaleza, procrea, concibe y es la fuente principal de energía para desempeñarse de manera óptima en todos los campos en los que el ser humano, no sólo los indígenas y las mujeres tengan competencia.

 

Legislación para prevenir la violencia hacia las mujeres

 

En el ámbito internacional se han establecido  legislaciones para combatir, regular y prevenir la violencia contra las mujeres.[1] En La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, Belem Do Para, realizada en Brasil en 1994 se establece:

 

Artículo 1: Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

 

Artículo 2: Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica. Especificando: a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual.

 

En Colombia, la Ley 575 de febrero de 2000, que reforma parcialmente la Ley 294 de 1996 define la violencia como: Art. 1º. Toda persona que dentro de su contexto familiar sea víctima de daño físico o psíquico, amenaza, agravio, ofensa o cualquier otra forma de agresión por parte de otro miembro del grupo familiar....”  



[1] La Fuente de esta información es el Informe de Consultoría: Violencia Social: Ciudades Seguras y Género.  UNIFEM – Región Andina 2003

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