“Próximos a terminar un nuevo cuatrienio legislativo, el balance de los parlamentarios de la circunscripción indígena no es el más alentador: sólo uno de ellos fue reelecto, ninguno de los partidos indígenas logró mantener la votación obtenida hace cuatro años y, por si esto fuera poco, el pasado 12 de marzo el voto en blanco salió victorioso por amplio margen en las elecciones a Senado por la circunscripción especial indígena -58%-, hecho reivindicado por algunos como un voto de castigo a la gestión de los actuales congresistas étnicos, y por otros como un error al marcar el tarjetón. Lo cierto es que tres partidos fueron damnificados con estos resultados: la Alianza Social Indígena –ASI-, Autoridades Indígenas de Colombia –AICO-, y el Polo Democrático Alternativo, PDA”, es el corte de cuentas que hace el grupo de investigación “Congreso Visible - Candidatos Visibles” de la Universidad de los Andes, al trabajo adelantado por los congresistas indígenas en los últimos cuatros años.

Congresistas indígenas en el cuatrienio 2002–2006, ¿Buena gestión pero malos resultados?

Por Congreso Visible

Universidad de los Andes

Próximos a terminar un nuevo cuatrienio legislativo, el balance de los parlamentarios de la circunscripción indígena no es el más alentador: sólo uno de ellos fue reelecto, ninguno de los partidos indígenas logró mantener la votación obtenida hace cuatro años y, por si esto fuera poco, el pasado 12 de marzo el voto en blanco salió victorioso por amplio margen en las elecciones a Senado por la circunscripción especial indígena -58%-, hecho reivindicado por algunos como un voto de castigo a la gestión de los actuales congresistas étnicos, y por otros como un error al marcar el tarjetón. Lo cierto es que tres partidos fueron damnificados con estos resultados: la Alianza Social Indígena –ASI-, Autoridades Indígenas de Colombia –AICO-, y el Polo Democrático Alternativo -PDA-.

La gestión de estos partidos y de sus congresistas indígenas, no parece haber llenado las expectativas de sus electores, ya que perdieron más de 135 mil votos con respecto a los resultados de 2002. El caso más dramático es el de AICO, el cual pasó de tener 105.600 votos en las elecciones parlamentarias de 2002, a 28.600 en los últimos comicios. Como consecuencia, perdió la curul que había alcanzado en 2002 en la Cámara de Representantes, y fracasó en su intento de llevar al Representante Lorenzo Almendra al Senado. Esto a pesar de que Almendra fue Vicepresidente de la Comisión Primera, y de hacer de los temas étnicos y ambientales el centro de su gestión legislativa, destacándose con iniciativas como la que pretendía despenalizar el cultivo y consumo de la hoja de coca en su estado natural, la regulación del uso del agua, la reforma de las circunscripciones especiales en el Congreso, entre otras. Almendra, demostrando coherencia ideológica con su partido, fue un firme contradictor de la política de seguridad democrática, de la reelección presidencial inmediata, del TLC, de la Ley de Justicia y Paz y de la despenalización del aborto, al tiempo que apoyó los derechos patrimoniales de las parejas del mismo sexo.

Si bien la situación en el Senado no fue tan critica para AICO, los resultados tampoco fueron positivos. Efrén Tarapués, elegido Senador por la circunscripción indígena en 2002 con el aval de este partido, a mediados del cuatrienio entró a formar parte del Polo Democrático, para posteriormente decidir no presentarse a las elecciones de 2006. A pesar de esto, AICO logró mantener la curul gracias a que su lista alcanzó 21 mil 300 votos, con los que Ernesto Estancio llegó al Senado. Estos resultados, sin embargo, son pobres considerando los más de 35 mil votos alcanzados por el partido hace cuatro años y los más de 91 mil votos en blanco depositados el pasado 12 de marzo. De hecho, la curul conseguida por Estancio se logró en la medida en que el Consejo Nacional Electoral determinó que para las circunscripciones especiales no aplicaba la Reforma Política de 2003, y por ende la victoria del voto en blanco no obligaba a repetir las elecciones con nuevos candidatos.

Para algunos, la ausencia de Tarapués fue determinante en la suerte de AICO. Siendo miembro de la Comisión Segunda de asuntos internacionales, recibió múltiples reconocimientos por su gestión a favor de los intereses culturales y comerciales de las comunidades indígenas. En este sentido, se destacó con iniciativas destinadas a lograr acuerdos de cooperación entre Venezuela y Colombia para proteger la comunidad Wayuu, para fomentar el turismo étnico binacional entre Colombia y Bolivia, para fomentar leyes internacionales para la protección del conocimiento tradicional de las comunidades, entre otras.

Otro partido que debe estar preocupado es ASI, así como uno de sus líderes más reconocidos, Jesús Piñacue. Este líder Paez, senador por circunscripción nacional desde 1998, decidió buscar su reelección en 2006 por la circunscripción indígena. Si bien logró su cometido gracias a la decisión del CNE, es claro que la victoria del voto en blanco opacó su triunfo, así como el hecho de que el apoyo electoral de ASI disminuyera dramáticamente en los últimos cuatro años, pasando de 103.400 votos a Senado en 2002, a tan sólo 44 mil en 2006.

Los problemas que tuvo el Senador Piñacue con algunas comunidades indígenas, así como la división al interior de ASI, parecen explicar estos resultados. No hace falta sino recordar que la decisión de avalar la candidatura presidencial de Antanas Mockus no fue apoyada por la totalidad de miembros del partido, y que el pasado mes de mayo Piñacue fue atacado por integrantes del Resguardo Indígena de Calderas, en Cauca, ante mutuas denuncias de fallas en la gestión. Al margen de estos hechos, es claro que la gestión del Senador, desde la Comisión Primera de la que hace parte y de la que fue Vicepresidente, se centró en la defensa de los derechos indígenas, la promoción de cambios en el régimen electoral, políticas de paz, entre otras. Entre sus principales iniciativas se cuentan el intento de instaurar el voto electrónico, la reforma al Código Electoral, la reforma a la política de salud para comunidades indígenas, así como varias citaciones a Ministros para evaluar las políticas gubernamentales hacia la población étnica y la situación de orden público en sus resguardos, entre otras.

El PDA, por su parte, perdió en Senado pero ganó en Cámara. Perdió porque Francisco Rojas Birry, Senador por la circunscripción indígena desde 1998 con el aval de Huella Ciudadana, se quemó en su intento de ser reelegido por la circunscripción nacional, pero esta vez con el aval del PDA. En esta oportunidad obtuvo 10.300 sufragios, menos de la mitad de lo alcanzado hace cuatro años cuando superó los 20.200 votos.

A pesar de hacer parte de la Comisión Cuarta de asuntos económicos, su gestión parlamentaria ha girado en torno a los temas étnicos, educativos y de derechos humanos, siendo autor del proyecto que protege el conocimiento tradicional de las comunidades sobre los recursos biológicos, el que pretendía instaurar la cátedra obligatoria sobre Derechos Humanos, la reforma a la Ley General de Educación para incluir el conocimiento étnico, entre otros. Al igual que los demás parlamentarios indígenas, se destacó como opositor de algunas de las principales iniciativas del Gobierno Uribe, tales como la seguridad democrática, la reelección y el TLC.

Es posible que los resultados electorales de estos parlamentarios no tengan una relación directa con su gestión, y que respondan en mayor medida al clima de polarización política del país. Depende de las comunidades indígenas evaluar esto. Sin embargo, independientemente de los problemas y limitantes que pudieron tener a lo largo del cuatrienio, es necesario reconocer, ad portas de la finalización de un nuevo cuatrienio legislativo, que la gestión de los actuales parlamentarios indígenas ha guardado coherencia con sus discursos, con sus compromisos de campaña e incluso con la Comisión de la que hacen parte. Así mismo, es de aplaudir el hecho de que estos congresistas, frente a temas y proyectos relevantes para sus electores tales como la despenalización de los cultivos de hoja de coca para uso natural, o la protección de los saberes tradicionales, decidieron trabajar en “bancada étnica” pasando por encima de posibles diferencias partidistas o electorales. Estas características, que desafortunadamente no son la constante en el Congreso, hacen mucho más efectiva y transparente la representación parlamentaria. Habrá que ver como se comportan los congresistas electos en representación de los indígenas del país.

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