. Continuando con el cubrimiento periodístico que Actualidad Étnica ha hecho sobre la situación de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, y en particular de los indígenas kankuamo, queremos compartir con nuestros lectores el informe especial de la Fundación Hemera: “Situación del Pueblo Kankuamo: tensa calma en la Sierra”, el cual recoge información documental y testimonial sobre su proceso organizativo y de recuperación cultural; y las diversas problemáticas que los afecta, como la violación de los derechos humanos y el desarrollo de megaproyectos en sus territorios ancestrales.

El documento, aunque describe avances, presenta un panorama poco alentador, pues si bien ha disminuido el número de violaciones de los derechos humanos, aún persisten prácticas que atentan contra la autonomía de estas comunidades y su pervivencia como pueblo indígena. La militarización del resguardo kankuamo, la estigmatización de los indígenas, y el resurgimiento de grupos paramilitares, son algunos de los fenómenos que actualmente amenazan a esta comunidad.

Según el informe, las cifras de violaciones a los derechos humanos e infracciones al DIH contra el pueblo kankuamo, se han reducido desde el año 2003 a julio de 2006. “…Mientras que en el 2003 se reportaron 84 víctimas, en el 2004 el número se redujo a 51, en el 2005 se reportaron 23 y en lo que va corrido del año 2006 se han registrado 3 víctimas…”.

En el mismo período (2003-julio de 2006), las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, fueron responsables del 48% del total de casos reportados; le siguen los organismos estatales con el 30%, mientras que el 9% de los casos se atribuyen al ELN (4%) y las FARC (5%). Un 1% de los casos es atribuido a los ahora paramilitares desmovilizados.

Sin embargo, frente a estas estadísticas, el informe sostiene que “…es necesario aclarar que las cifras que se presentan no son absolutas, pues existen casos que aún no han sido denunciados ni cuantificados de manera precisa, tal y como ocurre con el fenómeno del desplazamiento forzado y la violencia sexual…” Además, “la autoría de los hechos reportados ha sufrido variaciones importantes que pueden ser útiles a la hora de entender e interpretar la actual situación de los kankuamos”, como en el caso de los desmovilizados, “embriones de las estructuras neo-paramilitares en la región”.

Del mismo modo, revela nuevas modalidades de violencia en contra de los kankuamo como los señalamientos, detenciones masivas y arbitrarias, bloqueos de alimentos y presiones para que hagan parte de la red de informantes.

En ese sentido, el informe señala la urgencia en dar cumplimiento a las medidas cautelares y provisionales que la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hiciera al estado colombiano para “preservar la vida y la integridad personal de los miembros del Pueblo Kankuamo, respetando su identidad cultural y protegiendo la especial relación que tienen con su territorio; brindar atención de emergencia a las víctimas de desplazamiento forzado; y adoptar las medidas necesarias con el fin de investigar judicialmente”.

Finalmente, presenta una serie de recomendaciones al Gobierno Nacional, a la Misión de apoyo de la OEA para el proceso de paz, y a los grupos armados, orientadas al respeto de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas; el cumplimiento de las normas de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario, particularmente, en lo que tiene que ver con el principio de distinción y la prohibición de ocupar bienes de la población civil; y al seguimiento de las denuncias interpuestas por los kankuamo en relación con la continuidad de acciones violentas perpetradas por integrantes del desmovilizado Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia.

“Situación del Pueblo Kankuamo: tensa calma en la Sierra”, presenta de una forma clara los diferentes aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de hacer un análisis sobre el acontecer de los kankuamo y la búsqueda de soluciones a la difícil situación humanitaria por la que atraviesan.

A través de declaraciones y sentidos testimonios, los kankuamo, moradores de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, nos permiten conocer un poco más de su realidad, luchas y sueños, en el renacer de uno de los cuatro pueblos indígenas que habitan la Sierra desde tiempos inmemoriales.

Hijos de Serankua y Seynekun, padres espirituales, los kankuamo siguen de pie en uno de los puntos cardinales de la mesa que sostiene la armonía universal. Firmes, junto con sus hermanos los arhuaco, kogui y wiwa, cumplen con la misión que en la Ley de Origen les encomendaron los creadores: “cuidar y conservar la Sierra como nuestra Madre”.

Para conocer el informe haga clic aquí.

Tensa calma en la Sierra

 

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