Según estudios realizados por especialistas en la ciudad de Santa Marta, en los últimos siete años se han venido presentando con una frecuencia inusitada casos de malformaciones congénitas en recién nacidos de madres aparentemente sanas.

 

A pesar de que son muchos los factores por los que se pueden presentar estas anomalías, varios estudios adelantados por los médicos José Pedraza Vargas y Emileth Montenegro Iglesias y el químico Armando Lacera Rúa, con la colaboración de otros especialistas, apuntan a que tiene una incidencia la degradación del medio ambiente, más específicamente en lo que se refiere a la Sierra Nevada de Santa Marta y sus zonas de influencia, que en los últimos tiempo ha venido siendo sometida a un tratamiento con elementos químicos para la erradicación de los cultivos ilícitos.

 

Es así como, ante esta situación por la que han tenido que pasar los habitantes de la Sierra Nevada y de sus áreas de influencia, reclaman de las autoridades un modo de vivir más confortable y saludable, en el cual se identifiquen con claridad los orígenes de la degradación ecológica a que ha sido sometido el macizo y que ha traído como consecuencia, según indican las investigaciones hechas por los especialistas, afecciones en la salud de los residentes en toda la zona.

 

En la Sierra Nevada, principalmente en su área de influencia en la Zona Bananera, ha sido constante y progresiva la aplicación de agroquímicos como fungicidas, herbicidas como el Paraquat, Diquat, incluso hormonales que contienen Dioxín, que, según explica el químico Armando Lacera Rúa, son altamente nocivos para la salud, y la mezcla de los dos se conoció en la guerra del Vietnam como el temible “Agente Naranja”. Además, insecticidas organoclorados, organofosforados y de otros tipos como el D.D.T., Aldrín, Dieldrín, Carbamatos, Parathion, Malation y muchos más, los cuales han sido relacionadas con efectos lesivos a la salud humana y animal, por sus antecedentes mutagénicos, carcinogénicos y teratogénicos o causantes de anormalidades en el desarrollo fetal.

 

Además, informa el profesional que el control y erradicación de cultivos vegetales ilícitos psicotrópicos en el macizo, como la Marihuana, Amapola y Coca, han estado acompañados de la utilización masiva de agroquímicos, tales como Paraquat y Glifosato que, además de su peligrosidad se han aplicado muchas veces sin los controles y técnicas necesarias para disminuir su acción letal.


Manifiesta Lacera Rúa que igualmente deben considerarse también dentro de la aparición de estas patologías otros factores o tensores ambientales tales como las elevadas concentraciones en las fuentes hídricas de metales pesados como el Mercurio, Plomo y Cadmio; nitratos, fenoles y residuos de plaguicidas, presencia de elementos radiactivos, falta de control a la exposición del organismo a los rayos solares. Inclusive las emanaciones de Monóxido de Carbono, Oxido de Nitrógeno, agentes lacrimales irritantes a causa de la altísima concentración del parque automotor en nuestras localidades.

 

Por otro lado, es importante considerar, sin que sea motivo de alarma, los efectos de sustancias activas presentes en vegetales de consumo a nivel popular que por cultura o tradición han sido usados por la población con el fin de tratar enfermedades caseras y como abortivos.

 

LAS ANORMALIDADES

En lo que se refiere concretamente a las anormalidades que se vienen presentando desde hace aproximadamente una década, el médico investigador José Pedraza Vargas sostuvo que el problema de estas afecciones “definitivamente no es genético, sino que es un problema medio ambiental, puesto que se ha observado que hay factores que quizá tengan incidencia, como el uso de sustancias tóxicas, posiblemente las mismas fumigaciones dadas en el área o desechos de los elementos nocivos que se utilizan en el procesamiento de alucinógenos como la cocaína”.

 

Agregó además que no se pueden descartar otras, ya que también hay sustancias utilizadas frecuentemente que pueden llegar a producir estas anormalidades como por ejemplo el alcohol, la cafeína y medicamentos como los antitiroideos, que atraviesan la barrera placentaria y afectan el feto, que durante las 22 primeras semanas de gestación depende básicamente de la madre.

 

Si la embarazada recibe este tipo de drogas le bloquean la síntesis de la hormona tiroidea y posteriormente la síntesis de la misma hormona en el feto, conllevando a un hipotiroidismo congénito.


Otros elementos como el cigarrillo, se cree que producen también algún tipo de anormalidades, al igual que sustancias tóxicas como la cocaína y demás alucinógenos.

 

Es de anotar que aunque existan otros posibles factores causantes de las anormalidades en los recién nacidos, las investigaciones realizadas apuntan a que hay un alto porcentaje de incidencia en los productos químicos utilizados en las fumigaciones, toda vez que los casos que se han presentado en el Hospital Central de Santa Marta, que ha sido el punto de partida de las investigaciones, son de madres procedentes del área de influencia de la Sierra Nevada, es decir, habitantes en el Distrito y en las poblaciones de Gaira, Bonda, Guachaca y Minca, que presentan una gran actividad agrícola, donde también es común el uso de este tipo de agroquímicos sin ningún tipo de prevención ni protección para erradicar malezas y destruir los cultivos ilícitos.

 

Otras poblaciones de procedencia de las pacientes que dan a luz niños anormales son los municipios de Ciénaga, Fundación, Puebloviejo, El Retén y de la Zona Bananera en el departamento del Magdalena y Mingueo y otros caseríos de la Guajira.

Sobre el particular anotó el médico Pedraza Vargas que, aunque los centros urbanos mencionados anteriormente no están tan próximos al macizo como los corregimientos de Santa Marta, los acueductos de estas poblaciones se surten de los ríos que nacen en el nevado.

 

Finalmente indicó el galeno que las malformaciones que se presentan comúnmente son los defectos del Tubo Neural, siendo más reiterada la ausencia de cerebro, Microcefalia, Encefaloceles, Mielomeningocele y Meningocele. Estos dos últimos además de afectar las meninges abarcan la médula espinal y los nervios, con más frecuencia a la altura de la región lumbar.

 

Otra son las anomalías del Tubo Digestivo, entre las que se encuentran el Ano Imperforado, que consiste en que el recién nacido no puede hacer deposiciones porque no tiene la apertura del canal anorrectal; la Obstrucción Congénita del Intestino. Los defectos de la pared abdominal que se deben a malformaciones o defectos de la región ventral. Defectos del sistema cardiovascular. Síndrome de abdomen en ciruela pasa que incluye la ausencia, deficiencia o hipoplasia congénita de la musculatura de la pared abdominal, anormalidades del tracto urinario que se caracteriza por una gran vejiga, uréteres y uretra prostática dilatados.

 

Además los defectos craneofaciales que son las anormalidades congénitas de la cabeza y el cuello, entre los más comunes están las deformidades de los oídos externo y medio, labio leporino y paladar hendido, cataratas, pestañas y cejas ralas.

Vale la pena anotar que para el médico pediatra Fajid Atia Valencia, quien colaboró con la investigación sobre las malformaciones, la frecuencia de las malformaciones se han intensificado desde hace aproximadamente 6 ó 7 años. “Cuando yo trabajaba en el antiguo y desaparecido Hospital San Juan de Dios no eran frecuentes los pacientes con anomalías congénitas. La incidencia era menor y no eran tan alarmantes”.

 

Finalmente, es preciso anotar que ante la ocurrencia de estos casos anormales en recién nacidos, es urgente que los distintos centros hospitalarios y clínicas, sean públicas o privadas del Distrito y del departamento inicien una campaña de modernización de sus sistemas de registro estadístico, con el fin de contar con una mayor información representativa que permita igualmente adelantar acciones tendientes a la prevención de este tipo de malformaciones.

 

Datos Estadísticos

 

Durante el período de estudio, desde junio de 1992 hasta diciembre de 1996, se registraron en el Hospital Central de Santa Marta 12.828 nacimientos, de los cuales 165 pacientes presentaron en conjunto 216 anormalidades, que es un número mucho mayor que los esperados.

 

En el lapso de tiempo se registraron 77 pacientes con anormalidades en el Tubo Neural, 34 con problemas del Tubo Digestivo, 18 con cardiopatías para,11 presentaron el síndrome de pared abdominal, 20 craneofaciales, 34 musculoesquelético, 6 con malformación en el sistema respiratorio y 16 con otras patologías menores, para un total de 216.

 

En la clasificación por el lugar de residencia se estableció que 112 pacientes proceden de Santa Marta, 33 de Ciénaga, 19 de Fundación, 1 de Minca, 4 de Guachaca, 18 de Gaira, 6 de Bonda, 9 del departamento de la Guajira y 14 de destino no identificado.

En lo que se refiere a la edad de las madres, los investigadores indican que es asombroso el hecho de que el mayor número de madres que dieron a luz hijos con malformaciones se encuentra entre los 15 y los 20 años de edad, seguidos de las que oscilan entre los 21 y 25 años. En tercer lugar las de edades entre 26 y 30 años, contrario a la tendencia general de que estos casos se den en madres mayores de 35 años.


Durante 1994 se determinó que las madres primigestantes presentaban mayor riesgo para dar origen a niños con anormalidades del Tubo Neural y las madres con dos o tres embarazos del Tubo Digestivo. Pero la tendencia general es que las madres con una primera o segunda gestación muestren grandes riesgos en la aparición de estas anomalías congénitas.

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