“la falsa convicción que todos los que tenemos pigmentación negra tenemos una misma homogenización cultural, y por consiguiente, esa  semejanza racial nos une con las culturas africanas”, es la premisa que desarrolla este escrito, que defiende que la cultura de los pueblos sea cual sea su color de piel es producto de las particularidades geográficas y de las diversas influencias económicas, políticas y sociales que recibe de otras culturas. “lo único que no une es el color de la piel pero en el fondo somos el resultado de un nuevo multiculturalismo y multiracialismo que nos hace diferentes”, afirma el periodista en su texto

 

El sueño afroamericano

 

Por: José E. Mosquera*

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La repatriación de los esclavos de Norteamérica a África en la búsqueda del sueño de libertad. Es un episodio que sirve para demostrar las falacias del sueño africano que pregonan los defensores de la africanización de los pueblos negros de América.

 

La fundación del Estado de Liberia, es un caso que demuestra que hombres de diversas procedencias étnicas regresaron a un continente con la esperanzas de encontrar sus raíces. Sin embargo, se hallaron con la sorpresa que el territorio que desembarcaron no era el mismo de donde los habían desarraigados, crearon un Estado basado en los principios políticos y económicos norteamericanos, y con el paso de los años se convirtiendo en esclavizadores de las  tribus nativas.

 

Ahora, algunos defensores de la africanización cultural de los negros americanos sueñan  otra vez con encontrar en los confines de África las raíces de sus antepasados. Ilusión que significa para ellos una reafirmación del pasado y una “nueva” visión sobre el futuro de sus descendientes.

 

Esperanza en marcada en la falsa convicción que todos los que tenemos pigmentación negra tenemos una misma homogenización cultural, y por consiguiente, esa  semejanza racial nos une con las culturas africanas, cuando por ejemplo, un negro panameño es culturalmente diferente a un corracial brasilero y ambos a la vez son distintos a un sudanés o a un nigeriano.

Ellos tienen la creencia que  simplemente el color de la piel, peinarse, vestirse con atuendos africanos o pensar de manera empírica que todas las manifestaciones culturales de la población negra son de origen africanas y esa falacia confirma nuestros nexos con el variopinto de étnias y culturas africanas, desconociendo de alguna manera las complejidades étnicas y culturales del mundo africano, y más aún, cuando las sociedades africanas han experimentado cambios profundos en sus composiciones raciales y culturales antes y después de la dominación colonial que las hacen muy diferentes a las del período de la caza de seres humanos.

 

Se olvidan los defensores de la africanización que la cultura de los pueblos sea de negros o mestizos no es monolítica sino que  es producto de las particularidades geográficas y de las diversas influencias económicas, políticas y sociales que recibe de otras culturas. Por lo tanto, la cultura es un fenómeno dinámico que esta en permanente evolución, en un mundo interdependiente como el actual. El hombre como tal, negro, blanco o indio no es un ser aislado sino que está abierto al aprendizaje, a la adaptación y a la incorporación de nuevos elementos culturales que surgen de la relación con otras culturas.

 

Los esclavizados que llegaron a nuestra América, desde luego, que procedían de diversas etnias y culturas, y tuvieron que adaptarse a unas nuevas particularidades, y  así, contribuyeron al enriquecimiento de las culturas de los pueblos americanos. Sus aportes como los de otras etnias han tomado nuevas dinámicas en la evolución de nuestras sociedades. Es decir, la autenticidad cultural no existe, entonces, pensar que los elementos culturales que aportaron los esclavizados no se han enriquecido con las influencias de otras culturas es negar el desarrollo mismo de los pueblos. Como dijo el escritor, Manuel Zapata Olivilla, en su libro “Las Claves Mágicas de nuestra América” “El negro esclavizado nunca fue una célula cultural cerrada y rígida frente al influjo de los colonizadores, asimiló y acomodó sus experiencias a las nuevas realidades americanas”.

 

Los descendientes de los esclavizados somos productos de unas nuevas diversidades étnicas, políticas y culturales, de la misma manera que lo son los africanos después del fin de colonialismo, lo único que no une es el color de la piel pero en el fondo somos el resultado de un nuevo multiculturalismo y multiracialismo que nos hace diferentes. Y como dice el historiador africano Abdullah: “los africanos somos mestizos, no sólo de sangre sino de cultura, desde nuestra lengua a nuestra religión, cuanto poseemos, lo hemos tomado prestado, en el caso de los swahilis pensamos como persas, tenemos el gusto por la conversación de los árabes, la belleza de rasgo de los somalíes y la alegría de los bantúes”. Esta es una síntesis de la diversidad cultural de África.

 

Otros ejemplos son las clasificaciones étnicas artificiales que hicieron los europeos como en el caso de los Tutsis y los Hutus en Ruanda y de algunas tribus que fueron denominadas de manera caprichosas  con los nombres de otras que sucumbieron en el exterminio colonial. En África el colonialismo no sólo destruyó las culturas y las  raíces étnicas de múltiples pueblos sino que propició el desplazamiento, el desarraigo y el mestizaje. De la misma manera que los actuales conflictos. De allí que, los territorios que actualmente ocupan algunas étnias no son los mismos que ocuparon sus antepasados. De otro lado, podemos decir que no existe la pureza étnica que defienden los pregoneros de la africanización. Entonces, ¿de cuales raíces étnicas y culturales africanas se refieren los defensores de la africanización?

 

*Periodista y escritor

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