En la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, En el barrio Olaya, de la ciudad de Bogotá, se llevó a cabo un sentido acto ceremonial de despedida a una luchadora incasable de la causa indígena, Adriana Aguilar Rugeles. El Alcalde de Toribio, Arquímedes Vitonás, la Guardia Indígena, delegaciones de la ACIN, la ONIC, y demás organizaciones y líderes indígenas se hicieron presentes para dar el último adiós a Adriana.

 

Adriana Marleny Aguilar Rugeles nació el 14 de enero del 1969 en Bogotá, contribuyó al fortalecimiento y la dimensión del derecho propio de los pueblos indígenas de Colombia. Las autoridades tradicionales, amigas y amigos, comunidad y organismos que luchan por los derechos de los pueblos indígenas lamentan la muerte de Adriana Aguilar, y le hacen hoy un reconocimiento público a una mujer que contribuyó inmensamente a la causa indígena: “Fue una mujer que sintió y vivió como  toda una indígena;  cultivó la semilla del derecho propio en sus dos hijos Nasas”, afirmó Ximena Figueroa, ejecutiva de la ONIC.  “Una mujer comprometida con el movimiento indígena, sobre todo con el fortalecimiento del gobierno, el derecho y la justicia propia” manifestó el Kankuamo Luis Fernando Arias Arias. "Amiga, compañera, madre, luchadora con pensamiento y corazón indígena", afirmó el Zenú Darío Mejía.

 

Hace aproximadamente quince años, esta mujer llegó al Norte del Cauca al municipio de Toribio, allí se vinculó a las comunidades y procesos indígenas de esta zona. Su desempeño en este periodo fue de coordinar el Programa Jurídico del Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, esto trajo consigo el fortalecimiento del proceso de formación en torno a la Jurisdicción Especial Indígena en los Cabildos.

 

En su vida laboral siempre impulsó el fortalecimiento de las comunidades ya que participó en procesos como el que dio origen a la creación de la ARS indígena del Cauca; acompañó las negociación con el gobierno nacional, cuando se declaró la  emergencia económica, social y cultural de los pueblos indígenas del Cauca y la posterior expedición del decreto 982 en la María Piendamo en el año de 1.999; apoyó la negociación para consolidar el Sistema de Educación Propia en los Cabildos del Cauca; estuvo presente en los procesos de reflexión, diseños pedagógicos, preparación de materiales y socialización de la Ley 715 en las comunidades; aportó con sus conocimientos al CRIC para la formulación de la propuesta de las ETI, (Entidades Territoriales Indígenas) ante el gobierno nacional; en los años 80/90, lideró la defensa de los proceso de “Liberación de la Madre Tierra” que se adelantó en las comunidades indígenas del Cauca; cooperó a la formulación del proyecto “Escuela de Formación en Derecho Propio Cristóbal Secue”, que posteriormente fue financiado por el Fondo Internacional de la Comunidad de Madrid, España.

 

Adriana luchó durante años por el respeto de los derechos de los pueblos indígenas, actualmente trabajaba en el Consejo Superior de la Judicatura como delegada por el proceso indígena del Norte, allí, apoyada por los estudiantes de la Escuela de Derecho Propio Cristóbal Secue en Bodega Alta Caloto, adelantaba el camino para consolidar la propuesta de una Ley de coordinación entre la Justicia Indígena y la Justicia Ordinaria en el norte del Cauca, hasta que llegó una enfermedad más grande que sus fuerzas y contra la que no puedo luchar.

 

Así se expresan sus compañeros caucanos:  “Adriana caminó con nosotros, llevó la vocería del Movimiento Indígena y caminó la Palabra de los Nasa, luchó como la que mas por la causa indígena y abrió muchos caminos  para nosotros. Adriana vivió y vive entre nosotros y nosotras (…) Te marchaste Adriana, pero nos quedamos con tu memoria, tus enseñanzas y tu imagen de mujer aguerrida, firme y rebelde, cuando de defender nuestros derechos se trató. Esa figura menudita, tierna y cariñosa que en las batallas se convertía en la fiel estampa de la mujer guerrera queda plasmada en nuestros corazones. Tus estruendosas carcajadas Adrianita, quedan grabadas en las montañas Caucanas”.

 

Gerardo Jumí, senador de la República, expresó su tristeza por la partida de Adriana. “Es una verdadera pérdida para el movimiento indígena. La vida es incompresible, una mujer tan valiosa, tan importante para los procesos de organización de nuestros pueblos, que se vaya así, es una verdadera perdida. Sólo queda manifestar mi solidaridad con su familia”.

 

En el mismo sentido se expresó Edith Bastidas, líder indígena pasto que compartió con Adriana muchos momentos, en el plano profesional, Adriana era abogada al igual que Edith, y en lo personal. “Adriana era una abogada muy rigurosa en su trabajo. Desde todos los espacios en los que se desempeñó siempre estuvo al servicio de los pueblos indígenas. Además era una mujer muy alegre,  una excelente madre de sus hijo Itza y Nusmem, uno niños de tan sólo siete y ocho años”.

 

Por otra parte, la ONIC expresó en un documento su sentimiento frente al hecho: “Para la ONIC la partida de Adriana Aguilar al mundo de los espíritus es un hecho que no puede pasar desapercibido. Nos deja un vacío muy grande, sus palabras, su trabajo y su vida fue dedicada al movimiento indígena. Tenemos palabras de tristeza y de agradecimiento; pero sabemos que desde donde este seguirá contribuyendo con su aporte a la resistencia de los pueblos indígenas de Colombia”.

 

Hoy a las cinco de la mañana murió una mujer bogotana de nacimiento, pero Nasa de familia y de corazón que luchó durante años por el respeto de los derechos de los pueblos indígenas, La Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), La fundación Hemera y en general todos los organismos que luchan por los derechos de los pueblos indígenas lamentan su muerte.

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