El Qoyllur Ritti no es teatro: es fe. Pero es una fe muy particular que involucra creencias católicas y ritos cusqueños arraigados a través del tiempo. Y como de ritos se trata, llama la atención la enorme variedad de personajes que desfilan en sus comparsas Yo soy el Miedo. Hace ocho años Ángel Sani danza en la comparsa Ccapac Qolla de la nación Tahuantinsuyo. Peligro dice en su sombrero. Las manos en la cintura, la frente en alto, la pose de yo mismo soy y la falda de colores le imprimen una hermosa sordidez con olor a hoja de coca y a cerro mojado. Yo doy miedo, y por eso no se quita la máscara ni cuando lo entrevistan para así poder ocultar su rostro de 18 años y para poder seguir siendo el Miedo y para poder jugar a las chapadas con la cámara fotográfica.

Tomado de: Periódico El Comercio

Qoyllur Ritti en claroscuro

Retratos

El Qoyllur Ritti no es teatro: es fe. Pero es una fe muy particular que involucra creencias católicas y ritos cusqueños arraigados a través del tiempo. Y como de ritos se trata, llama la atención la enorme variedad de personajes que desfilan en sus comparsas Yo soy el Miedo. Hace ocho años Ángel Sani danza en la comparsa Ccapac Qolla de la nación Tahuantinsuyo. Peligro dice en su sombrero. Las manos en la cintura, la frente en alto, la pose de yo mismo soy y la falda de colores le imprimen una hermosa sordidez con olor a hoja de coca y a cerro mojado. Yo doy miedo, y por eso no se quita la máscara ni cuando lo entrevistan para así poder ocultar su rostro de 18 años y para poder seguir siendo el Miedo y para poder jugar a las chapadas con la cámara fotográfica.

El Qoyllur Ritti no es solo una fiesta religiosa a la que acuden decenas de miles de devotos cada año, no es solo un bloque de hielo cargado sobre la espalda, como se conoce por las revistas turísticas. El Qoyllur Ritti es también una fauna de personajes con luz propia, de personajes individuales, de personajes como el de Estanislao Guevara con su peluca blanca de lana de alpaca y su papel de oso de la selva.

En el imaginario andino, el oso es un animal casi místico capaz de raptar a una mujer para vivir con ella, si se lo propone. Estanislao Guevara es ese oso en la comparsa Ccapac Chunchu hasta que la ceremonia termina y regresa a Cusco, otra vez convertido en Estanislao Guevara, a vender sus artesanías en los mercados de Písac.

El Qoyllur Ritti lo tiene también Roy Quispe en el zorro disecado que cuelga de su frente y que los pabluchas de su nación Acomayo matarán con veneno. Roy tiene solo 8 años y su papel es uno de los más conmovedores de todaesta fiesta en la que la abundancia musical alcanza niveles orgiásticos. Y Roy no está muy seguro de por qué está ahí y no en el colegio aprendiendo a leer; solo sabe que su misión teatral en la nación Acomayo acabará cuando sus parientes se lo digan y él ni sabrá por qué matan al zorro, solo entiende que tiene que morirse de mentira.

Un buen año

A un niño se le cae el bidón de agua que empieza a rodar por las faldas del cerro, choca con una piedra y esta sale volando para aterrizar en la cabeza de un pablucha de la nación Paruro: murió en luna llena. Así que será un buen año, comentará Ángel Acosta, caporal de Písac, regresando a su taller de joyería. Cuando muere un niño durante la fiesta, sabemos que el año será difícil, pero cuando un pablucha muere, habrá buena cosecha, buenas lluvias.

El pablucha es el intermediario entre Dios y los de a pie: es el guardián celoso del templo, es el que hace respetar las buenas costumbres, es el que reparte chicotazos a los palomillas y el que quita el chullo a los friolentos mientras pasa la procesión, en señal de respeto. Rosalvino Huanque es el pablucha vigilante de la comparsa Ccapac Qolla Sangarará, de la nación Acomayo. Dejó sus estudios de Turismo en Cusco por unos días para participar en el Qoyllur Ritti. Dejó su trabajo en un hotel de la ciudad para empuñar el látigo y para subir al nevado y pedir perdón al Tayta por sus pecados, igual que Alfredo Cusiamán, sanguinario miembro de la caballería chilena en la comparsa Auca Chileno (en homenaje a los caídos en la Guerra del Pacífico: también en esta comparsa Chile gana la guerra).

Fábula eterna

La fiesta del Señor de Qoyllur Ritti la componen sus personajes, sus devotos, la componen las viejitas que rezan desesperadas en voz baja con velas en las manos y cera caliente en los dedos de esas manos, esa cera que guardarán luego en un cajón.

Aquí los personajes son de una fábula que nunca se termina, una fábula en que Aída Levita cuida como oro su carrito de juguete de 18 soles, que pondrá junto a una casita de juguete y 40.000 dólares y un diploma universitario falsos para ver si el Señor le hace el favorcito. Una fábula andina en la que Uriel Tapara encarna la coquetería (la maccta) en la comparsa Mestiza-Qoyacha de la nación Tahuantinsuyo, una coquetería resumida en un largo bastón y que a veces se convierte en libertinaje. Soy el juguetón de la comparsa. Pero en la vida real, su trabajo le exige más bien toda la seriedad del mundo: él es guardián disfrazado de la Piedra de los Doce Ángulos, en Cusco. El Qoyllur Ritti no es un todo sino la suma de sus artes.


Ricardo León

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar