MANGUARE4

Este artículo fue realizado en el marco del convenio 838 suscrito entre IDPAC y la Fundación Nexos municipales (2013), cuyo propósito fue el fortalecimiento de los medios de Comunicación Independientes, Comunitarios y Alternativos en el Distrito, la Consolidación de Redes Locales y Poblacionales y el desarrollo de redes sociales en la perspectiva de construcción de tejido social en la capital.

Los Hombres del Manguare[1]

Por Luis Carlos Osorio R. /@lcarlososorio /

Corría el año 2001. Coincidimos en Leticia Amazonas -una delegación de los Ministerios de Cultura y de Comunicaciones, quienes desarrollaban labores de consulta y socialización sobre el programa de Radios Comunitarias Indígenas[2] y un equipo de producción de televisión, quienes realizábamos varios programas del componente indígena de la serie de televisión Entre Etnias, para Señal Colombia.

Para ese año, los indígenas se comunicaban a través de una Red de Radioteléfonos interconectados desde la ONIC, a través de la cual podían enterarse del acontecer de sus comunidades, por los mensajes que cada día enviaban los gobernadores, capitanes, curacas y caciques indígenas, desde los más recónditos lugares de la selva.

En una de las comunidades indígenas que visitamos, encontramos a Arnold, un joven Uitoto que desde el primer momento se pegó a nuestras cámaras queriendo aprender de nuestro oficio. La decisión no se hizo esperar. Le pedimos que reuniera un grupo de jóvenes y después de un curso acelerado de producción de video, lo iniciamos en el mágico mundo de la realización, con el documental “Los Hijos del Tabaco vuelven a Renacer”.

En lengua, Arnold sostenía una conversación con el Cacique Hitoma:

-Yo le estaba diciendo al abuelito como podemos hacer una película sobre la recuperación de la cultura.. para que él nos diga porqué los jóvenes estamos perdiendo la cultura….., explicaba Arnold a los demás jóvenes y a los miembros de nuestro equipo.

El tema parecía el mas indicado, aunque nuestro equipo no dejaba de preguntarse porqué estos jóvenes se preocupaban por recuperar su cultura, allá en la profundidad de la selva, donde se presume que el aislamiento de las comunidades las deja libres de cualquier incidencia de la cultura occidental.

El Cacique Hitoma ordenó a “su secretario” que tocara el manguaré para llamar a la reunión.

-Cacique Hitoma, ha pasado mucho tiempo y no llegan los jóvenes, ¿que hacemos?, preguntaba Arnold. El Cacique los envió a buscar a los demás jóvenes a sus casas.

-Buenas tardes, se escuchaba por el camino abierto que conducía de la maloka a las viviendas del caserío.

-¿Qué haces?, vengo a invitarte a una reunión.

-¿Escuchaste el toque del manguare?, preguntaban los jóvenes una y otra vez en cada uno de los ranchos.

-¿Acaso sabes para que era el toque del manguare?, era la frase de interrogatorio para los jóvenes que encontraban en su camino.

La experiencia de producir con jóvenes indígenas fue extraordinaria. A la par que trabajábamos el proceso de recuperación cultural de los Uitoto, aprendíamos del papel de las comunicaciones, no sólo como mecanismo para llevar y traer mensajes, sino para recuperar y consolidar sus culturas. De regreso a la maloka, sentado en un pequeño banco de madera, el Cacique orientaba a su secretario. Este, trasmitía a los jóvenes el mensaje del abuelo:

-Para hacer estos trabajos –dice el Cacique-,  tenemos que tener unos acuerdos. ustedes se están capacitando en este trabajo audiovisual. Ustedes van a va a hablar mucho sobre las imágenes y esto tiene que ser concertado, así como el manejo que se le tiene que dar a esas imágenes, eso le preocupa al cacique, dice el traductor.

Arnold se lleva un puñado de mambe a la boca, formando una inmensa bola en su cachete derecho, dando cierta impresión de ahogamiento

-Creo que todos escuchamos la palabra del abuelo, el Cacique mayor de esta maloka. Yo soy un muchacho que está buscando su cultura, que quiero sentirla….. por eso es que me vengo a sentar aquí, …con esta coca que mambeamos, con este ambil, para conocer y entender mis sentimientos, mi vida; pero en este tiempo, en este lugar, no me entienden muchas veces lo que yo quiero, por eso busco la forma de aprender a trasmitir ese conocimiento a los niños que están aquí.

-Necesito que los abuelos me hablen, que me expliquen qué es esto, porqué estamos aquí, eso es lo que quiero, por eso es que los reúno a ustedes.

-Quiero aprender a usar estos medios audiovisuales, para que esta palabra y esta necesidad de este pueblo llegue a muchos lugares. Aquí se necesita gente que tenga esa palabra dulce de enseñar, ese corazón, ese pensamiento, queremos difundir y así mismo llamar a los conocedores de las tradiciones, para que no olviden a sus jóvenes, para que ellos no sufran esto, en estos tiempos, yo lo siento, mas tarde va hacer peor, terminó diciendo Arnold.

Hitoma habla pausadamente, como recordando la razón primera del encuentro:

-Esos señores de gobierno… quieren que nosotros en el resguardo tengamos una emisora, eso como segundo punto. Como primero, nosotros antiguamente teníamos una forma de comunicar

El Cacique Hitoma habla como si estuviera en un sueño, recordando la manera como los maloqueros “trasladaban antiguamente su poder desde  el mambeadero a otras dimensiones” produciendo sonidos, cada uno como una ilación de palabras que sabían trasmitir las alegrías y las desgracias, los peligros y la voz de auxilio. Era un sonido que serpenteaba sus propios caminos y que sabían complementar con las hogueras o con la rama partida que todos sabían identificar cuando alguien se había perdido.

Para este viejo cacique, el ambil y el tabaco son un medio de comunicación como lo son el cuerno, el caracol, las bocinas, el yurupari y el manguare y todas las señales que producen, incluido el canto de los animales, aprendieron a emitirlas tan bien, sin saber cuando ni cómo, y menos, que podían confundir hasta los pájaros –se sonríe-,  lo cuenta como si fuera una anécdota.

El Manguaré es una palabra de la lengua Uitoto que “tiene muchos servicios para comunicaciones”, ya sea el baile, el trabajo, las invitaciones, la información; su toque produce sonidos diferentes que identifican a cada clan, a su manera de hablar.

Hitoma parece apesadumbrado. Sabe que los muchachos no respondieron al llamado del manguare, aunque todos lo escucharon. Antes todos sabían si lo que sonaba era “una plancha pequeña” tocada por una persona de la comunidad o cacique de menor categoría o si se trataba de un manguare grande, “tocado por un cacique ya sabio, que tiene muchos conocimientos y que tienen mucha categoría”. Esa primera forma de comunicación de la cultura amazónica, hoy se está quedando perdida en la espesura de la selva.

El Manguare de hoy tampoco se produce como antaño, dice Hitoma. El auténtico se hace a puro fuego, de madera fina, dura, ya sea canelo, granadillo, comino real, almendra, laurel o sarapiña, maderas especiales para eso. Su sonido puede alcanzar hasta los cincuenta kilómetros. Hoy las hacen con broca y de cualquier madera, “son como falsificados”.

Eduardo Paque, otro líder indígena del Amazonas, tiene sus propias reflexiones. A él le preocupan los televisores en la comunidad, los que califica como “imagen espejo de locura”, que buscan cambiar la mentalidad en los indígenas. Para Eduardo, el indígena es oral y la palabra es la manera como el jefe, el líder de una comunidad realiza la autonomía, la palabra tiene una forma de utilizar, contiene un reglamento que es como el corazón de la comunidad, muy amable, atractivo, amistoso, risueño; esa palabra atrae compañerismo, unidad, nobleza, autoridad, humildad. Y todo eso, lo hace el jefe de la comunidad desde su “oficina”, el mambeadero. Le preocupan los medios donde la palabra y la imagen no son las suyas, “son como destructores, mata gente.. y la palabra – le decimos nagemuna (sic)-, como comerciante, monopoliza por medio de su negocio a la personas”…..

Para estos indígenas, la radio, la televisión, no dan vida, dan embolate, destrucción, vanidad. “La televisión es el espejo de la locura, de la vanidad de la ambición”. Pero esta es una reflexión, nuestra voz se trasmitirá en el sonido del manguare llevado por el viento, con aire de vida, de sabiduría, de progreso, a este territorio y a nuestros hermanos nacionales, … con aire de ser nosotros, compartir con nuestro país  y con el mundo, será  por medio de la voz del manguaré y la voz del manguare  escuchada por medio de cables .. . nuestros sonidos deben llamar la atención de advertir de aconsejar de educar, dice Paque, mientras los jóvenes lo oyen, aunque su atención está en la cámara, con la que comienzan a grabar su historia.

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[1] Entrevistas realizadas por el autor en el año 2001con líderes indígenas del Amazonas.

[2] En Colombia existen 29 emisoras indígenas de las cuales tres son comunitarias, pero emiten desde territorios de resguardo. La experiencia de Radios indígenas y comunitarias han merecido el reconocimiento de AMARC, quien ha destacado, además de los procesos de radios indígenas en Colombia, los procesos de la Red Radial Guaraní y otros proyectos de radio indígena en Bolivia.

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