La institución que lleva el nombre del insigne poeta cubano distinguió a la líder indígena guatemalteca por su lucha en pro del respeto a los derechos humanos, de los derechos de los pueblos indígenas, de la paz y la justicia.

 

En la ceremonia de entrega de la distinción, Menchú Tum destacó que todos los premios, todas las preseas y todos los reconocimientos son parte de unas huellas históricas que quedan, son parte de los tiempos, pero que no existen en la cosmovisión maya, en la que son más bien regalos.

 

“Este premio será parte de la memoria de las mujeres mayas, porque yo soy maya, y también formará parte de la memoria de los pueblos indígenas del mundo”, refirió.

 

Al momento de recibir la distinción, la Premio Nobel de la Paz recordó que José Martí proviene de Cuba, “un país que siempre he admirado, un país que ha resistido; todos los pueblos tienen derecho a su historia, todos los pueblos tienen derecho a su cultura, los pueblos indígenas también tienen derecho a su historia y a su cultura, Cuba también tiene derecho a su historia”.

 

Rolando Rodríguez García, asesor de la Secretaría del Consejo de Ministros de la República de Cuba y vicepresidente de la Fundación Iberoamericana Cultural y Científica José Martí, hizo ver que, con la concesión de este premio, se exalta a la figura de una persona iberoamericana de orgullo para todos, porque “nuestros pueblos tienen tanta cultura, tanta inteligencia, que sentimos que han quedado relegados de tanto deseo de los medios de comunicación de difundir a personas de otras culturas”.

 

Por su parte, Armando Hart Dávalos, director del Programa Martiano de la República de Cuba y vicepresidente primero de la Fundación Iberoamericana Cultural y Científica José Martí, comentó que, con el Premio Iberoamericano José Martí, se desea retomar la idea una Iberoamérica unida que rescate a quienes continúan siendo explotados.

 

El Premio José Martí, que consta de un diploma de honor, un cuadro del pintor cubano Vicente Rodríguez Bonachea y 10 mil euros, surgió en el año 2001 y su primer ganador fue el poeta uruguayo Mario Benedetti.

 

La vocación de la Fundación Iberoamericana es el empeño en el acercamiento de los pueblos de la península ibérica y Latinoamérica y en hacer conocer pluralmente la proyección de sus ideas, así como las obras de los próceres y pensadores de los países de ambos lados del Atlántico, las que contribuirán a fraguar más íntimamente las aspiraciones unificadoras de sus respectivos pueblos.

 

En octubre pasado, Rigoberta Menchú Tum recibió el Premio Internacional Libertad, concedido por la organización estadounidense Museo Nacional de Derechos Civiles y el 10 de diciembre conmemora una década de la concesión, por el Comité Nobel, del Premio Nobel de la Paz.

 

La 1ª. Cumbre de Mujeres Indígenas de las Américas, cuyo lema es “Mujeres indígenas desafiando el futuro”, concluirá el 4 de diciembre. Sus convocantes son la Iniciativa Indígena por la Paz, el Enlace Continental de Mujeres Indígenas, el Foro Internacional de Mujeres Indígenas y la Fundación Rigoberta Menchú Tum, organización que desempeña el rol de Secretaría General.

 

Cabe recordar que la Fundación Rigoberta Menchú Tum es una entidad privada no lucrativa, con oficinas en la Ciudad de México, Guatemala, Nueva York y Madrid, dedicada a la lucha por el pleno respeto a los derechos humanos y la legislación internacional, el reconocimiento y respeto a la identidad y derechos de los pueblos indígenas y el impulso dedicado a una Cultura de Paz.

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