. Luis Macas, el presidencial del movimiento Pachakutik y líder histórico de la Conaie, propone construir un Estado que incluya a todos los sectores de la sociedad ecuatoriana. Plantea una revolución radical sin llegar a la violencia. Admite que la lista 18 también tiene responsabilidad en la crisis. La asamblea constituyente -advierte- debe tener libreto, si no se vendrá el caos.

En los últimos días se percibe un discurso más radical de su parte, ¿en qué consiste?

Consideramos que el planteamiento de Pachakutik recoge las aspiraciones del pueblo. Planteamos una transformación radical de la estructura del Estado.

En ese marco, ¿hay opción a una revolución violenta?

Cuando hablamos de revolución se trata de los cambios profundos que hay que fomentar en el país. Pero no entiendo cuando se dice con violencia...

¿Una revolución armada?

No planteamos eso. Lo que nosotros decimos es que el Estado debe ir a su modificación para salir del Estado colonial en que vivimos. Porque este Estado es colonial. Nosotros no estamos porque se cambie sólo a la Corte, el Congreso. Hay que cambiar las estructuras mismas del Estado, que permiten la injusticia, la concentración de la riqueza, la inequidad.

¿Qué otra característica tiene el Estado colonial?

Una democracia nada participativa. Si nos damos cuenta quiénes construyeron este Estado, es la aristocracia que gobernó en la transición de la Colonia a la vida republicana y no el pueblo.

¿Y cómo descolonizarlo?

Debe ser un Estado que cobije a todos, que reconozca la diversidad. Se debe reconocer que hay una historia y que en esa diversidad hay una riqueza para el país. Hay que reconocer también la presencia de todos los indígenas. Es absolutamente necesario para que el país pueda desenvolverse en la diversidad.

Según sus palabras, ¿sólo los pueblos indígenas están destruidos por este Estado?

De ninguna forma. El 85por ciento de la población vive debajo de la línea de la pobreza. Eso es un crimen de un Estado que no ha sido lo suficientemente democrático, sensible y solidario. Hay que empezar a tomar los principios esenciales del ser humano, la recuperación la redistribución de la riqueza, la recuperación agraria.

Si en 176 años de República no se han cristalizado esos cambios, ¿qué garantiza que Ud. lo podrá hacer?

Alguna vez hay que hacer estos cambios. El pueblo así lo exige. El Estado no necesita solamente los remiendos y pañitos de agua tibia. El país va de tumbo en tumbo y cuando se habla de institucionalidad nada funciona. Por ejemplo, la Corte Suprema acaba de inaugurarse y ya está en escándalos. El Congreso ha perdido toda su credibilidad y autoridad frente a la ciudadanía. No se trata solamente de un de cambiar personas. Estamos obligados a mover las raíces.

¿El 85% de pobreza se vuelve en una bomba de tiempo?

Si no se resuelve ese problema, corremos alto riesgo. El país puede irse al abismo; ojalá no suceda.

En esa desesperación por superar la pobreza, ¿la gente puede optar por la violencia?

Yo no iría hasta ahí. Pero sí creo que el Ecuador necesita cambios. Cuando hablamos de la transformación política hablamos de una transformación económica. Tiene que existir una economía solidaria y de mucha cooperación.

¿Qué le hace pensar que ese 85% votará por Ud., que representa a un sector minoritario como el indígena?

Pero yo no represento solo a los indígenas, yo represento también a una población bastante más amplia. Los indígenas estamos en la misma situación de pobreza.

Al hablar de descolonizar el Estado, ¿no se percibe ahí una reivindicación indígena?

No, porque no estamos hablando solo de la estructura del Estado. Vivimos una neocolonia política y económica. Todos los recetarios nos vienen de afuera. Este no es un Estado soberano. Esa es la verdad.

¿Por qué, según las encuestas, Ud. no despega y se posiciona mejor electoralmente?

No sé. No tengo referentes como para decir si despego o no. En las poblaciones nos reciben generosamente. Creo que las encuestas también responden a ciertas candidaturas. No estamos en los números, pero sí con los pueblos.

¿Cuál es la cuota de responsabilidad de Pachakutik en el mantenimiento de lo que usted llama Estado colonial?

En este tema no se escapa nadie. Los movimientos sufren el desgaste. Esas incoherencias las pagaremos o las estamos pagando. Hubo presencia de gente que nos ha hecho mal, cuando se ha salido de la línea del movimiento. Lo positivo es que hay evaluaciones internas, donde se puede -y se debe- mejorar sustancialmente. Nadie va a tapar el sol con un dedo. El país conoce cuál ha sido el comportamiento de Pachakutik en el Congreso y en otros espacios de acción política. Pero, sí, se necesita un replanteamiento del movimiento.

A raíz de estas incoherencias, ¿Pachakutik no se ha enclaustrado en un discurso indigenista? ¿Su candidatura no es muestra de aquello?

De ninguna manera. Las reivindicaciones no son solo para nosotros. La sociedad debe asumir la interculturalidad, para discutir la presencia cultural e identitaria de los pueblos. Nuestra presencia ha sido -es- altiva. Hemos combatido a las recetas del FMI y al ajuste.

Entonces, ¿su candidatura será un termómetro de la legitimidad de la movilización del movimiento indígena?

Hay que esperar los resultados. Tenemos el mismo derecho a participar que cualquier otro movimiento político. Cuando nos levantamos estamos al frente de las acciones en defensa del país. A estas alturas, el movimiento entiende el papel del Estado y de la sociedad. Con o sin elecciones, la asamblea constituyente tiene que ir.

En términos de estrategia electoral, ¿no era mejor una alianza con Rafael Correa?

Se hicieron todos los esfuerzos. Fuimos los únicos que propusimos primarias, pero fueron rechazadas. Propusimos despojarnos de cualquier pretensión.

¿Por qué cree que Rafael Correa potenció la idea de la constituyente y usted no?

¡Esa es nuestra propuesta desde 1990! Si él la ha tomado es excelente. Eso quiere decir que venimos construyendo las condiciones para que se instale. Por eso decimos que la constituyente tiene que darse, esté quien esté.

¿Cuál es la garantía de que la constituyente no será una copia del actual Congreso?

Ecuador ha evolucionado. El interés por el cambio estructural se debate desde hace mucho tiempo. Por eso tengo fe que la gente elegirá a gente representativa.

¿La constituyente debe tener una agenda de trabajo?

Sí, se debe tener un libreto, de lo contrario vendrá el caos.

Las 5 antipreguntas que contestó el candidato

1. ¿Está de acuerdo o no con el matrimonio gay?

Se trata de una diversidad en el comportamiento humano que es respetable. Y no creo que se deba coartar las libertades en estos aspectos. El matrimonio gay se da en otros contextos mundiales y nosotros no tendremos ningún reparo en que se legalice.

2. ¿Cuál es su posición personal frente al aborto?

Creo que el tema debe ir por el lado del control de la natalidad y no necesariamente por el aborto. En casos específicos, hay que despenalizar su práctica.

3. ¿Cuál es su definición sobre el uso de la denominada ‘píldora del día después’, cuya comercialización está prohibida en el Ecuador?

Creo que fue apresurada la resolución del TC de prohibir su venta. Pienso que es absolutamente necesaria y legítima. No podemos permitir que exista irresponsabilidad, si hay a la mano un mecanismo para prevenir el embarazo.

4. ¿Está a favor de la aplicación de la pena de muerte?

La gente que se ha llevado la riqueza de nuestro país merece sanciones drásticas. Ellos han cometido un delito al permitir que miles de personas salgan del país y haya niños en las calles. La máxima pena debe ser la cadena perpetua.

5. ¿Está de acuerdo o no con la tesis de legalizar el uso de las drogas?

Es necesario que se reflexione en el sentido de que a la droga solo se la vincula al cultivo, tráfico e industrialización. Pero, ¿qué pasa con los consumidores? El consumo genera este mundo oculto del tráfico de la droga. En los países del norte no han hecho nada en esa dirección. Entonces sí creo que se rompería el control de los grupos mafiosos.

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