Aunque todavía habrá que esperar a la Asamblea General del Winaq en 2010, la ganadora del Premio Nobel de la Paz aparece como la más firme candidata de la izquierda indigenista guatemalteca para las generales. La violencia contra las mujeres y la discriminación hacia los indígenas son sus principales preocupaciones.

rigoberta-300x273-actualidad20"Si el pueblo guatemalteco no está preparado para tener como presidente a una mujer que además sea indígena, va a tener que hacerlo". Palabra de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y más que posible candidata a la presidencia guatemalteca en 2011 por el Winaq, coalición política indigenista de reciente creación.

Lo dijo en el marco de la iniciativa de Mujeres Premio Nobel, en la ciudad guatemalteca de Antigua. "Tenemos que ocupar la silla que se nos ha quitado. El día que los mayas no mendiguemos, dejemos de pedir limosnas y pasemos al poder, el país cambiará", afirmó de forma tajante.

Menchú, fundadora en marzo pasado de la coalición indigenista Winaq, no se ha postulado todavía como la candidata oficial. Habrá que esperar a la Asamblea General del partido, a celebrarse en 2010. Eso sí, si ella es la elegida, aceptará el cargo "con gusto", según declaró al rotativo español El País.

La ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992 hizo mención también a la equidad de género, de etnia y la necesidad de que la gente aprenda que lo importante es construir un espacio público que rompa con los esquemas actuales de cara al futuro.

Menchú aludió a la doble discriminación que sufren muchas mujeres en Guatemala, por ser mujeres y por ser indígenas. "El racismo en Guatemala no se ha movido ni un centímetro", afirmó.

Según los reportes policiales, en los últimos 5 años más de 3.500 mujeres han sido asesinadas en Guatemala en lo que se ha dado en llamar "feminicidio" o "femicidio". En casi todos los casos el verdugo es el marido, el cónyuge o el novio.

Ante la urgencia de la situación, el gobierno guatemalteco aprobó en 2008 una Ley contra el Femicidio y otras formas de violencia contra las mujeres, que en estos momentos encuentra su mayor escollo en la falta de socialización del documento.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) examinó la situación guatemalteca el pasado mes de enero, pero no es la primera vez que el Estado hace oídos sordos a las recomendaciones de la ONU.

Desde 1996 han llegado a Guatemala 19 Relatores del organismo internacional. Según Ruth Del Valle, de la Comisión Presidencial de Derechos Humanos (Copredeh), sólo el 15% de recomendaciones se han cumplido.

La relatora de la ONU sobre violencia contra la mujer, Yakin Ertürk, que visitó el país en 2004, ya había solicitado "investigar a fondo para identificar cuáles son los patrones de los crímenes cometidos", así como propiciar seguridad económica y erradicar las desigualdades de género que existen.

Todo indica que el Gobierno de Álvaro Colom puede marcar un nuevo rumbo en lo que se refiere a políticas de equidad de género en Guatemala, si bien las leyes aprobadas y la tan agradecida transparencia en los informes oficiales todavía no ha tenido consecuencias significativas para la población.

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