La propuesta, que pretende sancionar a las compañías trasnacionales que afecten la ecología y el medio ambiente de los pueblos originarios, será elevada ante la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático que se celebrará en Copenhague (Dinamarca) entre el 7 y el 18 de diciembre de 2009.

chacaltaya-300x149-onuMiguel Palacín, uno de los organizadores de la IV Cumbre Continental de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala que se ha celebrado este fin de semana en Puno, Perú, aboga por la creación de un Tribunal para "visibilizar la relación entre el cambio climático y el desarrollo extractivo y corporativizado de las transnacionales".

Además, con la firma de tratados comerciales entre varios países latinoamericanos y Estados Unidos y la Unión Europea en la mira, afirmó que "el consumismo convierte a la biodiversidad en materia prima. Esa es la deuda ecológica que mantienen los países con las transnacionales".

La propuesta fue el resultado de las discusiones que se dieron en la tercera mesa temática de la Cumbre, en el apartado "deuda ecológica, hecatombe ambiental y justicia climática". El texto final de esa mesa lo deja claro: "los pueblos indígenas debemos practicar nuestra filosofía de vida que promueve el buen vivir en armonía con la naturaleza, y exigimos a los países el cambio de sus patrones de consumo basados en el modelo capitalista".

Palacín señaló que el nuevo órgano se implementará dentro del Tribunal Permanente de los Pueblos, que ya funciona. "En un primer momento se trataría de un tribunal moral, y cada país instalaría su sala propia, pero muchas veces un tribunal moral es más duro que uno penal, cuyas sentencias muchas veces no se cumplen", agregó.

De Canadá a Kenia, pasando por Bolivia

Durante la rueda de prensa de presentación estuvieron presentes representantes de pueblos de Bolivia, Guatemala, Brasil, Perú, Canadá y Kenia.

Benjamín Paules, de la Red Ambiental de Canadá, denunció que los pueblos indígenas de su nación ya están sufriendo los efectos del cambio climático, principalmente en Alaska. "La creación de un tribunal como el que se está proponiendo es una forma de defender nuestros derechos", indicó.

Isaac Ávalos, delegado boliviano, consideró muy importante la creación de un Tribunal de Justicia Climático porque permitiría procesar a las transnacionales europeas extractoras de recursos naturales que afectan igualmente a su país.

Jorge Frederick, miembro del Consejo Indígena de Centroamérica, hizo un llamamiento a los gobiernos señalando que "la lucha de los pueblos indígenas no es sólo para ellos. Saben que el caos del universo lo vamos a sufrir en todo el mundo. Esperamos que sepan que el día que se seque el último lago, todos moriremos".

Samuel Partapipi, perteneciente a la etnia Masai e integrante de la organización Kenya Small Scale Farmers Forum, lamentó que el cambio climático esté afectando también a su país, como en el caso del famoso monte Kilimanjaro.

"Hay mucha preocupación en Kenia porque los ríos se están secando a raíz del cambio climático en el mundo", destacó. "En África el cambio climático es algo evidente. En el monte Kilimanjaro ya no hay nieve o hielo. Yo vine hoy para solidarizarme con ustedes porque el cambio climático es algo real y algo que necesitamos cambiar".

Proyecto europeo

Esta propuesta de creación de un Tribunal de Justicia Climática se suma a un planteamiento para crear una Corte Penal Internacional sobre Delitos Ambientales impulsado desde hace varios años por la Academia de Ciencias del Medio Ambiente de Venecia y apoyado por premios Nobel de la Paz como el Dalai Lama o el pacifista argentino Adolfo Pérez Esquivel.

La propuesta, que fue enviada formalmente ante el Secretariado General de las Naciones Unidas en el año 2006, pretende también, según sus promotores, "regular y sancionar a los responsables de los daños sobre la vida del planeta, hoy seriamente amenazado por la devastación y voracidad mercantilista. El planeta Tierra es nuestra casa común y está en serio peligro".

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