Carlos Emilio Herrera Arcila, de quien ustedes publican un artículo titulado “¿Hermanitos menores?”, me sorprendió con sus afirmaciones por diversas razones:

 

1.      Hace referencia a la arrogancia y prepotencia de los indígenas serranos -al llamar a los demás ‘hermanitos menores’- pero eso sí con la suficiencia de tener él la toga y el martillo para juzgar, condenar y calificar a culturas milenarias, que por demás desconoce y aún así con gran desfachatez e ignorancia ofende en cada renglón. Habrá que preguntarle de dónde procede su ethos cultural y en dónde se han equivocado Kalmanovitz y todos los estudiosos de esos pueblos.

2.      Los indígenas serranos han manifestado en sus idiomas maternos ser los ‘hermanitos mayores’ por cargar el lastre y responsabilidad de cuidar la tierra. Probablemente Herrera Arcila está en capacidad de decirle a todos esos agentes de la violencia que se han instalado en la Sierra que salgan de allí. Él entonces, con un grupo de personas escogidas por él de la sociedad mayoritaria que han talado y devastado, protegerá éste único ecosistema en el mundo como milenariamente lo han hecho los indígenas. También, de seguro, Herrera se habrá sentado a ‘mambear’ muchas veces con los Mamos a escuchar su versión sobre la vida y el amor.

3.      Herrera hace referencia a la objetividad de los periodistas: vaya despropósito. NO A LA OBJETIVIDAD, sino a la parcialidad, miedo y temor de comprender la interculturalidad como alimento de la creatividad; “…es  bueno tener una causa,  pero que  sea conducente  a  la  verdad  y  al  progreso…” escribe su columnista, por lo que se concluye que él mucho tendrá que aportarle a ese ejercicio profesional y tendrá muchas mejores posturas que las expresadas por los Pueblos Indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Muy bueno será escuchar a este JUEZ Y APÓSTOL de la democracia y defensor de la diversidad cultural. Ojalá que en todo caso y para su siguiente artículo, el señor no sólo se asesore en estos temas, sino también con un periodista para una correcta redacción y ortografía que bastante penosas le son.

4.      Aunque muy discriminadoras y fascistas las expresiones de su columnista, siempre resultará interesante el debate en los temas de pertenencia y diversidad de la nación. Si su boletín busca polémica, van por el camino correcto aunque con interlocutores desactualizados y racistas. 

 

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