La nueva normativa dictada por el Gobierno se opone a los valores culturales de sus pueblos, y atenta contra la base de su economía. “Hoy nos prohíben la coca, mañana nos prohibirán estar vivos”, expresaron. Las comunidades indígenas y campesinas de Colombia, Bolivia y Perú defienden la hoja de coca por su valor cultural, su uso alimenticio y medicinal, y por ser la base económica de esos pueblos.

 

En Colombia, los cocaleros rechazaron la decisión del gobierno de Álvaro Uribe de prohibir la comercialización y publicidad de productos derivados de la hoja de coca en los supermercados y otros comercios del país. La acción del gobierno forma parte de la política contra las drogas y el narcotráfico, enmarcado en el Plan Colombia, que Uribe lleva adelante financiado por Washington.

 

Los indígenas aseguran que la nueva normativa se opone a los valores culturales de esos pueblos, y que además atenta contra su economía. Ellos dicen que hoy les están prohibiendo la hoja de coca, y que mañana les prohibirán estar vivos.

 

Unos de los líderes indígenas, David Curtidor, explicó que las comunidades de Guambianos, Kamsà, Yanaconas, tienen proyectos de aromáticas de coca, vinos y otros alimentos. “También afecta a la cultura del pueblo colombiano y eso ha indignado a la población colombiana, la ha indignado porque se ha tocado un símbolo fundamental de las culturas indígenas que es la coca", expresó.

 

Los pueblos originarios ancestralmente conciben a la hoja de coca como parte de su cultura. Afirman que la coca presenta propiedades medicinales. "Para la presión arterial, para los nervios, para los que no pueden dormir. Estos usos no son de ahora, estos usos son milenarios y esto es más antiguo que el Estado colombiano, más antiguo que Estados Unidos que es el que está detrás de todo", consideró Carlos Mamanche, médico indígena tradicional.

 

Si bien, los productos fabricados con coca son ofrecidos desde hace años en mercados callejeros, supermercados y tiendas naturistas, nunca tuvieron registro sanitario del INVIMA, que toleró su venta y emisión de registros a los pueblos indígenas, por la autonomía otorgada por la Constitución a esas comunidades pueblos indígenas.

 

Pero, ese acuerdo nunca quedó plasmado oficialmente, y ahora el INVIMA comunicó a las secretarías de salud de todo el país que acaten la prohibición. Unas cuantas unidades de té y gaseosa de coca fueron decomisadas en varios comercios del país.

 

En tanto, cocaleros de Perú atraviesan por un contexto de características similares. Campesinos de la región Huánuco, unos 400 kilómetros al noreste de Lima, levantaron una huelga que mantenían desde hace tres semanas tras acordar con el gobierno de Alan García la formación de una mesa de trabajo para analizar sus demandas.

 

El 16 de abril pasado habían iniciado un paro en contra de la política antidroga de García, que estableció tolerancia cero al narcotráfico. Esa acción estableció la erradicación de cultivos ilegales y destrucción de laboratorios de producción de cocaína.

 

Tomado de: www.biodiversidadla.org

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