Pasado:

 

Somos hombres y mujeres trajinados en el dolor y la barbarie, la arbitrariedad campea en nuestros campos y ciudades, el sufrimiento recorre con pesadez nuestros corazones. Nos habita la desazón y la desesperanza cunde por oleadas. Errantes, por caminos andan los que huyen, los que despojan retozan en los campos apropiados. La sangre se vierte con fiereza, los vientres son estrujados, la violencia no descansa desde hace centurias en nuestra patria.

 

Somos hijos e hijas de desarraigados y ahora vemos en los semáforos, los nuevos habitantes del destierro. Las mujeres lloran a sus hijos, las viudas envejecen a los veintes, los niños y las niñas crecen sin la voz y la mano del padre. Son inverosímiles las cifras, cientos, miles, millones, no importa, son escalofriantes, las magnitudes, la guerra se traslada a las cifras.

 

Los sobrevivientes, anhelan conocer las causas, las sinrazones, la mano aniquiladora, el cerebro tras la empresa del crimen. Victimas se convierten en victimarios, victimarios piden nuestra solidaridad. Las sombras se entrecruzan, no distinguimos la voz sincera de la impostura, comprender, reconocer, clarificar, allí esta el reto, para continuar el camino de la vida.

 

Presente:

 

La sociedad busca su encuentro, las distancias son enormes, las heridas profundas, los odios andan a flor de piel, el anhelo de encontrar caminos de entendimiento se ve obstaculizado por las razones de estado, la falta de generosidad, las ansias de control y acumulación.  Como juntar a la familia que esta dispersa y se mira con desconfianza, como dejar atrás, la bala y el fusil.

 

Las deudas y los dolores, las verdades, todas están presentes y deben ser atendidas. El hoy es de reencuentros, equilibrios, asumir, aceptar, conceder, ceder. Las palabras justicia, reparar, pedir perdón, otorgar perdón se ponen al orden del día. La propiedad no puede seguir acaparada, el pan es para todos y todas. El atropello debe ser superado, la intransigencia y la barbarie deben quedar en el pasado, pero se requieren garantías de nunca más, se requieren mecanismos para disuadir las ínfulas de matoniar. La vida esta aquí y hay que promoverla.

 

Futuro:

 

Los días por venir deben ser diferentes, la risa y la alegría deben cundir como cosecha de la sensatez y la plena humanidad, la familia Colombiana , junta en sus diferencias y proyectos, construye un amplio consenso de mínimos, volvemos a las convicciones y vivencias, de no mataras, no robaras, no andarás por la vida con indiferencia y respetaras la piel propia y ajena, el pensamiento propio y el de los vecinos, cercanos o lejanos, prodigaras energías a la tierra que te vio nacer  y las generaciones por venir serán abrazadas por una gente que se esforzó en el pasado por dejar lo mejor de si.

 

Epílogo

 

El Proyecto de Verdad, Justicia y Reparación que ahora se discute en el congreso debe conciliar los anhelos de pasado, presente y futuro y buscar los finos equilibrios entre una sociedad que anhela la paz, pero que no puede ser ultrajada con la mentira, una sociedad que busca justicia, pero que debe lograr la reconciliación. Los retos son enormes y todos y todas debemos disponer de nuestra energías y pensamientos para dar un paso adelante, llorando y riendo, pero sobre todo comprendiendo.

  

*Asesor de la Corporación Nuevo Arco Iris; Fundador de REDEPAZ. 

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