El pasado 7 y 8 de julio, tuve el honor de participar en el Encuentro Iberoamericano sobre los derechos de la Niñez y la Adolescencia indígena, celebrado en Madrid, España. El Encuentro Iberoamericano fue organizado por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF Tacro), el Comité Español de UNICEF y contó con el auspicio de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

 

El actor central del Encuentro Iberoamericano fue la asistencia y activa participación de cerca de 100 niños y adolescentes indígenas de 17 países de América Latina**. Dos expertos y un representante de la Secretaría del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU acompañaron, con sus orientaciones, la buena marcha de la reunión. Asimismo, tanto el Grupo Consultivo Regional de Líderes Indígenas (GCRLI) como los líderes comunitarios, coadyuvaron para alcanzar los objetivos programados. 

 

La oficina central de la AECI se convirtió en punto de encuentro de diversas iniciativas nacionales y subrregionales impulsadas en tiempo reciente por Unicef. También en un espacio institucional donde se sumaron voluntades y lugar de conexión de compromisos sobre el tema de los niños y jóvenes indígenas. En el futuro próximo, el Encuentro Iberoamericano puede convertirse en punto de partida hacia un nuevo horizonte en la historia del movimiento indígena de América Latina: la inclusión de la agenda de los niños, adolescentes y jóvenes de la región, quienes han  iniciado un proceso inédito en la renovación de los liderazgos 

 

El arribo al Encuentro Iberoamericano en Madrid retomó experiencias invaluables que hicieron posible hacer un primer pronunciamiento de los principales problemas que preocupan a los niños, adolescentes y jóvenes indígenas. Señalo algunos factores relevantes de orden general y otros más específicos que hicieron posible la gestación del Encuentro Iberoamericano de Madrid.

 

Factores generales

 

Los avances en el marco jurídico internacional y nacional en la protección de los derechos de los niños y jóvenes indígenas no han sido suficientes para mejorar la alarmante situación en que viven.  

 

La irrupción de los movimientos indígenas de Bolivia, México y Ecuador han tenido repercusiones en la valorización y revitalización de la conciencia y orgullo indígenas. Este es un factor fundamental en la emergencia de un nuevo semillero de líderes indígenas juveniles.

 

En la mayoría de los países de América Latina prevalecen situaciones de pobreza indígena que afectan y posiblemente incidirán en el surgimiento de nuevos líderes que defenderán los derechos de sus pueblos.

 

Los niños, adolescentes y jóvenes indígenas son testigos activos en la mayoría de los movimientos locales y nacionales de los pueblos indígenas.

Las situaciones de injusticia que privan en la mayoría de las regiones indígenas de América Latina hacen que renazca una conciencia temprana en los niños, jóvenes y adolescentes indígenas.

 

Avanza un proceso de profesionalización universitaria  de los estudiantes indígenas que propiciará una mayor capacidad para el diálogo en la negociación de procesos interculturales.         

 

Acontecimientos específicos

 

En el año 2001, Ecuador fue el país pionero al realizar el Encuentro Subrregional sobre la niñez y la juventud indígena. Este Encuentro fue la base para el diseño de una agenda sobre los derechos de los niños y jóvenes indígenas en ese país.

 

La experiencia con los pueblos indígenas de Ecuador inauguró un proceso para promover actividades similares en las demás oficinas nacionales de Unicef en América Latina.

 

Desde la celebración de su primer período de sesiones, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU (mayo del 2002) señaló que el asunto de los niños y jóvenes indígenas sería el tema fundamental de sus actividades en los próximos años.

 

En el Informe del Segundo período de sesiones (mayo 2003), el Foro Permanente instó a Unicef diseñar su política específica con los pueblos indígenas en general y para los niños y jóvenes indígenas en particular.

  

Asimismo, en su segundo período de sesiones, el Foro Permanente recomendó a Unicef y a otras agencias de cooperación de la ONU, en colaboración con los gobiernos y en coordinación con los pueblos indígenas, preparar una Conferencia Latinoamericana con la participación de los niños y jóvenes indígenas.

 

En julio del 2003, Unicef Tacro constituyó un Grupo Consultivo Regional de Líderes Indígenas. Dicho Grupo contribuyó en el debate para elaborar el documento IGUALDAD CON DIGNIDAD. Hacia nuevas formas de actuación con la niñez indígena en América Latina, publicado por Unicef Tacro (Panamá, 2004).

 

En noviembre del 2003, durante una gira de trabajo a Perú, Bolivia y Chile, Koffi  Annan, Secretario General de la ONU, subrayó la importancia del tema indígena. Su alocución a los acuciantes problemas de la pobreza, la exclusión y discriminación de los niños y jóvenes indígenas son temas que demandan compromisos por parte de los gobiernos y las agencias de cooperación internacional.

 

Desde mediados del 2003 y hasta mayo del 2005, UNICEF, en  colaboración con los pueblos indígenas y gobiernos locales, organizó diversos encuentros nacionales con los niños y jóvenes indígenas de América Latina y el Caribe.       

 

La apertura hacia un proceso de participación y consulta con los niños y jóvenes indígenas de la región, permitió identificar la agenda de temas prioritarios en cada uno de los 17 países de América Latina.

 

Este proceso preparatorio fue de suma importancia para alcanzar los objetivos señalados en el Encuentro Iberoamericano sobre los derechos de la Niñez y Adolescencia indígena

 

Valorar los alcances, las perspectivas y los desafíos del Encuentro Iberoamericano, sugiere tomar en cuenta tanto los factores generales y los acontecimientos específicos que he reseñado a grosso modo. De ambos contextos surgieron diversos caminos para hacer posible que la voz y el pensamiento de los niños y jóvenes indígenas sea escuchada fuerte desde Madrid. Una voz que hará eco en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca.   

 

La voz de los niños y jóvenes indígenas desde Madrid

                                                                

De acuerdo a la costumbre de los pueblos mesoamericanos, la inauguración del Encuentro fue precedido por una ceremonia espiritual. Una adolescente maya hizo el llamado “a todas las energías de la naturaleza: el sol, la luna, la tierra, el agua, los volcanes y montañas para que nos acompañen y guíen hacia el éxito en este Encuentro que nos reúne hoy aquí." Estas palabras inspiradas en los ancestros mayas del Pop Wuj, formaron parte de la ceremonia maya para iniciar las actividades del Encuentro Iberoamericano.

 

Don Juan Pablo de Laiglesia, en su carácter de Secretario General de la AECI, abrió el mensaje inaugural, manifestando que "la cooperación con los pueblos indígenas es una prioridad reforzada de la cooperación española, pues son los vulnerables de los vulnerables, ya que su pobreza no consiste sólo en la carencia en la cobertura de sus necesidades básicas, sino también está ligada a la falta de reconocimiento efectivo de los derechos individuales y colectivos” de los  pueblos indígenas. Por su parte, Francisco González-Bueno, Presidente del Comité Español de Unicef, recomendó a los niños y jóvenes indígenas: “Es esencial que conozcáis vuestros derechos para tener la capacidad de exigirlos, sólo los derechos que se exigen acaban cumpliéndose."

 

Nils Kastberg, Director Regional de Unicef para América Latina y el Caribe, en su intervención señaló algunos problemas históricos y estructurales: "En América Latina la discriminación contra los indígenas es un problema estructural, y para abordarlo es clave superar las enormes disparidades de esta región". También reconoció que "tenemos una deuda que no es sólo histórica, es una deuda presente." Posteriormente se refirió al tema del rezago y la exclusión: “En América Latina se estima que viven entre 40 y 50 millones de indígenas, lo que significa el 10% de la población regional. Los niveles de ingreso, al igual que los indicadores de desarrollo humano (educación, salud, acceso al agua y saneamiento), sugiere que los indígenas se encuentran rezagados en relación al resto de la población no indígena”.

 

Retomando algunos de los temas señalados por Nils, Otilia Lux, Vicepresidenta del Foro Permanente, recordó las huellas del colonialismo: “Ayer España significó, para nuestros ancestros, el fin de nuestra historia, hoy puede significar el principio de la libertad, de la vida, de la solidaridad, el respeto y la paz. Sí, habrá paz cuando haya justicia, habrá justicia cuando haya equidad, cuando haya alimentos para todos los niños y jóvenes. Habrá paz cuando ya no se utilice a los niños para la guerra o para cualquier tipo de violencia. Habrá paz cuando haya salud, educación con calidad desde la visión  indígena. Cuando haya desarrollo con identidad para los pueblos indígenas”.

 

Los niños y jóvenes indígenas escucharon con atención la voz de los mayores. La posición del directivo de la AECI, las reflexiones de los funcionarios de Unicef y los comentarios de Otilia Lux. Concluidos los discursos inaugurales, iniciaron las sesiones para dar paso a la participación de los niños, adolescentes y jóvenes indígenas.

 

La identidad, la cultura, el desarrollo, la salud, la nutrición, la situación de los indígenas en el mundo urbano, el movimiento indígena internacional, la relación del segundo Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fueron los principales temas debatidos en el Encuentro Iberoamericano. A mitad de la jornada de trabajo del día viernes 8 de julio, la Reina Sofía participó en la sesión de trabajo sobre la educación intercultural bilingüe. Tuvo el privilegio de escuchar la exposición magistral de tres jóvenes indígenas. Héctor Caillagua (Kichwua de Ecuador) expuso los principales problemas y propuestas de acción en torno al tema de la educación intercultural. Enfatizó del derecho de los pueblos indígenas a una educación intercultural de calidad con respeto a su cosmovisión. Mencionó la importancia de valorar sus culturas y tradiciones lingüísticas. Resaltó la obligación de los gobiernos en la asignación de un gasto social digno para garantizar la educación intercultural. También aludió a la discriminación y racismo que sufren los niños indígenas en los sistemas de educación que no consideran sus culturas originarias.

 

La brillante exposición de Héctor Caillagua sorprendió a propios y extraños. La Reina Sofía no pudo ocultar la admiración del talento de los niños y jóvenes indígenas que hablaban con firmeza y seguridad. Sin duda, las altas autoridades de AECI estuvieron frente a los futuros líderes del movimiento indígena en América Latina. Ellos lo saben y tienen confianza en los desafíos que vienen. Escuchemos la voz de H. Caillagua, expresada en un Encuentro Nacional de Niños y Adolescentes Indígenas de su país:

 

“Siento algo nuevo. Siento que sí se puede. Que los indígenas somos capaces. Que estamos aquí no para ser gobernados sino gobernar. Quiero decir que estoy orgulloso de mi país. Que trabajaré con el pueblo Indígena y seré un líder a futuro”.

 

El Encuentro Iberoamericano permitió juntar las manos, las voces y las esperanzas de los niños y jóvenes indígenas. Vimos varios rostros, diversos líderes y semblantes de dignidad con una juventud radiante para hacer sentir sus sueños. En la ceremonia de clausura dieron lectura de su Declaración con varias voces y sentires. Héctor A. Ocan Maas, un joven maya de México, inició la palabra del documento final con la siguiente declaración:     

 

“Nosotros, las niñas, niños y adolescentes de los pueblos indígenas de 17 países  de América Latina, queremos expresarles nuestras necesidades, preocupaciones, visiones e ilusiones, para exigirles a ustedes, adultos y autoridades de nuestros países, que se comprometan con nosotros en crear las condiciones para que podamos ejercer todos nuestros derechos contemplados en la Convención sobre los Derechos del Niño”

 

Una vez señalada la obligación de los gobiernos en el cumplimiento del marco jurídico internacional sobre sus derechos, una joven aymara de Bolivia señaló los fuertes problemas de la discriminación y exclusión de las que han sido víctimas: 

 

“Somos niñas, niños y adolescentes de 34 pueblos indígenas…, creadores, portadores y reproductores de nuestras culturas, cuyos aportes a la humanidad contribuyen a la convivencia, a la diversidad y a la paz.  Sin embargo, vivimos en condiciones  de exclusión, marginación, racismo y discriminación que nos impiden desarrollarnos como seres humanos y ciudadanos plenos con derechos específicos. Hemos venido porque queremos conocernos y respetarnos como diferentes pueblos, para compartir nuestro deseo de participar en la  construcción de un mundo más justo. Por eso, demandamos a nuestros mayores y a los gobiernos que nos escuchen y así solucionar  nuestros problemas y ejercer nuestro derecho al territorio, a la identidad y cultura, a la salud y la nutrición, a la educación y a la participación, entre otros derechos fundamentales”

 

Con un espíritu de participación colectiva, los niños y jóvenes indígenas prosiguieron con la lectura de su Declaración, que adjunto a la presente reflexión. Elevaron su voz de exigencia a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los organismos de cooperación internacional y al movimiento indígena de América Latina. Ojalá tengamos la capacidad de escucharlos oportunamente.

 

En la ceremonia de clausura, destacó entre otras alocuciones, la brillante exposición de Humberto Cholango, presidente de ECUARUNARI. Posterior a ello, vino un caudal de intervenciones espontáneas por parte de los niños y jóvenes indígenas, que iban desde bailes, declamaciones conjuntas o individuales, cantos y cantares, discursos de despedida, relatos de sus impresiones bajo el sol ardiente de Madrid, hasta poemas inspirados en la situación en que viven los niños de América Latina.

 

Al filo de las 20:30 horas y cuándo parecía que todos nos levantábamos para retirarnos de la oficina de la AECI, una última voz  solicitaba su intervención. Varios se sentaron desganados pero, a los pocos segundos, la voz firme y elocuente de Adilene Jacob Velásquez empezó a seducirnos. Una mezcla de fascinación por los recuerdos cuándo se es niño. El “Ángel sin Alas” en voz de la kakciquel de Mazapa de Madero (México), nos estremeció el corazón, algunas lágrimas empezaron a rodar:

 

“Ayer vagué por las calles de cualquier ciudad…quería encontrarte y encontrarme a mí mismo. El recuerdo de los sueños cuándo se es niño… Cuántas ilusiones, cuántas esperanzas… Por más que mis ojos lo negaran, allí estabas frente a mí y tu cuerpo escuálido, tu ropa raída, tus pies descalzos parecieron llorar ¿Sueños, ilusiones, esperanzas? Me las han acabado, me las han destruido; el padre que no he conocido, la madre que no he tenido. Soy un niño de la calle, sin hogar y sin destino. Mi casa es la ciudad. Para mi no existe el tiempo. No hay pasado, ni presente, ni futuro”.

 

El poema parecía reflejar parte de la historia viva de miles de niños indígenas que son arrojados a las calles de las grandes ciudades. La voz de la joven kakchiquel soltó sus palabras en el rostro de los allí presentes:

 

“Allí estabas frente a mi, Ángel sin Alas y tus ojos tristes y acusadores parecieron gritar ¿Ya basta? ¿Basta de lavar la conciencia con festividades y donativos? ¿Basta ya de hablar de paz, mientras haya guerra, odio y discriminación. No quiero más guerras ¿Basta ya de hablar de justicia, del dólar o la bolsa de valores?”.     

 

La voz insumisa de Adilene cerró sus versos con el siguiente mensaje:

 

“Mientras haya niños con hambre, sin hogar y con frío. Maestro: no más palabras. Poeta: no más versos. Cantor: no más canciones. Es tiempo de despertar, de tener los ojos abiertos. Es tiempo de actuar, de que construyamos mis sueños. Porque tu presente es mi presente.  

                            

Esto es parte del poderoso grito de los niños y jóvenes indígenas de América Latina. Una voz tendida en el presente y hacia el futuro común. Se acerca el turno de las nuevas generaciones de líderes indígenas que necesitan nuestros pueblos. Hay nuevas semillas, están sembrados nuevos surcos. Es nuestra obligación nunca dejar de sembrar y sembrar, sin que nos importe levantar la cosecha, pero sabiendo con certidumbre que habrá un fruto que nunca recolectaremos: el de la semilla que no tuvimos el coraje de sembrar. En el presente de los jóvenes indígenas, reclaman referencias claras, medios de vida y razones para vivir. Una brújula para no perder el horizonte y aprender a navegar en medio de las turbulencias.   

 

El poema de Adilene ha dicho que con limosnas o donativos no se pueden acallar las conciencias ni mutilar la libertad de pensamiento y acción. Es recomendable que el programa de cooperación de la AECI a Unicef, en verdad transforme  los seis millones de euros en una especie de semilla o “capital puntero” para los próximo tres años de actividades del proyecto los “Derechos de la niñez indígena en América Latina”. Ojalá que los Jefes de Estado y de Gobierno de los 17 países de la región, en verdad incrementen más recursos financieros para atender la demanda de los niños y jóvenes indígenas.    

 

Los niños y jóvenes indígenas de América Latina valorarán si en la próxima Cumbre Iberoamericana de Salamanca los Jefes de Estado y de Gobierno responden a la altura de los diversos temas planteados en el Encuentro Iberoamericano celebrado en Madrid. 

 

*           Experto Indígena, miembro del Grupo Consultivo Regional de Líderes Indígenas de Unicef Tacro e Investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS México).

**         Los 17 países son: Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela.

indígenas de Abya Yala. Renovación y reemplazo que viene dejando huellas firmes en cada una de nuestras regiones y esperamos sea con una expansión creciente para fortalecer la lucha de nuestros pueblos indígenas.     

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