Resulta sorprendente constatar la convicción con que los pueblos indígenas se apropian hoy día de la Internet. Si bien la escasez de recursos es una premisa fundamental, la necesidad de contar con sistemas de información y comunicación avanzados los lleva a superar cualquier tipo de limitaciones.

 

Para comprender las dimensiones de la apropiación entre sus comunidades y organizaciones hay que adentrarse en la cosmovisión indígena: la necesaria interrelación que se establece entre el espacio físico (la tierra), el espacio simbólico (la cultura) y el espacio virtual (la Red).

 

Para construir el conocimiento es imprescindible partir de este triple vínculo para ellos inseparable. Sin embargo, la crisis económica y las migraciones están a la orden del día en la mayoría de los casos. Internet desempeña un papel fundamental al entrelazar a los miles de emigrantes que año con año dejan sus tierras; desde esta perspectiva es fundamental comprender la manera en que la virtualidad es capaz de responder a las demandas de identidad y fortalecimiento de sus culturas.

 

El ciberespacio conforma un capítulo inédito en este sentido; la teoría de los usos sociales parece responder al necesario enfoque multidisciplinario que se requiere para comprender el proceso de apropiación tecnológica entre sus comunidades, donde hay que destacar: la escritura de lenguas indígenas, las representaciones digitales de la identidad, la intercomunicación entre culturas indígenas aisladas por más de 500 años, la recuperación de la sabiduría ancestral en formatos numéricos, los derechos de autor y  el respeto a la cultura indígena en la Red, el despliegue de sitios comunitarios interétnicos y, más que nada, una concepción propia ante el uso de las TIC que se funda en sistemas de información híbridos que van desde la oralidad hasta la escritura hipertextual.

 

Abundan los análisis sobre proyectos y programas institucionales y transnacionales que se interesan por llevar la Internet y con ella un supuesto desarrollo a los pueblos indígenas. Sin embargo, para hablar de la construcción de un verdadero uso social es fundamental apreciar sus propios sitios, a fin de descubrir cómo la Internet se integra a sus culturas. Uno de los capítulos por venir se refiere a las redes internacionales indígenas que ya se contactan por la WWW a nivel continental, confirmándose así la reintegración de una cultura indígena panamericana que coexistió en la época prehispánica (Bonfil Batalla, 1991). Esta moneda tiene dos caras: ¿qué tanto están preparadas las culturas no indígenas para adentrarse en la cosmovisión indígena que ya circula por la Internet? ¿Hasta dónde las normas de difusión de información en la Web responderían a las pautas que rigen el acceso a sus formas de conocimiento milenarias y contemporáneas, las mismas que es fundamental integrar a las redes de conocimiento universal?

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