La celebración del “Año Nuevo Andino” (Machaq Mara) año a año va tomando mayor fuerza en el mundo andino y amazónico, y junto a él, los discursos de políticos, indigenistas e indianistas son aprovechados como protagonismo figurativo o son interpretados por la prensa desde diversos enfoques. Lo malo, es que los periódicos, la radio la televisión pintan como algo folclórico y hacerlo atractivo turísticamente como si este acontecimiento estuviera en venta o el fin fuera eso.

 

Lamentablemente, poco o nada se aprecia o se difunde sobre el verdadero significado de este acontecimiento. Aún cuando las celebraciones que se efectuaron en Puno en el Distrito de Chuchito, en el Caballo Cansado del Collao, en Yunguyo, en Tiwanacu (Bolivia) entre otros lugares, sus organizadores se han esforzado a que la población retome conciencia de su verdadero sentido de reflexión y compromiso con la PachaMama y con el IntiTata como símbolo de reverencia y convivencia armónica de la mejor manera posible entre los hombres y mujeres con la naturaleza.

 

Los Pueblos andinos, amazónicos, guaranis, kollas, mapuches entre otras etnias,  conmemoran el 21 de Junio nuevo año andino, MACHAQ MARA (en Aymara) MOSOQ WATA (en Qechua), aún cuando la celebración difiere entre el 20 y 25 de junio, dependiendo de cada cultura originaria.  Según el calendario agrícola cósmico, corresponde el año 5513. Pero, ¿Qué significa en el fondo “año nuevo andino”, por qué tanto alboroto? o es que de pronto, esto se constituye como fuente de sustentabilidad para el desarrollo rural o simplemente un faz folclórico sumido al pasado; considerando que todos los hombres y mujeres saben que el año nuevo se celebra el 1 de enero de cada año.

 

La celebración del nuevo año para el mundo andino y amazónico no significa sentarnos en una mesa con familiares y amigos para ser parte de un banquete con  pavo, chocolate y panteón como lo es en el año nuevo del sistema occidental; sino, esto significa sentarnos en la mesa de nuestra PachaMama bajo la atenta mirada del IntiTata, donde todos los hombres y todas las mujeres que se hacen criar con la PachaMama renuevan su compromiso de continuar criando a los ecosistemas que conviven gracias a la benevolencia de la PachaMama. Además, no nos sentarnos sobre el cemento o sobre las cómodas butacas alfombradas de tablas cortadas y despedazadas de nuestros bosques, sino sobre la tierra misma junto a los arbustos, las rocas y en medio de lodo y polvo para reflexionar, rememorar, venerar y agradecer a la PachaMama y al IntiTata (sol). Tampoco existe regalos de ninguna clase, el único regalo que existe es la sagrada coca, sebos de llama y alcohol para la challa como símbolo de reverencia a la PachaMama, y IntiTata para dar en ofrenda.

  

El imaginario ritualizado del año nuevo andino, implica entre otras cosas, conectarnos con los espíritus de nuestros ancestros y con la naturaleza simbolizado con la PachaMama. Y es una forma de reflexionar no solo sobre los derechos humanos sino también sobre los derechos cósmicos (derecho de existencias de la vida vegetal y animal) que son los sistemas creencias y valores que se expresa en el uso racional y conservación de los recursos que otorga la PachaMama y el IntiTata. En suma, esta acción es una forma de renovación de los ciclos productivos y el comienzo de un nuevo compromiso con la tierra y el entorno ambiental, no sólo en lo espiritual sino también material y cultural que  purifica y bendice las aguas de los mares, de los ríos, lagos y vertientes, y hace que los recursos naturales sigan su curso para continuar alimentando a las actuales y futura generaciones.

 

Considerando además, que los sistemas de percepciones y tradiciones socio culturales de los Pueblos Indígenas no sólo creen que la Tierra se encuentra en el punto más alejado del Sol, por el que se registran las temperaturas más bajas como las noches más frías del año, donde los ríos, lagunas y estanques amanecen con grandes capas de hielo. Sino que esto, implica que es hora de asumir un nuevo compromiso con la PachaMama y rendir culto por todo lo recibido en año que fenece. Dentro de este contexto, el año nuevo andino expresa el pensamiento y sentimiento de las diversas formas de sentir, pensar y hacer, estas manifestaciones se expresan en los siguientes actos, entre otros:

 

·        En la víspera del año nuevo andino, la vida animal, en especial las aves como se supieran del ritual del día siguiente comienzan a cantar, tal es el casos de los lequechos (lec lec lec que indica que congelará fuerte, librir, librir, librir, libir que la helada no será de consideración). En tanto que las otras aves anuncian la llegada de la helada a partir de las 4 hasta que se oculte el sol

·        Tiquichos del lago o ríos anuncian la llegada de los vientos como KAITE (viento positivo) y K`ARI TAYA (viento negativo) que anuncia la llegada del invierno.

·        En tanto que las chocas envían mensajes en sus diversos cantares el cambio del clima, al igual que las pisacas, pucu puco, gaviota. Al tiempo que las otras aves migratorias abandonan el lugar hacia otros destinos. Y las Viscachas de las zonas altas se trasladan hacia las orillas del lago. Todos ellos, son verdaderas enseñanzas de anuncios, en los que en otro artículo los hemos denominado como la “alarma ancestral” que en el terremoto del lejano oriente evitó las muertes masivas de indígenas gracias al a las señales ancestrales.

·        Los ancianos y ancianas reunidos con sus familias se aprietan alrededor del fuego y empiezan a contar cuentos y mitos de sus antepasados con los que matizan el bullicio de las aves en medio fuerte frío. Al final, la familia debe entender en sentido más amplio lo posible de porque las aves anuncian la llegada del año nuevo andino y por que es imprescindible la práctica de los rituales y asumir un nuevo compromiso de convivencia armónica con la naturaleza. Esta es la tradición oral que se transmite de generación en generación.

·        Al mismo tiempo, como si la vida vegetal entendiera a las aves y a los hombres y mujeres las hojas se desprenden de los árboles (los ancianos dicen que es la mano de los espíritus de los achachilas), el cual marca el inicio de temporadas de fuertes heladas aprovechada para deshidratar papa denominada chuño y muraya.

·        Las familias indígenas por generaciones, desde la primera horas del Machaq Mara renuevan su compromiso de continuar haciéndose criar con la PachaMama y prometen cuidarlo y de defender sus ropajes y sus venas que son los recursos naturales y los recursos hídricos, esta es una reverencia ritualizado con el sacrificio de una llama (preferiblemente blanca) para ofrendar a los dioses tutelares del más allá, acto que se lleva acabo en las primeras horas de la mañana.

·        Después del ritual, los hombres y mujeres de estos pueblos andinos proceden a marcar sus animales domésticos previo challa (alcohol - vino) y de adornar con flores de cantuta hoy remplazado por misturas de colores y con aretes de diversos colores como símbolo de reverencia a sus hermanos y hermanos animales domésticos que los crían como parte de subsistencia y equilibrio ecológico.

·        Una vez terminado, la challa a los animales, los hombres, mujeres, niños y niñas rodean en círculo con Saiva (hitos –mini pared- de piedritas sobre piedritas) a los productos agrícolas recogidos en el año como papa, chuño, quinua, moraya, etc) como símbolo de seguridad alimentaría por el que la familia recuenta su capital familiar (capital simbólico) que servirá del sustento, separándose para el consumo familiar, para semilla y para venta.

·        Las familias una vez contabilizado los productos durante la Saiva pasan a almacenar en “sejes” o ”pirwas” (sejes -estera- de totora o hechas de ramas secas de árboles nativos). En el pasado estos constituían verdaderos almacenes con alimentos suficientes para todos, en sí, esto es interpretado como sustentabilidad del desarrollo, es decir almacenar comida para el año y para la época de crisis.

·        Los sabios ancianos y las sabias ancianas instruyen a los más pequeños de la casa para que al medio día junto al Saiva o Pirwa canten el canto ceremonial (uhjú  uhjú  uhjú, como expresión de canto místico para los dioses apus, QutaMama, la PachaMama y InteTanta las escuchen sus suplicas y reciba las ofrendas a base de coca, dulce misa, alcohol, vino y cebo de llama sagrada.

·        Durante el canto mítico, los sacerdotes o los ancianos consultan el libro de la sabiduría que son las hojas coca, donde las viejas y arrugadas manos echan la suerte con la coca y corroboran con la mirada cansada apoyados con huevos de aves silvestres y con estaño que les indicará los posibles peligros a las que se enfrenta cada familia o simplemente ver sus virtudes y vicisitudes que le espera sus futuras acciones.

·        Casi al final de los rituales, los sacerdotes andinos o los ancianos o las ancianas que aprendieron de sus ancestros conducen a la mesa central las aves sagradas como la “Pisaca” cogida en la noche anterior u otros pajaritos a quienes igualmente los adornan y los challan con vino para soltar para que vuelen. Si la ave vuela al lado este (salida sol), es símbolo de buen auguro y sí vuela al lado oeste (puesta del sol) es mal auguro), Todo el ritual debe hacerse sin dañar a las aves sobre todo cuidar para que ninguna pluma pueda caerse, de hacerlo será señal de mal augurio.

·        Suelto las aves, los ancianos o el sacerdote andino proceden a trasladar el atado (tumulto de ofrenda) de misa hacia un extremo del círculo de Saiva que es una hoguera preparada para prender fuego que debe ser prendido con el soplo del viento de los restos de ceniza de la noche anterior (el uso del fósforo no forma parte del ritual) con el que termina el ritual de pago a sus dioses por nuevo año. Los ancianos cuentan que en el pasado los prendían el fuego directamente con la dirección Sol justo al medio día que traspasaba en una copa de oro hacia abajo una arbusto seco para prender fuego, ya no lo hacen porque no poseen la copa de oro.

·        Una vez, terminada el acto ceremonial el Sacerdote o el Jefe de Familia ordena a sentarse en círculo y todos sobre el suelo totalmente descalzos los pies para sentarse a merendar la comida sancochada de los mejores productos nativos, es decir cocinada de los mejores granos de las  papas mas grandes. La jefa de familia ese día cocina a fuego abierto todo con productos nativos, los productos industriales no forman parte ceremonial.

·        La comida nativa antes de cocinar ha sido cuidadosamente seleccionada previa Challa de ispalla (papas seleccionadas con vino o productos mal formados para que siga habiendo la mejor ISPALLA), signo representativo de mejores productos.

·        Todas las comidas son complementadas con la tayacha de oca o izaño sancochado (maschua) o cocida y/o preparado con las tortillas de cebada congelados en la noche del año nuevo andino.

 

En suma, la celebración del Año Nuevo Andino es antes que todo, una fiesta de reflexión en familia, esta creencia no es una religión ni secta sino una simple conexión espiritual con los otros seres y reafirmar la convivencia armónica dentro de la unidad en la diversidad, toda vez que el hombre o la mujer no es superior ni inferior, ni nadie es más ni es menos. Ello da la oportunidad para entender que todos somos UNO, todos somos el sujeto nosotros, nuestro yo plural. Esto es la visión cósmica de entender el mundo andino.

 

El conjunto de hechos mencionados, el tratamiento de aves, el adorno y reverencia a animales domésticos y el tratamiento de de productos vegetales cosechados es una expresión de reverencia y respeto al derecho a existir de los otros como principio de equilibrio ecológico, esto se conoce también como derecho cósmico. En tanto que el almacenamiento de productos recogidos en los “Sejes” o “Pirwas” se constituyen  verdaderos bancos de alimentos para garantizar la sobrevivencia de las familias y las comunidades actuales y futuras, conocido en el mundo occidental como “sustentabilidad del desarrollo”. Lamentablemente estos hechos se van perdiendo paulatinamente en el tiempo, ellas  tienen sus incidencias por la abruta destrucción sufrida y saqueadas por la  colonia y la “modernidad”.

 

Aún así, las prácticas milenarias del año nuevo andino, expresan un tratamiento armonioso y uso racional de los recursos naturales para disfrutar equitativamente de sus beneficiarios actores, esta es una práctica holística, donde están presentes los cuatro elementos Sagrados: AIRE - AGUA - TIERRA Y SOL.  Toda vez, que  la BIODIVERSIDAD es la variedad de vida en el planeta tierra de la que formamos parte y que está intrínsicamente unida al pensamiento ancestral y milenario de los Pueblos, porque somos la naturaleza misma: SOL, TIERRA, AIRE Y AGUA, estos elementos crean la Biodiversidad y hace posible la preservación de la diversidad cultural. 

 

En fin, los sistemas de valores y creencias consuetudinarias practicadas en el año nuevo andino, no pueden ser considerados como mecanismos de fomento de turismo o meramente folclóricos sino sobre todos estos son mecanismos que pueden contribuir a cumplir los Objetivos del Desarrollo del Milenio para reducir el hambre y abatir la pobreza y con ello impulsar el verdadero desarrollo humano sustentable de los pueblos de la tradición. En suma, la erradicación de la pobreza extrema y el hambre es una tarea en la que los pueblos indígenas pueden jugar un papel protagónico en la ordenación del medio ambiente y de garantizar el desarrollo sustentable debido a sus conocimientos y practicas tradicionales. Tal como los señala el Principio 22 de la declaración del Río, y ser actores con voz propia y decisión para impulsar el principio democrático y que nuestros pueblos tengan la oportunidad de escoger libremente su destino político, no solo en condiciones de ser los beneficiarios, sino también  protagonistas y autores de soluciones.

 

Considerando, que lo que adquirimos de nuestros antepasados es nuestra propia identidad como Pueblo, y es por eso que somos los guardianes genuinos no sólo de la tierra sino de preservar la continuidad histórica y cultural. Nuestra estrecha relación es intrínseca con la Tierra, con el Mar, con el Lago, con los Ríos, con las Montañas, con los Valles, con las Punas Secas,  y con los Recursos Naturales. Es una relación espiritual, material y cultural; es decir, es una relación holística, pero no es un repudio a la modernidad o sumirse allá como escape, sino se trata de convivir de la mejor manera posibles dentro de la tradición y la modernidad.

 

Como punto final, el imaginario del año nuevo andino ritualizado con las prácticas ancestrales es la convivencia, reverencia y renovación de compromiso de convivir con la naturaleza, no para depredarlos sino de usar lo razonablemente necesario para la preexistencia de las actuales y futras generaciones. Estas prácticas se constituyen en fuente de sustentabilidad para el desarrollo rural y no puede ser considerado bajo ningún concepto como un simple folclorismo sumido al pasado y se solo fomento al turismo, aun cuando este podría ser “beneficioso”.

 

Además, lo mencionado, es responsabilidad de los gobiernos y de todos los pueblos a salvar las prácticas tradicionales, como la ritualidad del año nuevo andino. A fin de que estas no se extingan, sino hacer de ellas un futuro promisorio de sus poblaciones, para que realmente vivan de la mejor manera posible y se sientan orgullosos de su majestuoso pasado, como la luz que alumbra el  presente y ver el sendero del futuro sustentable. Todo ello, puede contribuir a cumplir con los objetivos del desarrollo del milineo, considerando que mientras no desaparezca la pobreza extrema en el mundo y vivamos en condiciones infrahumanas, no podemos considerarnos libres ni ciudadanos plenos, sino de continuar siendo objetos de políticas sociales. 

 

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 Website: www.cciseta.org 

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