Fue un verdadero encuentro de culturas e ideologías, que vivieron las más de 100 asistentes al Primer Encuentro de Verdad, Justicia y Reparación para los pueblos afros organizado por la Revista Afroamérica. El seminario tuvo lugar en el Archivo Nacional del 23 al 25 de septiembre en Bogotá.

 

La Ley de Verdad, Justicia y Paz para las víctimas Afrocolombianas del conflicto armado que vive Colombia y la construcción de una comisión que los acerque a la verdad y que les repare cada uno de los daños materiales y morales sufridos por su comunidad fueron los ejes temáticos que se abordaron en el seminario.

 

El seminario contó con la presencia de Roberto Meier representante de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados en Colombia ACNUR, fue muy conmovedor su discurso en el que narró la desoladora imagen que encontró en algunos territorios del Pacífico azotado por la  guerra y el abandono estatal, ofreció apoyo y políticas para nuestra etnia, anhelamos que su discurso sea materializado, más aún en el tema de reparación con políticas para nuestra comunidad.

 

También nos acompañó Carmen Rosa Villa como delegada del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos quien hizo una exposición de las estadísticas sobre desplazamiento forzado por razón del conflicto armado en Colombia. Sin embargo, en su presentación, se evidencia la ausencia de estadísticas certeras acerca de la población afro desplazada, y menos una propuesta para el desarrollo de las etnias fuertemente golpeada por el conflicto y la discriminación social.

 

Este seminario se dividió en cuatro ejes temáticos: En el primero hubo una aproximación a la ley de Justicia y Paz desde la perspectiva de la constitución de una comisión de verdad, y de una efectiva reparación a las víctimas, a sus familiares y a su comunidad. El fin de la reparación es que sea de carácter colectivo más que individual y que sea con la visión de reestablecimiento social por medio de políticas públicas, más que un reconocimiento económico indemnizatorio. Modelos como estos han sido aplicados en Brasil y algunos países del continente africano que denuncian del Estado su abandono y la discriminación en el apoyo con política de desarrollo para su etnia utilizada y explotada por tantos años de esclavitud y barbarie.

 

En el segundo panel, desarrollamos el tema de los procesos de paz con los pueblos afros, asunto bastante difícil si consideramos que aún no se ha sentado un precedente al respecto.

Los temas de procesos de paz se han organizado para los actores armados en general sin distinción racial o étnico, manifestó en su ponencia, el Doctor Leopoldo Múnera profesor de políticas públicas en la Universidad Nacional y conocedor de la experiencia de estos procesos de Planeta Paz.

 

Múnera aseguró, que en las comunidades afros ha sido muy difícil encausar una ideología organizativa para posteriores negociaciones por la división que sufren las diferentes organizaciones y más aún sus dirigentes o líderes cuando llega la coyuntura electoral, esta etapa llega como factor de estancamiento de los espacios sociales e institucionales.

 

El segundo día desarrollamos el tercer y cuarto panel, con temas como el Movimiento Social Afrocolombiano y un enfoque global, más bien mundial, del tema de las reparaciones, respectivamente. Como conclusión del tercer panel quedó sentado el análisis de la reparación sicológica, educativa y de recuperación cultural para los niños y los jóvenes de la etnia afrocolombiana, donde se encuentran altos índices de analfabetismo, pobreza y desempleo. Respecto del cuarto panel identificamos la importancia de recopilar la experiencia de países como Brasil y algunos pueblos africanos que ya ha elaborado su proyecto de reparación frente a sus Estados con el fin de ser incluidos en las políticas estructurales y organizacionales de desarrollo.

 

Comentaba tristemente una profesora del Distrito que algunos niños no quieren ser negros, tienen miedo a continuar sufriendo el rechazo de la sociedad, que estos niños no tienen una identidad cultural con nuestro pueblo y esto es muestra de la necesidad nacional y distrital de políticas de educación étnica en las aulas escolares y universitarias.

 

Cabe resaltar que no solo nosotros, los afros,  hemos sufrido con la indiferencia social y gubernamental también nuestros hermanos indígenas lo han padecido y bastó escuchar el relato de un indígena Kankuamo afectado por el conflicto para darnos cuenta de lo que pasa con las mal llamadas “minorías étnicas”.

 

Es importante hacer una reconstrucción de cada uno de estos procesos de lucha y de reivindicación que han venido adelantando nuestros líderes, crear una ideología única que impulse un movimiento social que promueva el desarrollo social, educativo y cultural de nuestras comunidades.

 

Es evidente la indiferencia, la discriminación y el ancestral olvido que los diferentes gobiernos han tenido frente a los pueblos afros y a su causa, pero también es evidente la falta de una estructura sólida y lógica de nuestro pueblo, ya que no es posible agendas de negociación con propósitos sociales en busca de un reconocimiento de especificidad sin propuestas conjuntas que reflejen las necesidades de un pueblo unitario con deseos sociales no politiqueros donde prime el interés general sobre el personal.

 

Así las cosas, el proyecto de reparación por parte del Estado hacia nuestra comunidad debe pensarse, discutirse, analizarse y proyectarse en un mesa de diálogo definitivo con el Gobierno, donde haya un compromiso de inclusión para los afros en planes de desarrollo y educación, esta forma de reparación podría ser una mengua para las miles de necesidades que tienen los pueblos afros en Colombia.

 

Sin embargo, hay que reconocer que habrán cosas que nunca nos serán reparadas, como la ruptura cultural que han sufrido los miles de desplazados, o el tiempo perdido por nuestros niños y jóvenes que en lugar de estudiar y familiarizarse con el entorno natural de su comunidad deben huir a otras tierras por miedo a ser asesinados al igual que el resto de su familia.

 

Para concluir,  deseo rescatar el espacio de trabajo, discusión, hermandad, afinidad e identidad que surgió en este encuentro. La invitación se extiende a que en próximas y prontas oportunidades podamos seguir gozando de estos espacios y crear una ideología lógica organizativa del proceso que iniciaremos.

 

 

 

 

 

 

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