El 17 de abril, y ante la desesperación por no saber nada de sus familiares, más de 50 Emberas Chamí, se acercaron a las oficinas de Acción Social en la ciudad de Pereira. Allí las esposas de los seis indígenas desaparecidos desde el pasado 3 de abril, solicitaron una pronta respuesta frente a estos hechos y el apoyo del estado, pues no tienen cómo alimentar a sus hijos. Lo que por algunos fue calificado como un “toma”, fue en realidad un urgente llamado de los chamí para que se les garantice el respeto a sus derechos fundamentales y a su autonomía y pervivencia como pueblo, en una región en donde sistemáticamente han sido víctimas del conflicto armado.

Al día siguiente de la presencia de los indígenas en las instalaciones de la Acción Social y tras la reunión que mantuvieron con María Consuelo Montoya, coordinadora en Risaralda de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacionales, se tomaron las medidas para atender el caso. Se les entregaron cobijas, colchonetas, kit de cocina y alimentos; recibieron atención por parte de la secretaría de salud y la personería municipal tomó las declaraciones de la comunidad y se ubicaron en la “Casa Indígena”, en la ciudad de Pereira, en donde aún continúan mientras se resuelve su situación.

En el día de ayer, representantes de la Asociación Solidaria de Indígenas Desplazados, ASID y las familias afectadas, se reunieron con delegados de la Secretaria de Gobierno del Departamento, Defensoría, Personería, Alcaldía de Pereira, la Policía y el Ejército para analizar las circunstancias en que desaparecieron los indígenas y el apoyo que se les va a brindar a la comunidad. Según Francisco Nacavera, representante legal de la ASID, en esta reunión se llegó a la conclusión de que en el de caso de los emberas chamí, existe un segundo desplazamiento masivo.

Historia de desarraigo

Alonso Wasorna (50 años), Duber Carrasco (19), Jhon Freddy Nengarabe (25), Ferney Dovigana (23), Carlos Alberto y Edilson Guasarabe (de 21 y 18 años), residentes en los sectores de Paso Nivel y La Carbonera, de Caimalito y quienes desde el pasado 3 de abril se encuentran desaparecidos, son miembros de un clan de familias de emberas chamí que han tenido que huir de la violencia desde el 2003.

En ese año llegaron a las veredas La Carbonera y Caimalito provenientes de de Puerto Rico y Mistrató, éste último considerado como un municipio “expulsor” por causa del conflicto armado y la violencia generalizada. Los indígenas desaparecidos y sus familias viven de las actividades del campo, por esa razón, cuando el 2 de abril les ofrecieron trabajar como jornaleros en unas fincas en Cartago, Valle, decidieron aceptar. Después de todo, allí se ganarían $25.000 por día, frente a los $13.000 que ganan en las haciendas cercanas.

Según los testimonios de los familiares, a las 4:00 a.m. del 3 de abril, los indígenas se fueron en un Willis Carpati color rojo, con un destino diferente al que les habían prometido inicialmente. Poco antes de partir les dijeron que el trabajo ya no sería en Cartago, sino en la Victoria, departamento del Valle. Desde esa madrugada no se ha vuelto a saber de los seis embera chamí.

Frente a las versiones de que los indígenas no están desaparecidos, sino trabajando en el Valle o como raspachines de la hoja de coca, los familiares han sido enfáticos en señalar que en el primer caso, no pasan más de ocho días sin recibir noticias de los suyos cunado están trabajando en fincas recociendo café o en otras labores de la tierra. Además, los indígenas no tienen ninguna relación, ni experiencia como raspachines, afirmó Francisco Nacavera, representante de la ASID. “

“Estamos preocupados porque en el caso de estas familias, ya han vivido situaciones similares en Mistrató, uno de los hermanos de los seis indígenas está desaparecido y otro fue asesinado, por esa razón ellos salieron de ese municipio y llegaron a Pereira”, indicó Nacavera, quien además puntualizó que para los indígenas, que se conciben como un colectivo, seis indígenas son muchos, porque ellos son muy unidos. Por esa razón si se llega al mes, y sus compañeros no aparecen, la ASID darán a conocer este caso a la opinión pública, las Naciones Unidas y a las instancias que sean necesarias.

Rubén Darío Guarasabe, presidente del Consejo Regional Indígena de Risaralda, CRIR, manifestó que están muy preocupados por la situación de los indígenas desparecidos y que por esa razón se han pronunciado. “En el caso de que ellos no estén desaparecidos hemos hecho un llamado para que se comuniquen cuanto antes con sus familiares, con la ASID o con nosotros. Pero mientras esto no suceda nuestro deber es denunciar y esto es lo que hemos hecho con la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC y ante la opinión pública. Son 24 niños que esperan a sus padres”, enfatizó Guarasabe.

Igualmente hizo un llamado para que se respete a los indígenas desplazados en Pereira, que son más 80 personas, y en general a los emberas chamí de Risaralda, quienes han sido víctimas del conflicto armado. “Nuestro derechos han sido violados, queremos recuperar la autonomía y sentido de pertenencia sobre nuestros territorios, exigimos que se nos respete nuestros derechos y procesos como indígenas y demandamos la presencia del estado a través de la inversión social”.

Por otra parte, el Comandante de la Policía de Risaralda, considera que en este caso no se puede hablar de una desaparición, porque “ellos salieron por voluntad propia, los familiares lo saben. Les ofrecieron 25 mil pesos para trabajar en Cartago y ellos se fueron en la madrugada, no es posible que los familiares no sepan a dónde y con quién se fueron a trabajar”. El comandante Poveda agregó que si los indígenas no se han reportando también puede ser debido a que se encuentran en una zona rural en donde se dificulta la comunicación.

“Hay que establecer sí esta es la primera vez que se ausentan en estas circunstancias. Estamos adelantando una investigación, pero necesitamos que nos diga la información que saben”, puntualizó Poveda.

Por ahora los embera chamí continúan desparecidos y sus familias en la Casa Indígena de Pereira. Si se quedan en esta ciudad o si regresan al sector en donde vivían, igual tienen que pagar un arriendo y alimentar a sus hijos, realidad que se ha agravado debido a la ausencia de sus padres, quienes son los proveedores del hogar.

Frente a este panorama, el Programa de Acción Social ha adelantado las acciones para que este grupo de personas reciban las ayudas que les corresponden en su situación de desplazamiento. Se espera que para el martes de la próxima semana se defina si los indígenas retornoran a Caimalito y La Carbonera.

En cualquier caso, las autoridades se comprometieron a brindar las medidas de seguridad para los familiares de los indígenas desaparecidos y para la comunidad de los emberas chamí en Pereira. Según Fracisco Nacavera, los indígenas están dispuestos a regresar a sus casas, siempre y cuando cuenten con el apoyo para pagar el arriendo y para alimentar a sus familias. En caso de regresen, lo harán colectivamente y se ubicarán en una solo lugar, la casa número 26, pues entre cada casa existe una distancia de media hora. “Quieren estar agrupados, porque así se pueden proteger más”, dijo Nacavera.

El 17 de abril, y ante la desesperación por no saber nada de sus familiares, más de 50 Emberas Chamí, se acercaron a las oficinas de Acción Social en la ciudad de Pereira. Allí las esposas de los seis indígenas desaparecidos desde el pasado 3 de abril, solicitaron una pronta respuesta frente a estos hechos y el apoyo del estado, pues no tienen cómo alimentar a sus hijos. Lo que por algunos fue calificado como un “toma”, fue en realidad un urgente llamado de los chamí para que se les garantice el respeto a sus derechos fundamentales y a su autonomía y pervivencia como pueblo, en una región en donde sistemáticamente han sido víctimas del conflicto armado.

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