“Salgamos o no elegidos, tiene que quedar un saldo pedagógico para la comunidad”, esa es la mayor preocupación de Fredy Romeiro Campo Chicangana, candidato a la Cámara Especial Nacional por Comunidades Indígenas, quien se disputará una curul en el congreso colombiano el próximo 12 marzo. Chicangana, indígena Yanacona, aspira a la Cámara de Representantes con el respaldo de su comunidad y el aval del Movimiento Comunal y Comunitario. Vestido con los mismos colores de la Wiphala, (bandera) símbolo de la resistencia de los pueblos amerindios, Fredy llegó la sala de redacción de Actualidad Étnica para contarnos acerca de sus propuestas, tan vívidas como el arco iris de su atuendo.

AE: ¿Hace cuatro años usted se postuló a la Cámara y no logró la votación necesaria para ser elegido, qué lo mueve a participar de nuevo en la contienda electoral?

Desde niño he visto cómo en el macizo colombiano, los partidos tradicionales han fraccionado a comunidades. Así que hace cuatro años, cuando los taitas me respaldaron para lanzarme a la cámara, sabía que debía terminar con ese círculo vicioso en donde se trafican con las necesidades de la gente para ganar votos. En aquel entonces le ganamos a los grandes partidos en 25 resguardos yanaconas, obtuvimos en total 17.800 votos. Recorrimos el país repartiendo de a 2 granitos de maíz, para enseñarles el valor de regresar a nuestras raíces, a través de la recuperación de los cultivos ancestrales. Este acto simbólico y las demás actividades de la pasada campaña se constituyeron en un aprendizaje. Así que ahora tenemos más experiencia para intentarlo de nuevo. Sin embargo, lo verdadero importante es que salgamos o no elegidos, tienen que quedar un saldo pedagógico para la comunidad. Una comunidad que empiece a reconocerse y valorar el potencial de sus costumbres, de su cultura.

AE: Sin embargo, usted se postula por un partido político que no es indígena, igual situación se ha presentado con otros candidatos. ¿A qué cree que se deba esto, existe una crisis al interior de los partidos indígenas?

Mi apuesta es por la construcción de un pensamiento andino. Nuestro continente tiene una esperanza que se encuentra en sus raíces, comunes a los indígenas y no indígenas. Así que la idea es que como indígenas veamos qué podemos ofrecer a la sociedad mestiza y que podemos tomar de ella. Tengo conocimiento de las luchas indígenas y del proceso de intercambio con la sociedad mestiza. De esa manera es que se construye verdadero pluriculturalismo y eso se ve reflejado en mi propuesta, independientemente del partido por el que me postulo. En el caso del Movimiento Comunal y Comunitario, se da una sincronía con el pensamiento indígena. El Movimiento Comunal es un partido humilde pero transparente que trabaja por la defensa de la ecología, la soberanía alimenticia de nuestros pueblos, es en resumen un partido alternativo que tiene coincidencias con nuestras propuestas.

De todas maneras, los partidos políticos indígenas, a la ASI y AICO, y en general el movimiento indígena, están en mora de generar un debate político de la participación indígena en la vida nacional. Al interior del movimiento indígena tenemos el deber de trabajar e impulsar un proyecto político. Si los movimientos nos uniéramos, ganaríamos mucho, porque la ley misma nos otorga dos espacios en el Senado y uno en la Cámara que deberíamos potenciar con una propuesta indígena que recoja todas las expresiones de nuestros pueblos.

AE: ¿Cómo ve el trabajo adelantado por los indígenas en el congreso, cree que han reivindicado los derechos de su pueblo?

El congreso es un espacio muy difícil. Algunos han hecho un gran esfuerzo, en los otros casos, las comunidades son las que deben juzgar. Pero lo cierto es que algunos hermanitos se han encaminado mal. Los indígenas debemos trabajar en propuesta con seriedad, pues la imagen que hemos logrado ha sido gracias a una lucha de muchos años y sangre derramada y eso, no se puede rifar. Por esa razón, la mía es una propuesta seria que cuenta con el respaldo de mi comunidad y que también busca el voto de opinión.

AE: ¿Y cómo busca conseguir ese voto de opinión, qué puede encontrar el electorado en sus propuestas?

Lo primero que vamos a hacer desde el congreso es generar una ley que otorgue recursos y protección para la sabiduría y el conocimiento popular. En ese sentido, propiciaremos iniciativas de apoyo al arte popular: escritores, poetas, compositores, artesanos, músicos, trabajadores por la danza, forjadores de la medicina alternativa. El arte y el saber popular tienen derecho a la dignidad y no ser sometidos a la indiferencia, al olvido o a la mendicidad.

La defensa de los recursos naturales y de lo público es una de nuestras banderas. En esa medida trabajaremos para que se las mismas comunidades sean gestoras de proyectos que le permitan hacer frente a las políticas de arrasamiento económico y robo del conocimiento de los pueblos que traerá consigo el TLC. Que los territorios indígenas y el campo en general no sean objeto de atropellos y que haya inversión social equitativa y complementaria entre el campo y la ciudad, de tal forma que cada ciudadano colombiano integre un grupo de trabajo solidario donde la creatividad guíe su economía y sea orgullo en el círculo familiar y comunitario. En este escenario es que planteamos una propuesta de seguridad alimentaria que promueva el cultivo y la comercialización de nuestros productos, como la hoja de coca.

En materia de educación lucharemos por una educación que reconozca y retome las raíces pluriculturales de la nación en donde está la fuente del saber popular, el respeto a la naturaleza, la solidaridad, la equidad, la familia y la unidad en la diferencia. Es fundamental propiciar mecanismos para la defensa de una educación más comprometida con el país, una educación que ayude a entender y orientar a la juventud para ayudar a dar solución a los conflictos que se viven en la familia, en la comunidad y en el país. Por eso vamos a proponer la cátedra “Colombia Indígena” para las niñas y niños de todas las escuelas y colegios.

Igualmente seguiremos acatando, defendiendo y promoviendo el mandato dado en el Cauca a partir de las marchas y asambleas de las Comunidades Indígenas y sus autoridades, las Guardias indígenas, las negritudes y sectores populares en donde se hace un llamado a todos los colombianos para ejercer el deber de trabajar por la liberación de la madre tierra como el ombligo fundamental de nuestra vida y la lucha de nuestros sagrados derechos como es la defensa de una alimentación sana, una educación responsable, el territorio y la construcción de un mejor futuro para las generaciones.

No nos proponemos cantidad de leyes sino la esencia y cumplimiento de las mismas. Las cinco propuestas apuntan a construir tejido social, resistencia y permanencia cultural.

AE: Usted ha liderado un proceso interesante, como gestor y fundador del Proyecto “Kokasana” te de hoja de coca. ¿Esta es una de las formas de hacer resistencia y permanencia cultural?

Una de nuestras propuestas más importantes es la defensa y revalorización de la hoja de coca como una planta ancestral que también se puede comercializar sin agredir la identidad de nuestros pueblos. En ese sentido valoramos la lucha, que desde Bolivia adelanta Evo Morales por la despenalización de la hoja de coca. Nosotros también queremos abrir caminos para la hoja sagrada en Colombia.

Y es precisamente, cuando prepara un “tinko”, un ritual en donde es escogen tres hojas de coca que representan el mundo de arriba, el del medio y el de abajo, que Fredy Romeiro Campo Chicangana, recuerda el día en que su abuelo Teofilo le dio el “poporo”, con el que hoy mambea, mientras conversamos. “Tenía siete años, cuando mi abuelo le dijo a mi madre, que me diera el poporo cuando para que no olvidara la tierra y cuando estuviera preparado”. Ahora, Chicangana, antropólogo, escritor y poeta, hace propias las palabras de sus ancestros para reconstruir el pensamiento de la casa yanacona, “la gente que se ayuda en el tiempo de la noche”.

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