Ante la ausencia de las autoridades locales en la reunión convocada por el pueblo wiwa en la comunidad La Peña de los Indios para hacer un balance de la situación de derechos humanos de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y aclarar el tema de los supuestos nexos con la guerrilla, los indígenas decidieron habilitar una mesa de trabajo para dar paso a un proceso de resistencia cultural en compañía de las organizaciones de derechos humanos.

 

El pasado sábado 13 de mayo y luego de la bienvenida por parte de un mamo  se dio comienzo a la reunión convocada por las comunidades wiwa del Departamento de la Guajira a través de la Organización Wiwa Yugumaiun Bunkuanarrua Tayrona (OWYBT) en la comunidad la Peña de los Indios, municipio de San Juan del Cesar, Guajira.

 

Aunque fueron convocadas las autoridades civiles y militares del Departamento, solo asistieron la Defensoría del Pueblo y el Programa Presidencial para los Derechos Humanos en compañía de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Programa por la Paz, Acción Contra el Hambre y la Fundación Hemera.  Además de la comunidad de La Peña de los Indios, también estuvieron presentes los representantes de las comunidades wiwa de Machín, Ulago, Loma del Potrero y Potrerito.

 

Luego de la presentación de las autoridades del pueblo wiwa y de las organizaciones participantes se abrió el espacio para que las comunidades wiwa del departamento de la Guajira expresaran sus inquietudes y expusieran la situación que actualmente están viviendo en relación con el conflicto social y armado y la incidencia que ello ha tenido en la educación, la salud y el territorio del pueblo wiwa, para finalizar con la asunción de tareas y compromisos por parte de las comunidades, el cabildo gobernador y las organizaciones participantes.

 

El objetivo de la reunión además de dar a conocer la situación de derechos humanos del pueblo wiwa era aclarar a las autoridades gubernamentales que los indígenas wiwa no hacen parte ni son cómplices de la subversión, como lo afirmaron hace algunas semanas los miembros del Batallón Rondón, luego de que el 9 de marzo  dos soldados murieron víctimas de los explosivos detonados por la guerrilla en el camino que conduce de Guayacanal a la Loma del Potrero.   A raíz de estos hechos, los indígenas vienen siendo señalados, por parte de la Fuerza Pública de hacer parte de la subversión.

 

Aunque para el cumplimiento de los objetivos de la reunión se requería de la presencia de los organismos gubernamentales, el cabildo gobernador del pueblo Wiwa aclaró que la reunión se realizaría con o sin la participación de los mismos y que el papel de los organismos de derechos humanos es servir de puente para que el Estado entienda que el pueblo Wiwa no hace parte de la subversión y que los wiwa no son sinónimo de guerrilla. Sin embargo, los líderes aclararon que el ingreso de algunos indígenas a las filas de los actores armado ilegales son errores que el mismo pueblo debe empezar a resolver.

 

De acuerdo a las autoridades del pueblo wiwa, la seguridad de su pueblo depende de que los actores armados legales e ilegales se ausenten de las comunidades, pues de lo contrario lo  único que se produce es un ambiente propicio para los enfrentamientos y las retaliaciones, lo cual aumenta el riesgo de que los indígenas sean victimizados. Además de ello, la situación de inseguridad que han tenido que enfrentar por cuenta de la disputa territorial ha puesto en riesgo la situación de salud y la seguridad alimentaria de la población, situaciones que de prolongarse en el tiempo propiciarían  un proceso de desarraigo.

 

En ese sentido, plantearon que la presencia del Estado en los territorios indígenas debe superar la visión militarista que se ha venido manejando en los últimos años, para empezar a pensar en como llegar a las comunidades con programas sociales a través de los cuales sea posible mejorar los niveles de bienestar del pueblo wiwa a partir de sus propias concepciones culturales. 

 

Una de las mayores  preocupaciones de los líderes wiwa es el incumplimiento reiterado por parte del Estado de los compromisos asumidos con su pueblo, no solo en lo que tiene que ver con el respeto a las autoridades tradicionales en cuanto a su potestad de administrar justicia, sino también en cuanto a la realización de la consulta previa para la ejecución de proyectos de desarrollo en sus territorios y al cumplimiento de las medidas cautelares decretadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.   La inasistencia de los representantes de las entidades del Estado a la reunión programada, argumentando la falta de condiciones de seguridad puso en evidencia una vez más que a pesar de conocer la difícil situación que enfrentan los wiwa, no existe disposición de actuar para implementar las acciones de prevención y protección pertinentes.

 

Esta opinión fue compartida por el representante de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), quien señaló como la ausencia del Estado y su falta de compromiso para respetar y hacer efectivos los derechos de los pueblos indígenas ha sido una constante en la larga lucha por mantener vivos a estos pueblos. Esto a su vez, lo que ha generado, según la lectura de los mismos indígenas es que tiendan a confiar más en las Organizaciones No Gubernamentales, pues argumentan que dichas organizaciones cuentan con mecanismos de presión mucho más efectivos para obligar al Estado a cumplir con sus obligaciones.

 

Y no solo es la actitud negligente de las autoridades locales para enfrentar la situaciones violatorias de los derechos humanos del pueblo wiwa, sino también las acciones y declaraciones irresponsables de los miembros de la Fuerza Pública, quienes han venido señalando a los wiwa de subversivos. Este tipo de acciones ha generado temor entre los indígenas y ha empezado a provocar la ruptura de los procesos organizativos, como en el caso de la comunidad Loma del Potrero, en donde uno de sus dirigentes renunció al cargo que desempeñaba en la comunidad debido a los señalamientos de la Fuerza Pública. Esta situación también provocó el desplazamiento de cuatro familias y la posibilidad de que otras familias piensen en desplazarse por la misma causa, ante lo cual los lideres wiwa han venido advirtiendo acerca de  la lentitud del Estado para atender a la población desplazada.

 

Los más recientes señalamientos han estado precedidos por la detención de varios indígenas que han sido acusados de formar parte de grupos armados ilegales, con fundamento en las declaraciones de supuestos reinsertados que la Fuerza Pública ha llevado desde Bogotá.  Los detienen como simples sospechosos que luego han tenido que dejar en libertad por falta de pruebas y sin embargo después de esto, en algunos casos, la Fuerza Pública ha llamado a los indígenas liberados y con el falso argumento de entregarles mercados los vuelven a detener.  En ese contexto también afirmaron que los indígenas son obligados a decir cosas que no son ciertas por el temor de que los maten.

 

Para los Wiwa la violación de los derechos humanos no se limita a  la muerte de una persona, sino que abarca  la invasión de  territorios, el uso y la destrucción de sitios sagrados no solo por parte de los miembros del Ejército sino también de otras entidades del Estado que sin contar con el consentimiento de los indígenas y sus autoridades tradicionales pretenden adelantar proyectos de desarrollo, provocando así desequilibrios naturales en la Sierra Nevada de Santa Marta, que finalmente no solo afectan a los cuatro pueblos de la Sierra sino al país entero.

 

Ante la ausencia de las entidades locales y siendo evidente la permanente situación de riesgo en la que se encuentra el pueblo wiwa, así como la posibilidad de un desplazamiento masivo, se decidió conformar una mesa de trabajo con o sin la participación del gobierno, pues concluyeron que los mismos wiwa, con el acompañamiento de las Organizaciones de derechos humanos, son quienes deben hacer escuchar su voz y empezar a actuar por la defensa de sus derechos.  Por tal motivo, el funcionamiento y las dinámicas de la mesa están sujetas a una primera reunión en la que los wiwa junto con sus autoridades tradicionales y líderes fijaran las reglas de juego para este espacio de acompañamiento.  Los mamos, de acuerdo a su código de leyes determinaran la fecha y el lugar de este primer encuentro. Posteriormente se realizaran reuniones con las organizaciones acompañantes para efectos de acordar una agenda de trabajo en pro de la defensa del pueblo wiwa.

 

Lideres de la Organización Wiwa manifestaron que a pesar de  no haber alcanzado  todos los objetivos previstos con esta reunión, esperan que la mesa de trabajo se convierta en espacio efectivo desde donde el pueblo wiwa pueda avanzar en el fortalecimiento del gobierno propio, la implementación de un proyecto de resistencia pacífica y la defensa del territorio indígena. 

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