Dos hombres afrocolombianos distanciados por la geografía colombiana, uno del Valle del Cauca y otro del Cesar, pero unidos a kilómetros de distancia por el mismo drama: son víctimas de crímenes de estado, hoy se encuentran y se conocen en la III Asamblea del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado.

 

Geyser Manyoma, un líder juvenil afrocolombiano de Buenaventura, vino con un propósito claro a Bogotá: denunciar que a la juventud de su tierra la están torturando y asesinando, como resultado de ser juzgados y tratados como guerrilleros por parte de la Fuerza Pública.  Por su parte José Gregorio Rumbo, un campesino afrocolombiano del Cesar, afirma que su labor en este encuentro, es poner en común su caso, ya que para él, este espacio, brinda la oportunidad de dar a conocer los miles de crímenes que recuperan la memoria histórica del país, “Quiero decirle al Estado, y quiero poner en conocimiento el asesinato de mi padre, que sucedió  el 12 de enero de 1997, en el departamento del Cesar, en manos del paramilitarismo”.

 

El joven Manyoma relató uno de los muchos casos que se viven en Buenaventura: “El año pasado, alrededor de 25 jóvenes fueron convocados con el pretexto de que iban a jugar un torneo de fútbol que tendría como premio 200mil pesos, ellos en su precaria situación acudieron al llamado sin saber que allí encontrarían la muerte. Fueron amarrados vivos con alambres de púas, les sacaron los ojos y les propinaron un tiro de gracia a cada uno. ¿Quieren matar a todos los jóvenes de Buenaventura, y el gobierno va a dejar esto en la impunidad?”.

 

Este joven que es candidato al Consejo Municipal de Buenaventura, ha vivido en carne propia el sufrimiento de la muerte; a su prima de tan sólo 17 años y con 5 meses de embarazo la asesinaron en sus brazos, y su padre fue víctima de desaparición forzada ya hace más de 8 años, además sin contar a varios compañeros suyos asesinados y amenazados.

 

“Yo no he denunciado los casos de mi prima y mi padre, porque uno denuncia y el gobierno lo manda a matar a uno en vez de escucharlo. Siempre se van por el tipo de color de piel, como uno es afro no le ponen cuidado”,  afirmó el joven, quien describió la situación que vive su comunidad como “pesada”, porque muchos líderes están amenazados, entre ellos él, quien asegura que cualquier joven perteneciente a un grupo que vele por los derechos humanos de su comunidad es denominado como enemigo del gobierno.

 

“Yo estoy desplazado, me tocó venirme a Bogotá por un tiempo, porque los del frente 30 de las FARC me han ido a buscar a mi casa en dos ocasiones, gracias a Dios no me encontraron. Hace 8 días llegué de Buenaventura, pero de todas maneras yo voy a volver, voy a seguir con el proceso juvenil, arriesgando mi vida, pero si me muero me voy feliz porque me muero haciendo algo que a mi me gusta, me muero buscando que la juventud y la niñez de Buenaventura salgan adelante”.

 

José Gregorio, un hombre mayor al líder juvenil, pero igualmente desplazado por la violencia, relató que es un común denominador mencionar que muchas de las víctimas son tachadas de paramilitares o guerrilleros, cuando finalmente no tienen nada que ver con ninguno de los dos grupos, “Mi papá era campesino, nunca perteneció a ninguna organización, solamente en el pueblo lo juzgaban de pertenecer a un grupo al margen de la ley, y por eso fue vilmente asesinado, el simplemente era un campesino trabajador, que buscaba su sustento”.

 

Actualmente este afrocolombiano vive en Cartagena, ya que las circunstancias de amenazas constantes y de violencia no le permitieron segur viviendo en su tierra: Becerril, corregimiento del Cesar, la cual recuerda con dolor pero con mucho amor, “Todas las víctimas de terrorismo de Estado, estamos tratando de organizarnos, para sacar adelante el proceso, fortaleciéndonos en todas las regiones, unificándonos para llevar estas denuncias a los tribunales superiores, para que finalmente a cada quien nos aclaren la situación, y por cada muerto que hemos puesto se llegue a una conclusión, para poder vivir tranquilos, y para que finalmente se haga justicia”.

 

Y para estas víctimas en muchas ocasiones es muy difícil continuar, porque sienten que no tienen una figura a la que pueda recurrir para obtener una respuesta concreta de lo que le sucedió a sus familiares, ya que fueron víctimas del propio Estado, “Para mi es un solo equipo: gobierno, ejército, policía y paramilitarismo, todos son uno solo, todos son unos cretinos que no les conviene que las cosas se clarifiquen, por lo tanto, si nosotros seguimos insistiendo, tenga la plena seguridad que también nos fichan y nos envían al hueco; pero nosotros estamos dispuestos a llevar esto hasta el fin, no queremos mas impunidad, queremos justicia y que se juzguen a los responsables de estos hechos”.

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