Desde el 2000, en mayo se conmemora el Mes de la Etnia Negra Nacional. A partir del 2006, el Despacho de la Primera Dama viene desarrollando un Festival Afropanameño, en el marco de esas efemérides, actividad que a mi juicio no trasciende más allá del espectáculo folklórico, los discursos de ocasión y fotos lindas.

El entusiasmo oficial que allí se despliega no se compadece con la poca voluntad política mostrada durante los cinco años de gobierno, ante los compromisos de órdenes sustantivos que se contrajeron en campaña con la población afrodescendiente del país.

Durante su campaña electoral, el presidente Martín Torrijos suscribió un protocolo en el cual se comprometió a iniciar los procesos necesarios que permitieran al Estado formular medidas y establecer políticas públicas que hicieran efectiva las acciones y los programas que garantizaran una real y efectiva inclusión de los afropanameños en todos los aspectos de la vida del país, superando de esa manera los graves y urgentes problemas que afectan a las poblaciones y comunidades con mayor concentración de afropanameños, en especial las provincias de Panamá, Colón, Bocas del Toro y Darién. Durante su gobierno, no hubo ni una sola política pública en esa dirección. Baste una mirada a la ciudad de Colón, hoy.

En el año 2003, el Foro Afropanameño elaboró una iniciativa de ley denominada Por la Igualdad de Oportunidades de Acceso al Mercado Laboral en Panamá, que el presidente Torrijos, en campaña para entonces, prometió hacer realidad una vez electo. La propuesta recogía una reivindicación largamente esgrimida por distintos sectores, particularmente indígenas y afrodescendientes, quienes se enfrentan en su aproximación al mercado de trabajo a la práctica de solicitar una fotografía, junto a la hoja de vida y antes de las entrevistas, cuando se aspira a una plaza de empleo.

En el fragor de su campaña, el presidente Torrijos señaló que durante los primeros cien días de su administración comprometería todos sus esfuerzos para que desapareciera esa práctica. Eso no ocurrió, con todo y que contó con una bancada mayoritaria en la Asamblea Nacional. Aún persiste en la sociedad panameña la práctica de solicitar una foto, junto con la hoja de vida, como requisito para aspirar a un empleo. Gracias a una insistente campaña, cada día son menos las empresas que, públicamente, muestran tan reprochable actuación.

En mayo de 2006, al presidente se le presentó un "Plan para la Inclusión Plena de la Etnia Negra Panameña", para que pusiera en marcha un conjunto de políticas públicas para superar la exclusión social de la población afrodescendiente. Torrijos creó un Consejo Nacional de la Etnia Negra y no lo dotó de los recursos necesarios para operar.

Pero para las relaciones públicas de la Primera Dama la cosa suele ser más expedita. La constatación más reciente ha sido el suplemento "Granito de arena", que fue insertado en los diarios nacionales el pasado 22 de mayo, en cuya foto de portada aparece un conjunto de niños negros con vestuario a la usanza de los Congos.

Vaya entonces el siguiente mensaje no sólo para la pareja presidencial, sino para el conjunto de nuestra clase política. Es cierto que a los negros nos gusta la fiesta, así como a la gran mayoría del pueblo panameño, y mayo es un mes de celebración, particularmente para nosotros los afropanameños. Pero, sin duda, al igual que el resto de la nación, también aspiramos a que los gobernantes cumplan sus promesas y compromisos electorales. Durante los cinco últimos años, para nosotros, gente toda con rostros parecidos a la de Linda Thomas, esa "hija de la cocinera" que fue sacrificada en el caso del envenenamiento masivo por dietilenglycol, la patria no lució tan nueva como se nos prometió.

*Abogado

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