Es claro que en Medellín el tema de la seguridad ha estado desde la década de los 80 en el ranking de problemas públicos más fundamentales, la agenda pública de los gobiernos locales lo ha tenido como primera responsabilidad y en tal sentido el Concejo Municipal es acucioso en los debates de control político en la materia, haciendo uso de su legítimo derecho y función legal.

En este escenario de relevancia política de la seguridad hay un asunto fundamental que la gran mayoría de veces pasa desapercibido, el manejo de información y cifras. Medellín cuenta con un Sistema de Información en Seguridad y Convivencia - SISC desde 2008  que agrupa toda la información cuantitativa y cualitativa que en materia de seguridad y convivencia se produce en la ciudad, no se trata sólo de un banco de datos, es además un organismo de procesamiento y consolidación que provee a los gobernantes de los insumos necesarios para la toma adecuada de decisiones y la lectura del contexto de seguridad.

Como observatorio de delitos, el SISC es programa bandera a nivel nacional, de hecho recientemente se le otorgó una distinción por parte del BID como buena práctica para la prevención del delito a nivel latinoamericano. Más allá de señalar su eficiencia como instancia gubernamental hay implicaciones más de fondo en el trabajo que desde allí realiza la administración municipal: la claridad y transparencia.

Los expertos en materia de seguridad señalan la dificultad que plantea estudiar y entender entornos de violencia e inseguridad en donde la disposición de información es escasa, tortuosa y poco confiable; en este aspecto Medellín carece de esa dificultad. En materia de homicidios las cifras oficiales se concertan entre los distintos organismos de seguridad y justicia y la administración local en un esfuerzo claro de coordinación interinstitucional que evita las penumbras propias de otros contextos nacionales al respecto.

Esto constituye un compromiso decidido, con alto grado de costo político, de las últimas dos administraciones, con continuidad de la actual, al decidir no esconder las cifras de la ciudad, eliminar el subregistro y ampliar el acceso, con obvias consideraciones de inteligencia, pocos lugares del país comparten esa posición.

Medellín cuenta con autoridades que presentan cifras concertadas en materia de homicidio de cara a la ciudad, aun a sabiendas de la utilización política y la manipulación que de ellas se pueda dar, esta es una acción de gobernabilidad de la seguridad que sin dudas debe exigirse en el resto del contexto nacional.

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