Omar Ernesto Quiñones Serrano

"Somos como sus semillas al viento en un país que requiere transformaciones urgentes y fundamentales desde el trabajo que realizamos en la vida cotidiana."

La despedida de Miguel fue conmovedora. En la hermosa la capilla del Colegio Gimnasio Moderno se realizó la misa de sus exequias, donde brillaban sus vitrales en el centro del altar lo que permitía la entrada de la luz de muchos colores al medio día. La oración del sacerdote recordó sus luchas por la equidad y la justicia en un país profundamente desigual e injusto. Nos llamó a ser testimonio de su ejemplo en la búsqueda de bien común de todos, en particular de los desposeídos y marginados, tal como lo enseña el evangelio. El bellísimo coro de voces entrelazadas en el momento de la comunión nos impresionó a todos en su su última despedida y arrancó un aplauso espontáneo de los asistentes.

Somos como sus semillas al viento en un país que requiere transformaciones urgentes y fundamentales desde el trabajo que realizamos en la vida cotidiana.

Hubo símbolos y palabras por parte de los amigos y comunidades que lo conocieron, aprendieron con él y lo quisieron en el transcurso de su corta vida de 59 años. Con las palabras de Dalila, líder de la comunidades del pueblo Rom, quien lo recordó como maestro y amigo, resaltó su placer por la música y le deseó como siempre un abrazo fuerte de corazón. Igualmente soltó una pequeña paloma blanca, que primero tímidamente se posó en las escaleras del altar, luego fue alzada sobre el féretro y en un momento inesperado voló a lo largo de la Iglesia.

En la voz de Silvio Garcés el pueblo de comunidades negras, afrodescendiente, palenquero y raizal muy sinceramente reconoció sus luchas desde la Constitución de 1991, la creación de la actual Ley 70 de 1993 y su importante papel en la titulación colectiva de los territorios de las comunidades negras del Pacífico Colombiano. Y lo encomendó, con seguridad a estar en el panteón de las Orishas.

Recordé el énfasis de Miguel por brindarle las mejores condiciones de funcionamiento a la comisión técnica de la ley 70 de 1993, donde se recomienda la titulación colectiva sobre las tierras de comunidades negras antes de pasar al comité directivo del Instituto, la cual tiene importancia especial en su funcionamiento debido a que en los los territorios aún no titulados pero que son tierras de comunidades negras, puede recomendar la suspensión de los proyectos de desarrollo, como medida de salvaguardia provisional de los derechos de las comunidades.

Luis Evelis en nombre de la Organización de los Pueblos Indígenas de Colombia -ONIC- y de las comunidades Embera del Chocó como todos los demás expresó la solidaridad con la familia en los momentos de dolor que vivían, también se refirió a todos los aportes que había realizado a los pueblos indígenas, en donde no había reflexión jurídica en la cual no estuviera Miguel, enseñando, con fuerza defendiendo sus argumentos, a veces en la diferencia con los líderes, pero siempre vislumbrando un camino, y le deseo paz en su tumba. Así uno tras otro hicieron el uso de la palabras autoridades delegadas del pueblo de los pastos, emberas, y la gobernadora del resguardo de Guambía en el Cauca.

Un delegado raizal leyó la declaración de la Asamblea departamental del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde lo reconocen por sus aportes en las luchas del pueblo raizal y le desean consuelo a sus familiares. Al terminar las palabras sentidas y al final cuando salió el féretro de la Iglesia un chamán vestidos de plumas verdes del pueblo de los pastos realizó una danza de despedida invocando a los espíritus de las montañas, al viento, al aire, a la tierra, a los minerales y mencionó su nombre con fuerza y dolor.

Finalmente, la muerte de Miguel Vásquez nos congregó a todos, nos unió a los presentes y ausentes, nos recordó que somos simples pasajeros, y estamos destinados a volver al polvo de los días y las noches. Pero que nuestro paso, por este mundo, así luego nos recoja la madre tierra, el panteón de las Orishas de Yemayá o el reino de los cielos, deja un significado, por nuestros hechos, por nuestro compromiso por la vida. Miguel puede descansar tranquilo, porque nos dio el testimonio, nos dejó el ejemplo de proseguir el camino, sin importar las duras dificultades de la vida, avanzó en la siembra de la paz, la justicia y la equidad en nuestros país, recorriendo y buscando respuestas a los dolores profundos de todos los caminos de Colombia.

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