Por Mario Serrato

El grupo de personas que iba en el autobús cantaba extrañas canciones, alguno de los comandos que interceptaba las comunicaciones con un equipo muy sofisticado de alta tecnología militar, creyó entender que se trataba de canciones subversivas. Advirtió a los demás hombres, estos retiraron el seguro de sus fusiles de asalto, pusieron los dedos en los gatillos y se aprestaron para el combate.

El autobús seguía su marcha. Las personas dentro del vehículo hacían extraños movimientos, al parecer se abrazaban y movían como en una especie de danza de celebración. Con seguridad estaban felices por su éxito en un atentado terrorista en alguna parte del mundo. Esta situación enfureció a los comandos y desató en ellos una adrenalina propicia para matar. El comandante del grupo de asalto se encontraba satisfecho, sabía que su grupo cumpliría bien y fielmente las órdenes del Ministro del Interior. 

Era el momento de atacar. Se ordena al conductor del autobús detenerse, para lo cual le enseñan varios cañones de armas de asalto portados por hombres con pasamontañas azules, lentes de visión nocturna y cascos con comunicación satelital, capaces de soportar el estallido de tres granadas sin que sufran mella alguna.  El conductor, un hombre gordo y apacible de origen argelino, dueño un bigote enorme y negro, parecido al de Pancho Villa, asustado y algo sudoroso, se detiene en un parqueadero al borde la carretera y espera. 

El comando elite de la Policía francesa se abalanza sobre el autobús detenido, uno por uno los hombres armados abordan el vehículo, preguntan en Francés militarizado(la única forma en que esa bella lengua se oye mal)  por Leonarda Dibrani, la joven Kosovar, de origen gitano, con tan solo 15 años de edad, se identifica y se baja del autobús mientras es encañonada por 25 miembros del grupo elite de la Policía.

El autobús perseguido por el comando elite de la Policía francesa era un autobús escolar que llevaba a más  de 30 chicos a visitar la fábrica de una compañía de automóviles al este de Paris. Las canciones que cantaban eran coros de música popular. La chica detenida, frente a todos sus compañeros, en medio de su desconcierto no pudo contestar las preguntas de ellos: ¿Qué pasa? , ¿robaste o algo así?, le inquirían los jóvenes del colegio André Malraux en el que era alumna desde hacía tres años. La policía no la dejó contestar. Solo se la llevaron.

El heroico comandante del grupo de asalto telefonea a París en donde un hombre blanco de rostro anguloso, labios y mirada fría contesta y sonríe al recibir el informe. Se trata del Ministro del Interior de Francia, Manuel Valls, quien además considera que los gitanos son ladrones por naturaleza y asocia su condición cultural con el crimen. Por cierto, el Ministro más popular del actual gobiernos francés.

A Leonarda la expulsaron de Francia con su madre y todos sus hermanos hace cuatro días. Los estudiantes franceses protestan, algunos políticos también, varios artistas hacen lo propio.  Sin embargo esta Francia, la Francia de Le Penn, y la ultraderecha nacionalista, con aliados en el socialismo como Valls, mantendrá en el poder sus políticas antiinmigrantes, mientras, Leonarda y su familia, dormirán en un  parque de alguna ciudad de Kosovo en donde también son despreciados por su origen gitano. 

La tierra que le entregó al mundo los postulados de la fraternidad, igualdad y libertad, parece que los tiró a la cañería por el conducto del modelo económico neoliberal que hoy la abraza. 
 
Resulta lamentable que personas como Valls, Le Penn, Legarde, Merkel y los miembros del Tea Party, como protagonistas y beneficiarios del modelo económico, sean quienes definan los destinos de la humanidad. Los destinos de personas como Leonarda, los gitanos y sus familias.  Y muy pronto el suyo y el mío.

Los pueblos y naciones de la venerable Europa han evolucionado en muchas campos del conocimiento y de la condición humana, pero en materia de racismo y desprecio por gitanos, afros, judío e indígenas, continúan con la misma mentalidad del siglo XVI, mentalidad que un tal Adolfo Hitler reeditó hace menos de 70 años. El terror que nos producen los europeos consiste en que esas mentalidades se vayan a expandir hasta nuestras tierras y contra nuestras gentes. 

Leonarda no esta sola, a pesar de que Valls esté tan bien armado. Así pensamos los estudiantes de París y los gitanos, y los judíos, y los indígenas y afros del mundo.

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