Por Marco Anibal Avirama
Fuente: Senado de la Republica
"según reporte de autoridades ambientales, 3.232 incendios han consumido 76 mil hectáreas de bosques nativos en más de 400 municipios."

Lo primero, decir que mediante la Resolución 002 de julio de 2014 se creó en el Senado una Comisión accidental de seguimiento al fenómeno del niño con la participación de representantes de las distintas fuerzas políticas en el senado. El objeto de dicha comisión, hacer seguimiento a las consecuencias e impactos del fenómeno del niño en el territorio nacional, especialmente en la población campesina, así como en el transporte, flora y fauna, e incidir en la prevención de las afectaciones.

Esta Comisión, de la cual formamos parte, ha sido inoperante. No ha actuado de manera continuada ni eficaz en cumplimiento de su mandato y así lo señalamos en nuestro reciente informe de rendición de cuentas. Pareciera que la relativa diligencia con que actuaron en su etapa inicial los distintos actores involucrados en la prevención, atención y mitigación de los daños provocados por el fenómeno del niño en muchas regiones afectadas, y en los distintos niveles, nos condujo a bajar la guardia en este tema.

Dado que los impactos de este fenómeno en los primeros meses del 2015, se unieron con la temporada seca habitual de los primeros meses del año, se flexibilizó el seguimiento a dicho fenómeno hasta que nos encontramos con la situación actual, una de cuyas manifestaciones, según reporte de autoridades ambientales, arroja 3.232 incendios que han consumido 76 mil hectáreas de bosques nativos en más de 400 municipios. Disminución de lluvias y desabastecimiento de agua lo acompañan y se proyecta en su fase más dura entre octubre y enero.

Lo segundo, señalar la clara y manifiesta mirada y tratamiento desintegrado y desarticulado desde la institucionalidad a nivel local, regional y nacional, donde los unos tiran la pelota a los otros, y viceversa, y en consecuencia se es menos eficiente y eficaz en las decisiones y acciones que deben enfrentar estos fenómenos.

Y finalmente, recordar e insistir, como nos lo recuerdan científicos estudiosos del tema, que los cambios en este fenómeno afecta el clima de toda la Tierra, por lo que existe una relación entre éste y el cambio climático global que es necesario conocer, pudiendo concluirse que la intervención humana reguladora de la emisión de gases de efecto invernadero tendría un impacto en la reducción de las afectaciones devastadoras del fenómeno de El Niño.

La alteración del clima en la Tierra es generada por factores naturales propios del planeta en su permanente cambio, pero es acelerada por los Gases de efecto invernadero derivado de las actividades humanas -hasta en un 95% según los más recientes estudios- tales como la generación de energía, el transporte, el uso del suelo en ganadería, la deforestación, la industria, el manejo de residuos, dentro de un modelo económico sustentado en la sobre-explotación de los recursos naturales y el consumo desmedido.

Es por estas razones que clamamos por una mirada y un manejo integrado y articulado de los temas climáticos tales como el fenómeno del niño y el calentamiento global, donde el tema del agua deberá tener un lugar principal. Debemos apropiarnos adecuadamente de los recientes estudios sobre el estado de las aguas en el país y sobre el cumplimiento de los compromisos que se llevarán a la cumbre de naciones unidas sobre cambio climático el próximo noviembre en Paris, entre otros.

Llamamos a nuestros colegas a dinamizar la comisión accidental y a comprometernos con un monitoreo riguroso y serio de estos temas que se repiten sin que exista la debida planeación y seguimiento a las políticas públicas y a las responsabilidades de los distintos actores involucrados.

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