Lorenzo Almendra Velazco viste una tenida tradicional y luce el sombrero típico del indigenado colombiano que lucha cada día por su reconocimiento cultural y su identidad.

 

Hace más de 30 años Almendra inició su lucha con la fundación del Movimiento de Autoridades Indígenas de Colombia (AICO) y después de duras batallas políticas es hoy una de las voces de las culturas ancestrales en el Parlamento de su país.


Almendra está hoy en Nueva York, junto al gobernador de Guainía, Efrén Ramírez, otro líder indígena, y ya pasó por Washington hablando con las autoridades del Banco Mundial, con congresistas estadounidenses y con entidades de colombianos interesados en ayudar al desarrollo de su país.


Habla con vehemencia y entusiasmo sobre sus gestiones en favor del indigenado: “Los anuncios gubernamentales nos hablan de que bajo las políticas oficiales se han mejorado los índices macroeconómicos del país. Si se mejora la economía es obvio que debe mejorar el nivel de vida de los colombianos, que haya un aumento del empleo, pero lo que nosotros advertimos es que tras esas cifras lo que hay es más mano de obra en la calle”, dice.


Y agrega: “las políticas del presidente Uribe están enfocadas hacia una sola visión: la lucha contra lo que ahora se llama terrorismo y antes le decían chusma, guerrilla. Bajo este aspecto la mayor parte del presupuesto está enfocado al pago de la deuda externa y a la política de seguridad democrática, pero la parte social está desequilibrada. Si el gobierno no tiene esas posibilidades, nos toca salir a tocar puertas en organismos internacionales con proyectos fundamentales desde la cosmovisión indígena. Son proyectos de vida, no de rentabilidad de capital. Para nosotros primero está la seguridad alimentaria. Traemos proyectos medioambientales para defender nuestras circunscripciones en las que está el agua, que es el futuro del país y planes de salud. Todas las respuestas hasta hoy son esperanzadoras”.


Los 84 pueblos indígenas de Colombia suman cerca del millón de habitantes y están dispersos en toda la geografía del país. Hablan 64 idiomas propios y son celosos de su identidad.


Cada día son víctimas del desplazamiento y ven desaparecer sus territorios


Para Almendra “cuando los actores del conflicto interno, y sobre todo la guerrilla, pierden la visión política, y surge el paramilitarismo, todo el repliegue se hace sobre los territorios indígenas. Nosotros estamos resistiendo y nuestra forma de resistir es no abandonar nuestras tierras porque es el último reducto que nos queda. No tenemos propiedades dentro de la frontera agrícola del país porque todo pasó a manos privadas, no tenemos posibilidades dentro de las ciudades. A pesar que hay mucho desplazamientos, todavía habemos muchos que permanecemos en nuestras tierras haciendo resistencia. Tener un gobernador indígena es una clase de resistencia, especialmente contra la politiquería y la corrupción. Vamos a enseñarle a otros estamentos cómo gobernar honestamente y cómo lo poco que llega del presupuesto nacional , puede ser invertido transparente y honestamente. Ya lo demostramos con el gobernador del Cauca, Floro Tumbalá, que fue el primer indígena elegido con el apoyo de todas las organizaciones sociales. Nosotros queremos romper las tradiciones de corrupción”.


Relata la oposición de los indígenas al Plan Colombia y las fumigaciones indiscriminadas que arrasan los cultivos de coca y las plantaciones de alimentos, sin plantear soluciones alternativas ni aceptar las que han propuesto las organizaciones populares.


“Hay adultos y niños muertos, abortos, deformaciones físicas. Nosotros no podemos presentar este cuadro al mundo porque no tenemos los medios”, acusa el legislador.



No reconocen ningún beneficio del plan de seguridad democrática del presidente Alvaro Uribe


“Este plan no nos ha servido. Hasta la selva no han llegado sus beneficios. Nos han enviado soldados, pero no ayuda social. En Barranco Minas, donde estuvieron ‘El negro Acasio’ y Fernandinho, dos narcotraficantes, hay lucha del Ejército y la subversión. Nuestros compañeros no pueden pescar ni labrar la tierra. Por eso los índices de desnutrición en Barranco Minas son los más altos de Colombia”.

 

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