Varias organizaciones sociales que trabajan contra el racismo y la discriminación, como Global Rights y la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (ODECO), han organizado un evento paralelo a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se celebrará entre el 1 y el 3 de junio en San Pedro Sula, Honduras.

El Foro de la Sociedad Civil Afrodescendiente de las Américas tendrá lugar en esa misma ciudad los días 30 y 31 de mayo y su principal objetivo, según palabras de los convocantes, es el de "generar un intercambio de experiencias sobre cómo se ha avanzado en el trabajo de incidencia de cara a la OEA y sus distintos órganos en materia de racismo y discriminación".

Asimismo, señalan que esperan presentar recomendaciones en el diálogo oficial que tendrá lugar el 1 de junio entre la sociedad civil y los cancilleres del hemisferio en la Asamblea General.

En un principio podríamos pensar que se trata de otro contra-evento organizado por ONGs y organizaciones de derechos humanos que buscan dinamitar una reunión supranacional (en este caso, la 39ª Asamblea General de la OEA) por su supuesta hipocresía y falta de resolución.

Igual que en el V Foro Mundial del Agua celebrado en Estambul, cuando multitud de organizaciones sociales organizaron un debate paralelo a sabiendas de que en aquella reunión los derechos mercantiles primarían sobre los humanos, como así resultó ser. O como sucede en las cumbres del G-8, las reuniones de la OMC, el FMI o el Banco Mundial, cuando la policía debe acordonar media ciudad para que los ponentes puedan acceder a la sede del evento.

Sin embargo, en este caso nos encontramos con una reacción social muy diferente. En realidad, las organizaciones que convocan a este Foro paralelo lo hacen desde la convicción del "excelente trabajo que viene realizando el Grupo de Trabajo encargado de redactar el proyecto de la Convención Interamericana contra el Racismo y toda Forma de Discriminación e Intolerancia", como señalaban los portavoces de Global Rights el pasado mes de enero durante la celebración del II Foro Interamericano Afrodescendiente.

Además, las organizaciones coinciden en celebrar la apertura de la OEA al diálogo con la sociedad civil en los últimos años mediante la aprobación de una serie de resoluciones para promover la participación ciudadana en diferentes áreas de trabajo de la organización, como las recomendaciones a los tratados o la promoción de cambios ante representantes de los diferentes gobiernos.

Uno de los hitos fundamentales en este aspecto fue la aprobación, en 1999, de la resolución "Directrices para la participación de las organizaciones de la sociedad civil en las actividades de la OEA", que normalizaba los mecanismos que permitirían, desde entonces, canalizar los aportes de las organizaciones sociales al Consejo Permanente.

Desde entonces, las organizaciones no gubernamentales han gozado de una participación destacada en las diferentes cumbres y en la elaboración de planes de trabajo de los diferentes organismos de la OEA. Si bien queda mucho camino por recorrer, la sinergia ha servido para implementar mejores estrategias de cara al fortalecimiento de los derechos humanos en América Latina y el Caribe.

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