Cada vez más colectivos usan internet para visibilizar sus problemas y reivindicaciones. Su acceso a la red es limitado, pero se valen de ella para comunicarse entre sí. La consolidación de muchos de estos movimientos ha ido a la zaga de su auge en internet.

Las matanzas de campesinos en Colombia, las protestas contra la palma africana y la explotación petrolera, o la reciente creación de un tribunal ecológico, son sólo algunos de los sucesos recientes que han llegado hasta nuestros oídos. La causa indígena es uno de los movimientos sociales que más ha crecido y evolucionado en los últimos años, sobre todo en América Latina donde, como sostiene el secretario ejecutivo de la Alianza Social Continental, el colombiano Enrique Daza, "se ha extendido rápidamente dejando atrás su dispersión". En este camino ascendente, internet no se ha quedado de lado. Es más, en ocasiones, ha sido su protagonista. El primer contacto fue hace aproximadamente cinco años, cuando a su rapidísimo auge le siguió una época de olvido. Pero el indigenismo digital resucita por momentos. Esta semana, algunos responsables del último proyecto nacido en Colombia, estarán en España para darlo a conocer.

El periodista chileno Carlos Mallagaray, experto en temas de derechos humanos, recuerda que el afán por hacerse oír a través de las nuevas tecnologías de los indígenas no es nuevo. Según él, "desde los años cuarenta del siglo pasado, la radio ha sido uno de las herramientas de comunicación para las reivindicaciones y difusión de los pueblos originarios". El periodista destaca las ventajas añadidas de internet a la difusión de este tipo de información a través de la red, que "ha permitido la posibilidad de comunicarse salvando el aislamiento geográfico" en el que suelen vivir estos pueblos. Esto ha permitido enviar alertas tempranas a todos los países del mundo para evitar "casos de biopiratería o destrucción del entorno propio las comunidades indígenas".

Por supuesto, los problemas que se encuentran no son pocos. Óscar del Álamo, analista de gobernabilidad y su consolidación a través de las nuevas tecnologías en América Latina, apunta algunos obstáculos que explicarían por qué ha tardado tanto en madurar en movimiento indígena a través de la red. En primer lugar, se refiere a "la falta de experiencia o de destreza para el uso de los ordenadores". Sencillamente, no podemos olvidar que la mayoría de los indígenas viven en situación de pobreza. A esto se le une, como señala Álamo, "la falta de acceso a las nuevas tecnologías unida a la ausencia de infraestructura necesaria", algo que no nos resulta nada difícil de imaginar.

Esta situación ha hecho que se hayan tendido algunas manos al incipiente movimiento indígena que se está fraguando en internet. Se trata, casi siempre, de iniciativas de particulares u organizaciones occidentales que han prestado sus medios y sus conocimientos a difundir las causas de los nativos en América Latina. Una de las más emblemáticas es Survival, una organización cuya principal vía de difusión es internet, debido a que se dedica a recabar las problemáticas de indígenas de todo el planeta, no sólo de América Latina. Pero Survival es "demasiado occidental"; la mayor parte de sus trabajadores y activistas no son nativos, con lo que surge otra inconveniencia, que es el eterno inconveniente de hablar de los problemas en tercera persona.

Pero en los últimos tiempos, los indígenas han dejado claro que quieren tener su propia voz y eliminar los intermediaros. De hecho, esta es otra de las ventajas de la proliferación de internet: que los protagonistas de las historias sean los que nos las cuenten. Por otro lado, se puede tomar la expresión "eliminar intermediarios" en el sentido más comercial de la palabra. Muchas comunidades aprovechan para vender sus productos, ya que internet les permite hacerlo de forma directa, sin mediadores que presionen para obtener los precios más bajos en origen y los inflen en destino. Asimismo, tal y como apunta del Álamo, "estas poblaciones adquieren un mayor conocimiento de las preferencias de los consumidores y, en función de ellas, pueden seguir una determinada estrategia productiva".

La marginación en primera persona

Pero sin duda, el efecto más deseado es la visibilidad. Óscar del Álamo asegura que "los movimientos indígenas están buscando la manera de revertir la situación en la que se encuentran". A esto, Mallagaray añade que internet también "ha facilitado el contacto directo con organizaciones regionales y nacionales, agencias de cooperación, entidades de desarrollo o ha sido posible hallar nuevas fuentes de apoyo para las comunidades", de tal manera que "cualquiera puede denunciar los atropellos a los que se ve expuesto". El periodista pone como ejemplo las matanzas de Pando en Bolivia o los ataques contra indígenas en Colombia, que tuvieron lugar a lo largo del año pasado y resalta que "estos hechos eran conocidos por medio de internet antes de su llegada a los grandes medios de comunicación", e incluso después, su difusión causó gran conmoción fuera de las fronteras de sus países.

Colombia es un caso bastante excepcional. Las más de noventa comunidades indígenas desperdigadas por el país están muy bien organizadas en distintas comunidades que se han articulado de una forma asombrosa para dar a conocer sus reivindicaciones y organizar marchas multitudinarias -como la que hubo en octubre-. Algunas no han podido evitar caer ellas mismas en la politización -el país suramericano presenta una de las situaciones políticas y sociales más complejas de la región-, o han sido acusadas de estarlo, como cuando el Gobierno colombiano acusó a los participantes de la Minga indígena de estar directamente vinculados con las FARC.

Eso sí, esto no ha mermado su activismo a través de internet, sino más bien lo contrario. Gracias a organizaciones como la Asociación de Cabildos Indígenas al Norte del Cauca (ACIN), que ha creado un complejo tejido de comunicación con el que están consiguiendo llegar, no exentos de problemas -según ellos boicot-, a todos los rincones de planeta, a través de su propia página o de listas de correos. Tanto es así que, gracias a este tipo de servicios que cada vez más colectivos nativos ofrecen, muchas ONGs están comenzando a presionar a los gobiernos, en este caso al de Colombia, cuando se producen situaciones de abuso contra estas comunidades.

Una de las organizaciones más recientes es Jóvenes Indígenas, que llegarán esta semana a España para presentar su proyecto, elaborado con el apoyo de la mayor parte de las universidades privadas de Colombia, en el que darán cuenta de las violaciones de derechos humanos que comete la guerrilla sobre su pueblo.

El problema de los recursos

Los Jóvenes Indígenas cuentan con el respaldo de organizaciones privadas, pero otros no tienen tanta suerte, de tal manera, que la falta de recursos es, en parte, la responsable de que este fenómeno avance a trancas y barrancas. Se crean y se destruyen portales según van surgiendo proyectos y muchos son abandonados. Los directorios de páginas sobre indígenas cambian a menudo y muchos de los portales se encuentran en desuso. Así ha ocurrido por ejemplo con la página inaugurada este año para la segunda cumbre de los pueblos quechua y aymara de Perú, preparatoria para la IV Cumbre Continental Indígena. Se anunció a bombo y platillo que estos encuentros podrían ser seguidos a en internet, en Conacami, donde se colgarían los debates sobre libre comercio y concesiones mineras. El dominio ya no funciona.

El fenómeno tuvo su auge hace unos cuatro o cinco años. Los proyectos de muchas ONGs pasaban por la construcción de páginas web que no lograban ser sostenibles, por lo que prácticamente sólo aquellos con una organización grande como respaldo, han logrado sobrevivir. Conscientes del poder de la red para dar visibilidad al problema indígena, la Asociación para el Medio Ambiente de los Pueblos Indígenas presentó en 2004 un nuevo portal de Internet para todos pueblos indígenas del mundo para compartir experiencias, alzar la voz en favor de la autodeterminación o sobre temas relacionados con los derechos humanos, además de comunicarse entre sí y proyectarse al exterior.

Otro foro que gana terreno por momento es la Red Indígena, una iniciativa del Fondo Indígena, cuya misión es "contribuir al fortalecimiento de las organizaciones indígenas de la región", y que está formada por portales independientes que aborden la cuestión indígena en el continente americano. En ella, además de albergar una extensa base de datos con información sociodemográfica, censal, cultural, etc, utilizan la tecnología -basada en el software libre- para vigilar que se cumplan los planes nacionales de integración de los indígenas, e incluso se atreven con los cursos online.

 

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