Las comunidades indígenas Kuna de Panamá empezaron a generar su propia energía fotovoltaica mediante la utilización de paneles solares, con lo cual han podido, entre otras cosas, suministrar electricidad al Centro de Salud del Corregimiento de Ailigandí, Kuna Yala.

 

 

 

La energía fotovoltaica se obtiene mediante la colocación de paneles con capas de silicio que captan los rayos solares, para transformarlos en energía almacenable. Entre las principales ventajas de este método están: no consume combustible, por lo tanto, no produce ningún tipo de contaminación ambiental; es silencioso, con una vida útil superior a 20 años, y resiste condiciones climáticas extremas.

 

"De esta manera se espera seguir produciendo energía limpia que permita disminuir la presión sobre la flora de la comarca". 

 

Las comunidades de Ailigandí fueron unas de las primeras en instalar sistemas fotovoltaicos para alumbrado público de luminarias, el funcionamiento del centro de salid, salones de informática en escuelas y algunas otras áreas del lugar.

 

Para el representante de la Alianza en Energía y Ambiente con Centroamérica (AEA), Atencio López, el proyecto es una respuesta adecuada al desgaste ecológico, ya que está vinculado a la reforestación en los territorios Kuna.

 

Por su parte, el agregado cultural de la Embajada de Alemania en Panamá, Oliver Thomas Jüngel, aseguró que existe una importante oferta tecnológica de consorcios alemanes, para la producción de energía no contaminante.

 

De igual forma, dos proyectos más fueron puestos en marcha por los habitantes de las Comarcas de Ailigandí y San Blas, con apoyo de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), a través del Corredor Biológico Mesoamericano del Atlántico Panameño (CBMAP), la implementación del plan de manejo integral de desechos sólidos y la reforestación de 30 hectáreas al igual que un programa agroforestal. El primero de ellos con asistencia técnica de la Fundación de Acción Social por Panamá (FAS), organización sin fines de lucro que promueve proyectos de desarrollo humano sostenible.

 

 

 

 

 

 

 

Este proyecto, iniciativa del gobierno de Finlandia, la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) y la Alianza de Energía Ambiente de Centroamérica (AEA), fue aprobado por los jefes o sahilas de Ustupu y Ogobsucum, Leodomiro Paredes y Basilio Smith.

 

 

 

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