Redacción Actualidad Étnica
Bogotá. Enero 20 de 2006
Desde hace más de diez años los indÃgenas u´wa han luchado, en términos simbólicos con el Gobierno colombiano, para que en sus tierras no se realice la explotación del petróleo. Su argumento quizá no es tan contundente ante los miles de millones de dólares que representa el proceso extractivo que se pretende iniciar.
Por lo menos veinte ingenieros coordinarán la etapa sÃsmica, técnicamente la primera fase de exploración y atrás quedaron los planteamientos que el pueblo indÃgena ha expuesto sistemáticamente: “… el petróleo es la sangre de la tierra, si se saca la sangre, la tierra se muereâ€, ha sido una de las frases pronunciadas por el lÃder araucano Alfonso Arenas, y repetida por todos sus congéneres.
Lo nocivo en este punto no son las repercusiones que sobre el medio ambiente tenga esta etapa sÃsmica, sino el significado que tiene que el Gobierno ingrese a este territorio para realizar trabajos sin la aprobación de los nativos. Y este hecho contraviene totalmente los tratados internacionales, acogidos por Colombia, que además decretan que el Estado debe realizar una consulta previa con las comunidades antes de realizar cualquier proyecto de explotación petrolera.
Everth Bustamante, Consejero del Gobierno Nacional para Asuntos IndÃgenas, ante esta situación sólo argumenta que lo que ha obstaculizado todo es que los u´was no están dispuestos a ceder, y que incluso en la última reunión de 27 de octubre, los indÃgenas renunciaron a participar del proceso para la consulta previa.
Lo único que esperan Gobierno y u´was es el pronunciamiento del Consejo de Estado, que es la última instancia, que después de agotar los procedimientos previstos en los convenios internacionales, queda para determinar si el proceso debe continuar o ser suspendido por la Agencia Nacional de Petróleos.
En última instancia, lo que el Gobierno tiene previsto es una serie de beneficios económicos y de salud pública para las comunidades indÃgenas cercanas al sitio donde se realizará la exploración. Estas soluciones, por su puesto no son bien recibidas por los u´wa que sienten una vez más vulnerada su dignidad como pueblos, sus decisiones y los principios milenarios que permiten un total respeto de la naturaleza.