Bogotá, 21/09/2006. El 16 de septiembre, Wilder Fabián Hurtado Yule, de 10 años, fue la primera y última vez que tocó un computador. “Esa tarde llegó a mi casa y subimos a Jambaló porque me dijo que querÃa aprender sistemas. Aprendió muy rápido a usar Internet y cuando llegamos donde los papás, él les dijo ‘este pecho ya sabe algo más’. Nunca podré olvidar esoâ€, contaba en medio de la tristeza su tÃo Fernando Hurtado.
Esa fue la última vez que Fernando pudo compartir con su sobrino, porque a las 11:36 p.m., cuando 2.500 indÃgenas nasa de la comunidad de Zumbico, municipio de Jambaló (Cauca), celebraban el DÃa del amor y la amistad y recolectaban fondos para la escuela, en el patio de la casa del niño, cayó una granada. Las esquirlas le causaron la muerte a Wilder y graves heridas a Bautista Yule, conductor de la ambulancia del hospital de Jambaló.
A su edad, Wilder era un verdadero lÃder en su escuela: cursaba grado tercero y se desempeñaba como tesorero del cabildo escolar del Centro Docente Zumbico. “Wilder era un niño muy inteligente, y desde ya se notaba quién iba a ser en el colegio; le gustaba jugar fútbol y se la llevaba muy bien con sus compañeritos, ellos lo van a extrañar muchoâ€, dijo su tÃo Fernando Hurtado, a propósito de la tragedia que hoy tiene a su familia y a toda una comunidad sumida en el dolor y la indignación. “Los padres de WÃlder, y su hermanita de 14 años, dijo Hurtado, están simplemente destrozadosâ€, indicó a Actualidad Étnica.
Ayer más de 3.000 indÃgenas despidieron a Wilder en una marcha que se inició en horas de la mañana y terminó pasadas las cuatro de la tarde en el cementerio de la comunidad. “Lo único que me queda, es que el niño se fue como un grande. Yo nunca habÃa visto un sepelio asÃ, fue muy bonito ver la solidaridad del pueblo de Jambalóâ€, señaló Hurtado.
Hurtado expresó que la familia está tratando de recuperarse, “pero la perdida muy grande y lo que pasó es irreparableâ€. Sin embargo él junto a su comunidad harán todo lo que sea necesario para que este caso no quede impune y para que se haga justicia. “Queremos que pongan la cara y que no nos maten tan cobardemente. Lo que pasó no fue resultado de una falla técnica, porque no es posible que el ejército no se percatara de que 2.500 personas estaban concentradas en un lugar. Además dÃas antes al bingo, se habÃan lanzado granadas muy cerca del caserÃoâ€, sostuvo Hurtado.
“Zumbicó es una vereda de más de 1.000 habitantes en donde funciona una cooperativa muy antigua, con más de 150 asociados. A nosotros siempre se nos ha tildado de guerrilleros y ahora tratan de decir que lanzaron esa granada porque habÃa combates. Esa noche no hubo combates, todo estaba muy tranquiloâ€, puntualizó.
Jambaló en medio del juego cruzado
El cabildo indÃgena del resguardo de Jambaló, calificó los hechos como un atentado terrorista. “La granada cayó a 40 metros del lugar donde nos encontrábamos concentrados, a 5 metros de la vivienda del indÃgena Bautista Yule Rivera y a 92 metros de la estación de gasolinaâ€, sostuvieron.
Silvio Dagua, miembro del cabildo de Jambaló dijo que si bien respetaran el fuero militar y la justicia ordinaria, como pueblo indÃgena tienen la libertad de sesionar en su propio tribunal y emitir un fallo. “Tenemos la autoridad para hacer el juzgamiento pues la explosión de la granada se produjo en nuestro territorio. Queremos que respondan por lo que pasó, porque éste no es el primer caso. Además, debido a la presencia de los militares se han presentado diferentes problemas. La fuerza pública está en medio de la comunidad, se meten con las mujeres de los comuneros e incluso algunos de ellos fuman marihuana. Jambaló se encuentra, literalmente en medio del conflicto, el ejército está en el pueblo y la guerrilla en el monte y eso ha terminado por convertirse en algo normalâ€. Por esa razón, los indÃgenas de Jamabaló han solicitado en repetidas oportunidades al gobierno nacional retire la fuerza pública de su comunidad.
Marco Antonio Cueita, alcalde de Jambaló, aseguró que la situación que vive su comunidad es muy compleja. Jambaló, que tiene la doble condición de municipio y resguardo indÃgena, está en medio de la confrontación militar entre los bandos del conflicto y las vÃctimas de los enfrentamientos es la cuota que tiene que pagar la población civil, por el hecho de estar en medio del fuego cruzado.
“Vivimos en permanente zozobra y en un medio latente. En cualquier momento del dÃa o de la noche, recibimos hostigamientos de un lado o de otro. Muchas veces la guerrilla lanza granadas contra las garitas de la fuerza pública que están ubicadas en medio de los bienes de la población civil: viviendas, escuelas y lugares comunitarios. Asà mismo la fuerza pública hace ataques a la insurgencia que está en las afueras y esos artefactos explosivos caen en medio de la comunidad. Eso sucedió, por ejemplo el 27 de mayo de este año cuando una granada cayó en una casa y resultaron heridos dos comuneros, uno de ellos casi pierde la pierna. Este caso está en investigación, pero lo que está claro es que fue la fuerza públicaâ€.
La población de Jambaló, que es 99% indÃgena y tiene un importante nivel de organización representado en el cabildo, ha luchado por permanecer en su territorio a pesar del conflicto. Cada vez que se presentan combates, en lugar de aumentar los cordones de marginalidad en las grandes ciudades, han resistido en sus comunidades, como desplazados internos en su propio territorio, lo cual les ha costado el desconocimiento por parte del programa presidencial de Acción Social, que no brinda apoyo a menos de que haya un desplazamiento fuera del municipio.
“Hemos insistido permanentemente para que la Fuerza Pública se concentre en un solo lugar y las garitas no estén en medio de la población civil. Tan sólo hace las 15 dÃas entregué al comandante de la policÃa una solicitud de la comunidad para que se agilice la construcción del puesto de policÃa, la cual ya fue aprobada por el consejo municipal. También hemos acudido a las Naciones Unidas para que se reubiquen la fuerza pública en el territorio y no estén en cercanÃas de centros educativos, comunitarios y las viviendas de la población civilâ€, señaló el alcalde de Jambaló.
Cueita sostuvo que el caso del niño muerto no es más que un triste ejemplo de la dura situación por la que atraviesa esta comunidad de constante riesgo y tensión.
Que se aplique la justicia indÃgena
A su vez, el senador de la Alianza Social IndÃgena, ASI, Jesús Piñacué, se pronunció sobre lo ocurrido en Jambaló. “El deber de la unidad militar es informar qué soldado y en qué circunstancias provocó una muerte y el dolor general de la comunidad Páez. Nosotros tenemos competencia constitucional para hacer el juicio y asà lo vamos a exigir al Gobierno Nacionalâ€, sostuvo el congresista indÃgena quien respalda la decisión de la Junta de Autoridades IndÃgenas del Cauca, en el sentido de solicitar “al Gobierno Nacional el respeto y la aplicación de la Jurisdicción Especial de IndÃgenas para que investigue y juzgue la muerte del menor muerto por el impacto de un mortero del Ejército Nacionalâ€.
Piñacué que se desplazó a la zona, sostuvo que “con la garantÃa del debido proceso, una Comisión Investigadora de indÃgenas reunirá todas las pruebas que permitan demostrar que fue una de las unidades del Ejército la que disparó el mortero que impactó en la humanidad de un niño de diez añosâ€. Agregó que “ya ni siquiera es objeto de discusión que los delitos cometidos contra la población indÃgena no llegan a sentencia alguna por parte de la justicia penal militar como tampoco la ordinaria, razón por la que sólo nos quedan dos instancias para derrotar la impunidad: los tribunales internacionales y la Jurisdicción Especial IndÃgenaâ€.
“Es una situación lamentable, pero fortuitaâ€, dice mayor de la Tercera Brigada
Por su parte, el Comando de la Tercera División del Ejército Nacional, lamentó el hecho e informó que el lanzamiento de la granada por parte de tropas de batallón Pichincha, se dio como respuesta a “un hostigamiento de la columna móvil “Jacobo Arenas†de las FARCâ€. Sin embargo, en su comunicado sostienen que el hecho se produjo el “17 de septiembre de 2006 en horas de la madrugadaâ€, mientras que la comunidad asegura que el suceso tuvo lugar a las 11:36 p.m. y en ese momento no se presentaba ningún tipo de confrontaciones.
Según el ejército, el batallón Pichincha actuó “a raÃz de explosiones que se escucharon en la vereda Loma Gorda, lanzaron una granada de mortero que al parecer por fallas técnicas quedó corta con relación a su objetivo, haciendo explosión cerca de una vivienda, resultando herido por efecto de las esquirlas el señor Bautista Yule Rivera y muerto un menor de edadâ€.
“Conocido lo sucedido el comandante del ejército y el comandante de la Tercera División se desplazaron de inmediato al lugar de los hechos, para enterarse personalmente de la situación, ordenar las investigaciones respectivas y recabar las ordenes a fin de evitar que los hechos lamentables como estos se repitanâ€, puntualizaron en un comunicado firmado por el Brigadier General Hernando Pérez Molina, comandante de la Tercera División.
En diálogo con Actualidad Étnica, el Mayor Oscar Mier Granda, oficial de acción integral Tercera Brigada, a la que está adscrito el batallón Pichincha, dijo que el ejército reconocÃa los hechos y no pretendÃa eludir la responsabilidad que les asiste como institución. “Es una situación lamentable, pero fortuita, nunca hubo la intención de causar daño a la comunidad y mucho menos a un niñoâ€.
Indicó que ya se creó una comisión de verificación técnica para investigar lo que sucedió, pero hasta el momento todo señala que fue una falla técnica en la granada la cual no llegó al lugar indicado. Frente a la pregunta de que si tenÃan conocimiento de la actividad que se desarrollaba en la comunidad, dijo que no sabÃan del bingo y que el batallón se encuentra a 4 kilómetros del lugar de los hechos.
Del mismo modo informó que el Ministerio de Defensa indemnizará a la familia y reconstruirá la vivienda afectada. Sin embargo frente a la solicitud de la comunidad indÃgena en el sentido de retirar o reubicar la fuerza pública aseguró que “esas posturas no son negociables, responden a decisiones operacionales y en donde haya bandidos, hay estaremos nosotrosâ€, dijo refiriéndose a la presencia de la guerrilla en la zona. Agregó que en el sector existe una amenaza terrorista y eso amerita la presencia del ejército en la región.