La siembra de marihuana, coca, amapola es una resultante de la búsqueda desesperada de posibilidades de un pueblo sin oportunidades. El narcotráfico es en nuestro país, una forma clandestina, -admitida- para algunos de organizar una vida económica ideal, en un pueblo que cada vez pierde con más intensidad sus ideales. En nuestra historia han habido varias campañas políticas financiadas por los -sucios dineros- del narcotráfico. Las prebendas políticas, la guerra, la compra de conciencias y la falsa moral de algunos señores de cuello blanco, nada en dineros calientes. Por todo esto, es certísimo, que uno de los aspectos principales de la crisis social que vive nuestro país es el "narcotráfico" y es verdad también que, para la siembra de los cultivos "de uso ilícito" se devastan grandes extensiones de terreno, en su mayoría zonas de vocación forestal, generando daños irreparables al ecosistema, afectando la biodiversidad en las regiones. Esto es innegable. Pero lo que no podemos aceptar jamás, son los argumentos y señalamientos presentados por el senador Juan Gómez Martínez, promotor del debate sobre "cultivos ilícitos en zonas de reserva natural", que tuvo lugar en el Congreso de la República el día 31 de Mayo, acolitado por un grupo de congresistas.

 

Al respecto les preguntamos a los "Honorables Senadores": -"¿Consideran ustedes que el problema del narcotráfico y el aumento de los cultivos de "uso ilícito", es culpa de los habitantes de estas olvidadas zonas?, -"¿Quién permite la proliferación de estos cultivos de uso "ilícito"?, -¿Quién es el que realmente protege a los verdaderos narcotraficantes?, -¿En qué espacios evidentes se mueven como pez en el agua los narcos?, -¿Quiénes son los que verdaderamente se benefician de los narcotraficantes?" Al respecto revise usted, Señor Senador: "¿La solución más acertada, es fumigar, mediante aspersión aérea las zonas en donde hay presencia de cultivos de uso ilícito?" En su discurso habla usted de destrucción ambiental por tala de bosques, y de su investigación científica que presenta el glifo zato como inofensivo. Los ambientalistas mundiales, apoyados en estudios serios de reales científicos han denunciado los fatales resultados del benéfico producto, que desde hace muchos años está contaminando los cultivos y las tierras de nuestro país, con la sana intención de defender el gran capital de transnacionales. Analice y reflexione si lo tiene a bien Señor Congresista: -¿Somos los indígenas los alcahuetas de este flagelo porque nuestros territorios tienen carácter especial?. ¿Es usted Señor Senador, el más indicado para exigirnos vigilar el cumplimiento de las leyes frente al problema del narcotráfico?, -¿Qué hacen ustedes, desde sus privilegiados puestos, para evitar que este flagelo siga carcomiendo las bases Jurídicas de nuestro Estado Social de Derecho o para que nuestras Instituciones encargadas del cumplimiento de las políticas públicas no se permeabilicen de la tan oculta concupiscencia?,

 

¿Cómo se atreve Señor Congresista, a colocar en entredicho la continuidad de los Resguardos, derecho que hemos logrado con tanto esfuerzo?. Además sería de la más absoluta ignorancia histórica, imperdonable en un hombre público, desconocer que. -Las comunidades indígenas habitamos la hoy llamada América, desde tiempos inmemoriales.- y que incluso, la corona española, en un ejercicio de vergüenza por su hazaña colonizadora, mediante títulos coloniales nos tituló la tierra a la que siempre pertenecimos

 

También es absurdo que usted, un beneficiado de la "Política", nos venga a echar la culpa de un problema que ni siquiera el Gobierno ha podido controlar. Porque usted sabe Señor Congresista que, -Las soluciones son de fondo, de análisis serios, honestos, que beneficien el trabajo del agro, cosa que siempre ha estado olvidada y discutida en espacios que nada tienen que ver ni con los agricultores, ni con su trabajo; las tierras de nuestro país no deben ser fumigadas, ¿en que tierra se siembra, si se envenena? La Agricultura es la base real de nuestra economía y posibilidad de vida. Las soluciones deben contribuir al bienestar del pueblo colombiano del que usted hace parte, al que representa y se debe. ¿No es suficiente la sangre derramada por sus coterráneos? Recuerde también que, en el mundo económico moderno, ¿no es acaso claro que la oferta es el resultado de las exigencias de la demanda? ¿O sobre esto debemos ser herméticos y voltear la cara señalando sólo a los menos favorecidos de todas las circunstancias de nuestro país?. ¿No hay necesidad de un responsable debate ambiental? ¿La salomónica solución según su entender son -las urgentes y benéficas fumigaciones? ¿Son ellas las respuestas debidas y de vida?. La historia condena los errores. La descendencia jamás perdonará la infamia. No es hora de discursos protagónicos, ni de salvadores cuyo objetivo no son los otros.

 

¿Estaría usted dispuesto a dar este debate amplio e incluyente? Hágalo y nos invita. Lo aplaudiremos entonces, mientras tanto, absténgase de promover ponencias insulsas, que sólo conducen a ahondar la desconfianza y decepción hacia nuestros "padres de la Patria" y a avanzar en la dolorosa guerra en la que nuestro país se desangra. No olvide, es su país también, y es usted Senador Martínez, un Mestizo como todos los colombianos, por sus venas corre sangre de indígena proto-poblador americano, de ese afro-descendiente desenraizado infamemente para el servicio de la avaricia, y de algún peninsular, como la de casi todos los llegados a nuestros territorios, perdido y ambicioso, que alguna vez se embarcó hacia las -nuevas tierras descubiertas-, buscando oro y escapando de alguna cárcel hispana. Senador, la historia no miente!

 

Por tanto Senador Martínez, con el respeto que usted se merece y nos merecemos, lo invitamos a que se tome la molestia de visitar nuestros Territorios, para que se dé cuenta con sus propios ojos, -del esfuerzo titánico- que hacen nuestras Autoridades Tradicionales y Líderes, quienes sólo cuentan con el apoyo de la comunidad y nuestra firme convicción, para -Cuidar nuestra "gran casa"-, el Territorio donde habitamos, espacio Ancestral que heredamos de nuestros antepasados y que heredaremos a nuestra descendencia. Estas si son acciones de verdad, que construyen y preservan nuestro planeta tierra. Si se tomó la molestia de un tour aéreo para constatar las siembras de los cultivos de uso ilícito: Atrévase a mirar de cerca el campo, en donde están las gentes que siembran y producen -con las uñas- para abastecer la despensa colombiana. Mire de cerca su pobreza, viva con ellos la pérdida de cultivos por la inclemencia del tiempo, o por la mal-sana medida de la libre importación de productos agrícolas, sin siquiera un escuálido subsidio del Estado. ¡Que bueno que usted nos acompañara!. Queda abierta la invitación, Señor Congresista.

 

*Indígenas del Cauca

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