Ante el inicio de las fumigaciones de poco más de 400 hectáreas de cultivo de coca en el departamento del Chocó, sin que las autoridades hayan adelantando un estudio para medir los daños ambientales, el Grupo Defensa Parques preparó una carta en la que rechazan la decisión gubernamental.
En la misiva el grupo ambientalista recuerda que la incoherencia de una polÃtica que, en el marco de una lucha contra las drogas, vulnera las regiones más biodiversas del paÃs, quebrantando los derechos de las comunidades indÃgenas y negras que se asientan en la región.
“Esta es una polÃtica de intervención forzosa en territorios de comunidades negras y pueblos indÃgenas que viola compromisos internacionales suscritos por Colombia, como el Convenio 168 de la OIT, donde se obliga a los gobiernos a adelantar procesos de consulta previa sobre acciones que puedan afectar la integridad del entramado social y territorial de quienes allà habitan. La preocupación que la medida ha despertado entre la población chocoana es también la nuestra. Las organizaciones sociales, la comunidad cientÃfica, los ecologistas, los defensores de derechos humanos y los ciudadanos que firmamos esta declaración, rechazamos el inicio de las fumigaciones en el Choco Biogeográfico, a sabiendas de los impactos negativos que la <
Los ambientalistas también recuerdan en la carta lo infructuoso que ha resultado la estrategia de fumigar las áreas cultivadas de coca para reducir el comercio de drogas. Al respecto, afirman que: “mientras se asperja de agrotóxicos la selva húmeda tropical, el consumo de narcóticos prolifera con precios reducidos en las calles de los Estados Unidos, simplemente porque la calidad y los volúmenes de producción se han mantenido relativamente constantes a lo largo de los años. En tanto, los ecosistemas estratégicos se destruyen, con consecuencias irreversibles sobre la tradición y cultura de las comunidades ancestralesâ€.
Para los ambientalistas, las fumigaciones amenazan 5 millones de hectáreas de bosques húmedos, “que constituyen no sólo una extraordinaria reserva de biodiversidad sino el espacio de vida de numerosas etnias indÃgenas y afrodescendientes que han prevalecido por medio de complejos procesos culturales adaptativos y que tienen el derecho a seguir ocupando los territorios que heredaron de sus ancestros y que, como lo más preciado, quieren legar a sus descendientesâ€.
A continuación presentamos el contenido de la carta, donde se busca que las personas u organizaciones interesadas la suscriban, para que sea enviada al presidente Ãlvaro Uribe Vélez:
El Chocó también es Colombia
Una vez más el Estado colombiano decide vulnerar una de las regiones más biodiversas del planeta con su polÃtica de aspersión área de herbicidas contra los cultivos de coca que han comenzado a aparecer en la región, y que según datos oficiales en el 2004 apenas alcanzaba las 453 hectáreas, según el último censo de cultivos conocido. Aunque sabemos aún muy poco sobre la riqueza y enormes potencialidades del Chocó Biogeográfico, quienes estamos preocupados por comprender los complejos ecosistemas de la naturaleza no podemos más que reaccionar por la ignorancia de quienes aprueban y proclaman estrategias agresivas contra la sociedad y el medio ambiente, con la excusa de proporcionar seguridad y derrotar el "narcoterrorismo".
Esta es una polÃtica de intervención forzosa en territorios de comunidades negras y pueblos indÃgenas que viola compromisos internacionales suscritos por Colombia, como el Convenio 168 de la OIT, donde se obliga a los gobiernos a adelantar procesos de consulta previa sobre acciones que puedan afectar la integridad del entramado social y territorial de quienes allà habitan. La preocupación que la medida ha despertado entre la población chocoana es también la nuestra. Las organizaciones sociales, la comunidad cientÃfica, los ecologistas, los defensores de derechos humanos y los ciudadanos que firmamos esta declaración, rechazamos el inicio de las fumigaciones en el Choco Biogeográfico, a sabiendas de los impactos negativos que la “Guerra contra las Drogas†ocasiona sobre la democracia, los derechos humanos, la seguridad alimentaria, la salud y el medio ambiente en los paÃses productores donde esta se aplica.
Un asunto es para nosotros completamente claro. Los más de veinte años de fumigaciones aéreas sobre el territorio colombiano, con el objetivo de erradicar los cultivos de uso ilÃcito y reducir asà el comercio de drogas en los paÃses del Norte, no han cumplido su propósito: mientras se asperja de agrotóxicos la selva húmeda tropical, el consumo de narcóticos prolifera con precios reducidos en las calles de los Estados Unidos, simplemente porque la calidad y los volúmenes de producción se han mantenido relativamente constantes a lo largo de los años. En tanto, los ecosistemas estratégicos se destruyen, con consecuencias irreversibles sobre la tradición y cultura de las comunidades ancestrales.
Tampoco perdemos de vista los intereses geoestratégicos y económicos que se mueven detrás de la estrategia “Tolerancia cero contra las drogasâ€, ni el negocio multimillonario que para numerosos actores lÃcitos e ilÃcitos representa el involucrarse en actividades de narcotráfico, dentro del cual la siembra de plantas de coca, cannabis y amapola es el primer y más débil eslabón de la cadena. No nos llamamos a engaños. La cruzada represiva contra las drogas, alimenta la injusticia social y compromete el futuro de varias generaciones cuando se invierten porcentajes significativos del Producto Interno Bruto (PIB) en la financiación de batallones antinarcóticos y en la compra de helicópteros, radares, avionetas y todo tipo de armamento, mientras los Ãndices de miseria involucran a más y más familias colombianas.
“Esto es precisamente lo que se anuncia para el Chocó y lo que, quienes firmamos esta carta, no queremos que sucedaâ€.
Para ningún colombiano es un secreto que el Chocó Biogeográfico cuenta con más de 5 millones de hectáreas de bosques húmedos, que constituyen no sólo una extraordinaria reserva de biodiversidad sino el espacio de vida de numerosas etnias indÃgenas y afrodescendientes que han prevalecido por medio de complejos procesos culturales adaptativos y que tienen el derecho a seguir ocupando los territorios que heredaron de sus ancestros y que, como lo más preciado, quieren legar a sus descendientes. Esta misma preocupación la expresamos en relación con los hermanos campesinos e indÃgenas ecuatorianos, donde también se sienten los efectos de una polÃtica que amenaza con extenderse a la región andina en su conjunto.
Consecuentemente con lo anterior, y en defensa de las comunidades ancestrales, de sus saberes y territorios, exigimos que se suspendan las fumigaciones aéreas con herbicidas en todo el territorio nacional y que de acuerdo a la legislación nacional éstas no se inicien en los ecosistemas frágiles del Chocó Biogeográfico y Parques Nacionales Naturales de Colombia. Apelando a la fuerza moral de nuestros argumentos recomendamos se convoque a las comunidades locales y actores sociales, cientÃficos y de cooperación internacional interesados a la búsqueda de las soluciones pacÃficas que la inteligencia y el sentido de humanidad reclaman y demandan.
Si desea suscribir la carta, envÃe un mensaje a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. indicando su nombre, profesión y organización. El plazo máximo de recepción de las firmas será el martes 15 de febrero.