Por: Winona LaDuke (Del pueblo Anishinaabe, es una activista Nativo-Americana, ambientalista, economista y escritora.)

Fotografía: Ali El Issa / Flying Eagle Women Fund

“Debemos reconocer que hemos tocado fondo y que la guerra deshumaniza y nos deshumaniza” –Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia.


Esta semana se cumple el decimosexto aniversario del secuestro y asesinato de la líder del pueblo Menominee, Ingrid Washinawatok El Issa. También marca el comienzo de una nueva serie de negociaciones de paz entre las diversas fuerzas armadas de Colombia, en particular del gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC.) Dichas negociaciones se están llevando a cabo actualmente en Cuba.

Aunque su fallecimiento parece ahora lejano, conocí muy bien a Ingrid, y a menudo me pregunto a mí misma esto: “¿Qué haría Ingrid?” Ella fue una muy buena amiga y colega mía cuando co-dirigimos la Red de Mujeres Indígenas durante una década. Durante su vida, fue un ejemplo a seguir en la comunidad indígena internacional. También conocida como Peqtaw-Mtamoh (Mujer Águila Voladora), Ingrid fue directora del comité de ONGs en el Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo de las Naciones Unidas, y como Directora Ejecutiva del Fondo de las Cuatro Direcciones, basado en Nueva York.

Asimismo es recordada por su muerte. Fue secuestrada y asesinada el 4 de Marzo 1999 en Venezuela. Ingrid fue secuestrada por la FARC, junto con la activista Hawaiiana Lahe’ena’e Gay y el activista ambiental Terence Freitas al salir el territorio U’wa tras haber ayudado en la creación de un sistema educativo indígena. Los U’wa se encontraban protegiendo sus tierras de los planes extractivos de petróleo de Occidental Petroleum. Ella será extrañada eternamente.

Me hago la pregunta, “Que haría Ingrid?” cuando me incomoda nuestro mundo y mi propia gente. También me hago esta pregunta porque estoy segura de que los deseos de Ingrid se están abordando en las negociaciones de paz llevándose a cabo en Cuba para discutir la guerra hemisférica más extensa.

El Huffington Post reportó que “El conflicto interno de Colombia ha cobrado al menos 220,000 vidas desde 1958, y más de cuatro de cada cinco víctimas han sido civiles no combatientes.  De 1996 al 2005, en promedio, ocurrió un secuestro cada ocho horas en Colombia y una persona por día fue víctima de una mina anti-personal, de acuerdo a un nuevo reporte de 434 páginas titulado “Basta ya: Memorias de Guerra y Dignidad.”

El reporte documenta las 1,982 masacres ocurridas entre 1980 y 2012, atribuyendo 1,166 a grupos paramilitares, 343 a la guerrilla, 295 a la fuerza pública y las restantes a grupos armados desconocidos. Se estima que el número de Colombianos desplazados a la fuerza por el conflicto es de 5.7 millones. Tenemos que mantener presente que nosotros como ciudadanos de los EEUU que pagamos impuestos tenemos algo que ver: Por muchos años, los Estados Unidos ha financiado una parte significativo del presupuesto del ejército Colombiano y ha suministrado armamento libremente como parte de la fracasada guerra contra el narcotráfico.

El reporte fue producido por el Centro Nacional de la Memoria Histórica, el cual fue creado bajo una ley del 2011 dirigida a la indemnización de las víctimas del conflicto, para devolver tierras robadas. La ley precede las negociaciones de paz que se están llevando a cabo en Cuba con la FARC, el principal grupo de guerrillas izquierdistas del país.

Vivo en un país que gasta un tercio de mis impuestos en el ejército, así que desconozco de qué manera se puede encontrar paz actualmente. Así, imagina que se quisiera paz. ¿Cómo se volvería una realidad?

Al conocerse la posibilidad de las negociaciones, la académica del Instituto de la Paz de Estados Unidos, Virginia Bouvier, discutió la importancia de estas negociaciones de paz en el sitio web de la Institución[i]

Comenzó hacienda nota sobre un grave problema: “La distribución de las riquezas en Colombia es una de las peores en el mundo y la diferencia se ha agudizado más en la última década…” Después nota que, “los partidos han acordado en una limitada agenda de cinco-puntos que incluirá políticas de tierra, participación política, el fin del conflicto (esto incluiría entre otras cosas cuestiones de cese al fuego y cese de hostilidades, garantías de seguridad, y abordar el tema de violencia paramilitar), producción de drogas y narcotráfico, y verdad y reparaciones para las víctimas.”

La reforma agraria es el primer tema en la agenda para las negociaciones de paz, co-patrocinada por Noruega, Venezuela y Cuba. El orden de la agenda es importante. A menudo, partidos deciden comenzar con los temas más sencillos para poder crear confianza y dar resultados rápidamente.  Aquí, los partidos han acordado a comenzar con el asunto que quizás sea el más difícil – quien es dueño de la tierra.

“El tema de la tierra ha estado al centro de la agenda de los insurgentes desde el comienzo, y parece que ya hay aunque sea un acuerdo básico entre ambos lados sobre la necesidad de un cambio estructural,” escribe Bouvier. “La reforma agriaría o restitución de tierras, derechos de víctimas, y reparaciones han estado al frente y centro de la agenda presidencial desde que Santos  llego a la presidencia.”

Después de 50 años, nada es simple. Como Bouvier dice, “Una vez que el cese de hostilidades ocurre y se llega a un acuerdo final, el verdadero trabajo de formación de paz, recuperación, y reconciliación comenzará.”

Para el pueblos U’wa, la batalla por mantener las actividades petroleras fuera de sus tierras continua. Ellos son una comunidad que vive en el bosque nuboso, un territorio prístino hasta la llegada de compañías mineras y de petróleo, acompañada por las fuerzas militares. Son un grupo de personas muy fuertes, quienes resistieron a vencerse ante la esclavitud a manos de los conquistadores hace 500 años, y los cuales continúan con dicho compromiso. 

En Febrero 24 del 2015, los U’wa  publicaron una declaración anunciando que “el bloque exploratorio denominado Magallanes fue desalojado en su totalidad, en donde Ecopetrol S.A retiro toda la maquinaria que se encontraba allí demostrando así, un gesto de respeto por los derechos que como pueblo indígena nos asiste.” Su lucha por proteger su tierra de intereses petroleros, mineros y de ductos continúa exitosamente.

En su última declaración, los U’wa dijeron, “persisten algunas amenazas a nuestra integridad territorial como los son el oleoducto Caño Limón – Coveñas que sigue afectando gravemente al tema ambiental, territorial espiritual, cultural y pone en riesgo la vida del pueblo U’wa en medio del conflicto armado que se vive en esta región del país. Como si eso fuera poco las políticas minero energéticas siguen expidiendo las licencias ambientales y el proceso acelerado para las intervenciones dentro de los bloques Sirirí y Catleya ubicados en territorio U’wa. Los títulos mineros otorgados dentro del resguardo unido u ́wa y un ultimo titulo minero otorgado sobre el rio sagrado Cobaría, afluente que atraviesa el corazón de nuestro resguardo.

“Reiteramos nuestro llamado al pueblo colombiano y al mundo que es necesario replantear las acciones que atenten contra la vida y la existencia de la madre tierra puesto que hemos sido uno de los pueblos que ha predecido las consecuencias graves que se vienen desarrollando por la explotación indiscriminada de los recursos naturales.”

Espero que haya paz en el territorio U’wa también. La guerra deshumaniza. La paz reafirma nuestra humanidad. Creo que Ingrid concordaría con eso.

“La soberanía ese hilo frágil uniendo los componentes que conforman una sociedad. Sin ese hilo frágil, no se puede hacer un tapiz. Sin ese hilo frágil, todo lo hay son componentes desasociados, aislados de una sociedad. La soberanía corre a través de las hebras verticales y unifica a todo el patrón. Ese es el tejido de la Sociedad Nativa.” –Ingrid Washinawatok El Issa

Publicado en Indian Country Today:

http://indiancountrytodaymedianetwork.com/2015/03/03/what-would-ingrid-do-war-and-peace

 

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