El proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos despertó escozor entre las poblaciones indígenas y campesinas del país austral, ante el temor de una mayor dependencia, destrucción de los recursos naturales, inequidad y exclusión social

 

La Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), las Confederaciones Nacionales y Campesinas (NEHUEN) y Vía Campesina, culparon al gobierno chileno de violar los derechos individuales y colectivos de los pueblos, ante la inminente firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que entraría en vigencia el próximo año.

 

Sus dirigentes manifestaron a Actualidad Étnica que “rechazamos el acuerdo comercial porque afianza la dependencia económica del país y se entregan sus recursos a los extranjeros, además de violar la soberanía nacional”. De igual forma, las organizaciones acusaron a la administración central de ocultar información sobre los contenidos del tratado, que, aseguran, perjudicarán a indígenas y campesinos.

 

La posición de las mujeres chilenas fue expuesta durante la Preasamblea Nacional Campesina, previa a la Asamblea Mundial de los Trabajadores del Campo, convocada por Vía Campesina y que tendrá lugar en Porto Alegre (Brasil), este año.

 

Las organizaciones campesinas e indígenas convocaron al pueblo chileno a unirse para exigir al gobierno un informe detallado sobre los alcances del acuerdo comercial, antes de que sea aprobado por el Congreso chileno.

 

El pasado 11 de diciembre, el mandatario Ricardo Lagos, anunció la conclusión de las negociaciones con Estados Unidos para establecer un acuerdo comercial bilateral. El texto del acuerdo, integrado por 19 temas, está en el proceso de redacción técnica, para luego ser sometido a la consideración de las cámaras legislativas de ambos países.

 

El TLC en Chile

 

El Tratado de Libre Comercio de Chile con Estados Unidos entraría en vigencia en enero de 2004, según informó esta semana Ricardo Lagos Weber, director de Asuntos Multilaterales de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de ese país.

 

Cabe recordar que Chile suscribió este año Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea y Corea del Sur. En la actualidad mantiene tratados con Canadá, México y los países de Centroamérica.

 

Según Lagos: “Hemos fijado un parámetro que no sólo va en favor de nuestra relación con Estados Unidos, sino que opera directamente en beneficio nuestro y en las buenas condiciones que podría presentar para el ALCA”, concluyó

 

Para Hugo Fazi, economista y director del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA), el acuerdo es “un mal negocio, porque es un tratado que no beneficia a Chile. Tampoco es un tratado que siquiera logre cumplir con las expectativas del gobierno, que si bien nunca definió objetivos mínimos, en reuniones bilaterales sí definió implícitamente algunas cuestiones que ni siquiera se cumplieron”.

 

Por su parte, el economista y Director de Estudios de la Fundación Terram, Rodrigo Pizarro, cuya entidad está dedicada al estudio de las políticas públicas y problemas ambientales en Chile, manifestó que “la única justificación de este tratado, por eso tanta euforia por parte del gobierno y de los mayores grupos económicos, es que con las reglas que se establecen resulta prácticamente imposible alterar la estrategia de desarrollo. Este tratado es una camisa de fuerza a tu capacidad de tener una política económica autónoma. Ya no basta con cambiar al Presidente de la República, ya no basta con cambiar los quórum en el Congreso, cambiar la correlación de fuerzas en el país, porque para poder alterar las reglas del juego voy a tener que entrar en conflicto con EEUU”

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