Cochabamba, Bolivia. Octubre 18 de 2005. Hasta el día de ayer, la alcaldesa de La Paz, una de las ciudades más convulsionas de América Latina en los últimos años, fue una cholita con la pollera bien puesta. Hoy regresó de nuevo a sus funciones en el Consejo de esta ciudad a seguir cumpliendo con el mandato que le dio su pueblo.

 

El pasado 12 de octubre, en pleno lanzamiento de las polémicas campañas electorales para la presidencia de Bolivia y los bloqueos por el desabastecimiento del gas, la alcaldesa de La Paz, compartió unos minutos de su tiempo con este medio colombiano. Entrevista exclusiva para Actualidad Étnica

 

Ser alcaldesa no debería ser una noticia en un país cuya población indígena supera el 70% de la población y en donde las mujeres representan el 55%. Sin embargo, los pueblos originarios de  Bolivia y las mujeres han sido históricamente excluidos, reprimidos y desconocidos en este país. El hecho de que una mujer de ‘pollera’ haya asumido, así sea interinamente, el cargo de alcaldesa representa un triunfo para las mujeres, las ‘cholitas’ y principalmente para los pueblos indígenas.

 

Si bien es cierto que la corte nacional electoral de Bolivia establece que en la lista de los candidatos la congreso debe haber un 30% de mujeres, hasta ahora la participación de las mujeres en todo el parlamento no supera el 10%. Antes de 1993 la participación de las mujeres en el congreso era nula.

 

Luciendo el atuendo típico de las cholas, Rosario Aguilar Rodríguez, consejala, actual alcaldesa de la Paz, estudiante de cuarto año de derecho y madre de 3 hijos, nos atendió en su despacho.

 

AE: ¿Cuáles son sus orígenes culturales y políticos?

 

Mis abuelos provienen de las zonas rurales de Bolivia. Ellos llegaron a La Paz en búsqueda de una mejor calidad de vida. Mis padres nacieron en la Paz, pero yo conservo esas raíces indígenas.

 

Hablo muy bien el Aymara, lo cual me ha permitido estar en permanente contacto con la gente de mi pueblo. He estado del lado de las ideas de izquierda y un partido de izquierda que está al lado de la gente pobre. Así que me he identificado con esta corriente porque yo soy de una ladera de Villa Fátima, un barrio periférico y marginado de La Paz.

 

Siempre he sido simpatizante del movimiento Sin Miedo y desde hace dos años me convertí en militante de esta corriente política. También he sido  dirigente vecinal y así he conocido de cerca las necesidades de mi gente.

 

Son casi las seis de la tarde y no muy lejos de la Alcaldía de La Paz, se encuentran cientos de manifestantes en la proclama de Evo Morales quien está haciendo el lanzamiento oficial de su campaña presidencial. Entretanto, Rosario Aguilera firma con la tranquilidad propia de los indígenas cada uno de los documentos que sus asesores le entregan y pausadamente continúa acerca de su nuevo papel como alcaldesa de la ciudad en donde tiene sede el gobierno nacional.

 

Luego me he convertido en la sexta consejala comunal del movimiento Sin miedo. Ahora, debido al viaje que alcalde Juan Luis del Granado, hace a España, el consejo me delgada para ocupar el cargo de alcaldesa interina dándole así una oportunidad a da a la mujer de pollera.

 

Para mi ha sido un honor y un orgullo el nombramiento porque esto marca historia en el consejo y en la Alcaldía de la Paz. Ahora estoy aquí, en la silla del alcalde, trabajando la agenda que él está adelantando, haciendo las inspecciones, resolviendo las situaciones que se presenten y comprobando que no es poco el trabajo que tiene un Alcalde.

 

La luz del despacho ilumina los vívidos colores de la manta de la Alcaldesa, y sus pendientes tintinean levemente con cada uno de sus movimientos. Un sombrero negro, una manta blanca de hilos dorados, una pollera roja y azul complementan la vestimenta que desde épocas coloniales han usado las cholitas.

 

Que una mujer de pollera sea alcaldesa o consejala, no debería ser algo excepcional. Porque ya ha habido presencia de mujeres en el parlamento y también ocupan importantes cargos en las instituciones públicas y privadas.

 

Este nombramiento es importante porque envía un mensaje al senado, a la cámara de diputados, a los municipios y todos los sectores sociales, que es hora de que las mujeres ocupen cargos importantes en estos escenarios y que ser profesional o tener una carrera universitaria no es un requisito indispensables para estar en el parlamento.

 

Por esa razón no me avergüenzo de llevar la pollera, al contrario  me siento orgullosa de representar a las mujeres, a la Cholas, como nos dicen. Esta es mi vestimenta, la cultura, la tradición de mi pueblo, y es la herencia que tengo de mis antepasados.

 

AE: ¿Cuáles son las necesidades más sentidas de las comunidades que usted representa en el Consejo?

 

La salud y educación son tal vez las necesidades más apremiantes para las comunidades que represento. Si bien se ha logrado tener una infraestructura, por ejemplo en materia de centros de salud, ahora nos falta personal que atienda a la gente. Con relación a las escuelas desde el consejo hemos estado haciendo un ejercicio de control para que el gobierno siga cumpliendo con el desayuno escolar.

 

Una de las problemáticas que más nos preocupa es el tema de género. Tengo un especial interés en trabajar para que ellas conozcan sus derechos y para garantizar que éstos sean respetados. Que los abusos, las violaciones hacia las mujeres no queden en la impunidad. Esa es la política que he trabajo como consejala y la cual seguiré adelantando durante estos cincos años que he sido designada.

 

AE: ¿Qué significa recibir la alcaldía en estos días de crisis?

 

Tengo que asumirlo con responsabilidad y tranquilidad. El hecho de que La Paz sea sede del Gobierno hace un poco más visibles las manifestaciones y las concentraciones. Estamos trabajando para evitar las especulaciones como consecuencia de la falta de gas en coordinación con el gobierno central.

 

Nuestra preocupación actual el sistema de prevención frente a las emergencias que puedan ocasionar las lluvias. Nos estamos preparando para hacer frente a esta situación.

 

AE: ¿Qué se siente estar del otro lado de las manifestaciones, no como dirigente sino como consejala y actualmente como alcaldesa?

 

Es otra experiencia es otra vivencia. Claro que tengo más claridad sobre las necesidades de la gente, que son muchas. Como dirigente he venido a pedir, a exigir muchas veces al alcalde respuesta a las necesidades de mi comunidad.

 

Pero ahora como consejala y en estos días como Alcaldesa, me he dado cuneta de que no es tan fácil. Hay que ajustarse a un Plan Operativo Anual, POA y los recursos que la alcaldía destina para la ejecución del mismo.

 

En ese sentido les puedo decir a los dirigentes que hay que priorizar las necesidades de cada una de las zonas de La Paz. Que a pesar de que se hagan obras en cada barrio, la ciudad crece día a día y que las demandas son mucho más grandes. Sin embargo, aún tenemos más de cuatro años para cumplir. Tal vez no podamos resolver todos los problemas pero estamos trabajando y vamos a mejorar.

 

Una de las acciones que estamos adelantando en el cumplimiento de este propósito es el Programa Barrios de verdad. Estos barrios van tener calles asfaltadas, muros de contención para evitar derrumbes, canchas deportivas y sede social.

 

AE: ¿Ha sentido algún tipo de discriminación por su condición de mujer o de indígena?

 

No, por el contrario me he sentido muy apoyada. Nosotras mismas tenemos que poner un alto y romper con la discriminación de cualquier tipo.

 

AE: ¿Qué mensaje enviaría a las mujeres indígenas de Colombia?

 

Que debemos sentirnos orgullosas de representar a nuestro pueblo, a nuestras comunidades. Que nuestros ideales se cumplan en beneficio de todas las mujeres. Que no existe ninguna razón para avergonzarse por su condición de indígena, por el contrario esto deber ser una motivación para trabajar por sus pueblos, porque también tenemos boca y cabeza para decir lo que queremos.
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